EL pasado día 30 de junio una nueva etapa de la historia de nuestra ciudad ha vuelto a cerrarse, una institución con más de cincuenta años de vida, por motivos imperativos, se ha visto obligada a abandonar su estancia con los jerezanos. EI primitivo Aeródromo Carlos Haya, y actual sede del Ala 22 ha tenido que arriar por última vez la bandera nacional tras la clausura de sus instalaciones.
Cincuenta y cinco años han pasado desde que el Ayuntamiento de Jerez donara, para uso militar, unos terrenos conocidos como “La Parra”, al Ejército del Aire. Desde aquellas antiguas dependencias de Madre de Dios, el equipo de Aviación o los Gruman AIbatros, hasta la moderna torre de control o los actuales P-3 Orión de lucha antisubmarina, muchas transformaciones ha sufrido la infraestructura militar y la operatividad del Ejército es muy distinto de aquellos primeros años.
Con la desaparición de Ala 22 con sede en 1a Base Aérea se cierra todo un periodo de intensa colaboración entre la sociedad jerezana y el estamento militar. La presencia de la Base de la Parra, integrada por muchos hombres que por vocación profesional o por obligado servicio, han desfilado por sus instalaciones, ha sido una constante en todos los aconteceres de la vida local y pasa ya a ser parte de nuestra propia historia más reciente.
Una historia local que no olvida la importante colaboración en momentos tan dramáticos como el incendio originado junto a los depósitos de Campsa, en la catástrofe de trenes en la cercanía del Cuervo o incluso en la trágica noche de la explosión de Cádiz, en donde el cuerpo de Bomberos de la Base Aérea tuvieron una destacada actuación. Tampoco hay que olvidar su presencia en actos festivos y religiosos en los que la tropa y la banda de Aviación ofrecieron su granito de arena para el mayor esplendor de las celebraciones.
Destacando también la aportación de muchos caballeros del Aire a la vida de la ciudad, ostentando cargos de relevancia en distintos estamentos locales -casinos, equipos de fútbol, asociaciones religiosas, bodegas, hospitales, hasta como miembros de la corporación municipal jerezana; nombres como Luis Pardo, Jesús Grandes, Pedro González, Jaime Bachiller, Carlos González, Juan Fiz o el Padre Saturnino, por citar sólo algunos, han contribuido de forma destacada en diferentes esferas de la vida ciudadana. Sin olvidar, por supuesto, al servicio meteorológico, de tanta ayuda para la información del ciudadano.
La Base de la Parra –como el regimiento de España, los lanceros de Villaviciosa. o el regimiento de Infantería motorizada XXII- es ya parte del pasado, atrás queda cincuenta y cinco años de historia, quince mil personas, setenta aviadores muertos en acto de servicio y una impronta en el recuerd0 de los jerezanos.
Pero su presencia no ha sido infructuosa, Jerez cuenta con una importante red de comunicación aérea, gracias a la creación de un aeropuerto de líneas civiles construido gracias al apoyo militar. Y además como imperecedero recuerdo de la presencia del Ejército del Aire en nuestra tierra quedará una Corporación creada hace cerca de cincuenta años, con la colaboración de esta Base Aérea, para honra de su amantísima Patrona de la Virgen de Loreto y como vínculo de unión entre la ciudad v el estamento militar.
La Hermandad de Ntra. Sra. de Loreto queda como casa común de todos aquellos que un día formaron parte de la Base de la Parra y que hoy no han querido abandonar su ciudad de siempre.
La Hermandad abre sus puertas para que ese vínculo de tantos años no se rompa, que cada diez de diciembre surja un nuevo encuentro fraternal, no ya en el viejo hangar adornado por Borrego, sino bajo la gran cúpula del templo de San Pedro, donde la mirada virginal de la Madre de Loreto, seguirá velando por todos sus hijos.
Momento de homenaje a los caídos en el acto de despedida de la Base Aérea de Jerez Autoridades asistentes al acto de despedida |
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