Humanista, cristiano y soñador, Juan Delgado Alba fue un destacado abogado y cofrade sevillano. Su intensa vida cofradiera le llevó a pronunciar un sinnúmero de charlas por la geografía andaluza, incluyendo Jerez. Prolífero articulista y escritor, dejó para siempre escrito un antológico primer tomo de la colección “Semana Santa en Sevilla”, editado en 1982 por la Biblioteca de Ediciones Andaluzas S.A., cuyo director Antonio Zoido lo definió como el hombre capaz de sentir esa realidad que está por debajo de todas las cosas, esencia o noúmenos, realidad incógnita para los demás.
Uno de los capítulos del libro lo titula visita indeseada: “La tarde, que fue azul, se ha cubierto de grises. La luz parece volverse opaca. Hay en el cielo, correr de nubes empujadas por un vientecillo fino y cortante. Primero hizo calor; nuestros cuerpos sudaban y acusaban el cansancio y el desasosiego que acompañan al bochorno. Ahora, el viento, se clava en nuestras carnes como puntas de alfileres. Huele a humedad. Es, este olor a humedad, un aroma tan viejo como la primera edad del mundo, cuando todavía los rayos del sol no habían acabado de secar la tierra, recién hechas por las manos alfareras de Dios. Los árboles agitan sus ramas como si temblaran, no sé muy bien si de deseo o de temor. Caen unas gotas de lluvia que marcan el suelo reseco con las estrellas de muchas puntas en que se abren al chocar contra él. Ya no hay tregua, la invitada no deseada se ha presentado en la tarde cofradiera”. Perfecta descripción de una jornada cofradiera cuando la lluvia cobra protagonismo.
Hemos llegado a la Semana Santa, dejando atrás un seco invierno anunciando una primavera de ensueño, que se ha visto sorprendida con una visita tan indeseada como temida. Pasó el tiempo de vísperas, donde todo se presiente desde que alguien, un día, nos dijo –Ya huele a Semana Santa - . Pasó la primera convocatoria en el cancel de la iglesia, la “igualá” de costaleros, la llegada de la cera, las visitas a orfebres y bordadores, los contratos con bandas y acólitos. Pasaron los domingos de Besamanos, la solemnidad de los cultos, los cabildos de salida, el reparto de túnicas y papeletas de sitio, el Pregón, los montajes de pasos y altares de insignias. Pasaron tantas cosas que parece increíble que de nuevo estemos en Semana Santa y todo ello sin importar que llueva o ventee, sin importar nada porque todo, hasta “los ensayos”, se pueden hacer de puerta para adentro, pero llega la Semana Santa y con ella, un año más, la visita indeseada, el agua que tanta falta le hace a los campos y tan poca a la Semana Santa.
Se inicia una Semana Santa con tiempo inestable, como inestable es ahora todo lo que nos rodea, como inestable es cada vez más una sociedad que ni ella misma sabe hacia donde camina. Esperemos que la luz del sol vuelva a brillar porque como diría Delgado Alba: “ Sin él, sin el medallón del sol que cada Domingo de Ramos cuelgan en el aire los ángeles custodios de esta tierra, nuestros ojos no captarían la belleza de las formas ni la fuerza del color.” Que el sol vista de dorados reflejos la ciudad esta Semana Santa, una Semana Santa que, como la Cuaresma que hemos dejado atrás, nunca termina siempre pasa por mucho que una visita indeseada rompa todos nuestros planes.
(Artículo publicado en Jerez Información el pasado domingo 1 de abril de 2012 y al día siguiente en VIVA JEREZ)
Artística imagen del ayer de la Cofradía de la Borriquita en su regreso a la escuela de San José bajo la lluvia. |
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