Miembros de la sección sindical de CGT en el Ayuntamiento y afiliados a este sindicato protagonizan desde el pasado martes un encierro indefinido en la iglesia de San Francisco. Los manifestantes reclaman un “cambio de actitud” del Gobierno local respecto a la aplicación del Plan de Ajuste económico y especialmente en lo que se refiere a las medidas que afectan a la plantilla de trabajadores.
El encierro en las iglesias no es de ahora, en aquellos primeros pasos temblorosos de la Transición, por toda España se ponían los ojos en los templos como refugio y altavoces de las reivindicaciones sociales y políticas. En Córdoba el Obispo Cirarda, que fuese obispo auxiliar de Sevilla y vicario de Jerez, a quien le tocó vivir los últimos tiempos del franquismo y las primeras elecciones en democracia, se había mostrado dispuesto a cobijar en algunas iglesias varias reuniones obreras, llegando incluso a referirse a ello en una pastoral. En cuanto a Infantes Florido, había sido en Las Palmas el primer obispo que tuvo encerrados a obreros y líderes políticos en la catedral. “Los acogí con la vista puesta en el futuro que traía estas auras, unas veces acertadas, otras interesadas o manipuladas –comenta–. Pero lo hice consciente de que prestaba un servicio a la libertad, tan necesaria, y al respeto ante la causa de los derechos humanos. Lo vi con claridad y hoy me alegro de haber recibido aquel golpe de consecuencias negativas para mi persona”.
Ante el 1 de mayo el obispo Cirarda publicó una carta pastoral que trasluce una clara preocupación social, pues Dios, dice, “hizo la tierra para todos sus hijos y quiere que todos participemos en fraterna equidad de todos sus bienes”. Más adelante invoca el amor cristiano para conseguir que “todo hombre con posibilidades de trabajar encuentre el trabajo que necesita, reciba de él lo que precisa para vivir con su familia de acuerdo con la dignidad humana y alcance los cauces necesarios para que los trabajadores, como dice el Concilio con palabra medida, participen a nivel de empresa y en los niveles institucionales superiores donde se toman las decisiones económicas y sociales por sí mismos o por medio de representantes libremente elegidos”.
En el año 2001 el entonces portavoz de la CEE Monseñor Asenjo, hoy arzobispo de Sevilla, se refirió al encierro de emigrantes en varias iglesias católicas, asunto del que acababa de hablar el arzobispo de Sevilla, Carlos Amigo, miembro también de la Comisión Permanente episcopal. Según Amigo, el que los emigrantes recurran a las iglesias para sus encierros de protesta denota 'una especie de claudicación de la democracia'. 'No es que nos moleste a la Iglesia esta situación, pero ¿es que para reivindicar una cosa hace falta encerrarse en una iglesia? En nuestra democracia existen los sindicatos, el Parlamento y otras instituciones, y no debería hacer falta encerrarse en una iglesia para reivindicar algo”, reflexionó el entonces arzobispo de Sevilla.
Jerez no ha sido ajeno a todo este problema social y sus templos, especialmente la catedral y San Francisco han sido noticias recientemente por los encierros sindicales. En estos tiempos en los que tanto se reivindica un “cambio de actitud” con respecto a lo religioso, que tanto se pide que se retiren las ayudas institucionales a la Iglesia y que tanto molestan los símbolos religiosos, llama la atención que haya que recurrir a un templo para hacer presión por cuestiones que no son precisamente religiosas, quizás sea porque al final, para los casos difíciles y desesperados, todos cierran sus puertas menos la Iglesia.
(Artículo publicado en Información Jerez el pasado domingo 22 de abril de 2012 y al día siguiente en VIVA JEREZ)
Fotografía de hace unos años en la que vemos al anterior Obispo de Jerez Juan del Río conversando con los encerrados en la catedral jerezana. |
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