martes, 26 de mayo de 2015

CAMPANAS DE SANTIAGO


 
Comenzamos la semana con sonidos de campanas, campanas de la iglesia de Santiago que llevaban una década calladas y que anunciaron que, en unos meses, se abrirá un templo qué más quisieran tenerlo como catedral muchas diócesis del mundo y que ha sido el símbolo de un barrio de arte y de fama más allá de nuestras fronteras.

Sin lugar a dudas, cerrando los ojos y poniendo un poco de voluntad, todos somos capaces de evadirnos escuchando sonidos, simplemente, porque la vibración es una fuente primitiva de vida. En ocasiones, las melodías proceden de un instrumento construido a partir de elementos cedidos por la Madre Naturaleza y en otras el productor del sonido es elaborado de forma totalmente artificial. Los sonidos nos ayudan a convivir con ese todo invisible que nos rodea. Pero si, además, el sonido procede de un elemento dentro del ámbito de lo sagrado, como puede ser una campana, la fuerza es todavía mayor.

Tanto la historia de las campanas, como la historia de otros instrumentos es confusa, los italianos dicen que ellos las han creado, y que su nombre proviene de la Campania italiana, pero esto no es tan así, ya que en la China oriental ya se la había estado usando desde hace 4000 años, además está demostrado que en las ceremonias funerarias eran también usadas por los egipcios, y en la India, eran utilizadas en las liturgias dirigidas a sus dioses. A partir del siglo VI se la comenzó a utilizar en las iglesias de Europa.

En las campanas de Santiago hay mucho de la historia de nuestra ciudad, en sus sonidos de bronce vibran los sentimientos de cuantos vecinos consideraron a este templo como algo suyo, algo unido a su propia vida. Cuando el lunes volvieron a sonar esas campanas santiagueras volaron en sus notas cantes puros de casas de vecinos del barrio, de calle Nueva, Cantarería, la Sangre y la Merced; la voz del Padre Corona con sus pobres y necesitados, las saetas al Prendimiento o al Cristo de la Buena Muerte, las oraciones de los Álvarez-Beigbeder, los sones Sacramentales de aquellas procesiones Eucarísticas, los rezos del Asilo y los cantos infantiles del Carmen Benítez. Con las campanas de Santiago sonaron muchas cosas el pasado lunes.

 Los expertos aseguran que las campanas tenían una composición exacta para su construcción, pero más de una vez los fundidores, guiados por alquimistas, magos y sacerdotes, alteraban esa composición dejando así lugar a la magia, surgiendo campanas con poderes muy especiales. Como estas campanas de Santiago que suenan a bulería y a golpes de fragua, con esa magia especial que solo su barrio sabe ofrecer.

 Una leyenda cuenta que alguna vez una campana provocaba afectos alucinógenos a todo aquel que las escuchara, esto se debía a la vibración que producía. Las campanas también han sido utilizadas para ahuyentar de los caminos a los espíritus malignos. Ojalá estas campanas que, desde el pasado lunes, han vuelto a sonar ahuyenten no solo el mal fario que parece que cayó sobre Santiago hace siglos sino que también, con su magia, llene de vida a todo su barrio y con él se siga llenando de arte y de vibraciones a Jerez entero.
(Artículo que publiqué el pasado domingo 24 de mayo de 2015 en INFORMACIÓN JEREZ y el martes siguiente en VIVA JEREZ).
 
Postal añeja de la fachada de la iglesia de Santiago.
 
 Ojalá ha ((

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