El teatro es una invención de la Grecia antigua, como podemos imaginar en esa época no existían los medios para transmitir de forma fidedigna a grandes públicos los parlamentos de los actores, por lo que, para que los asistentes supieran si se trataba de una comedia o una tragedia, se usaban unas mascaras con una sonrisa o una mueca que a su vez tenían insertas una especie de megáfonos que servían para amplificar la voz de los actores y así poder ser escuchados en la lejanía. A veces como comedia y otras veces como tragedia, en el sentido teatral y en honor al dios Dionisio, así se construyó el teatro griego, la única diferencia en el tiempo actual con el uso de las caretas, es que los políticos siempre las llevan consigo como parte de su cuerpo y muchos, son tan malos actores, que no hacen ni una cosa ni la otra sino todo lo contrario, el teatro clásico lo convierten en una tragicomedia.
No se equivocó el periodista catalán Jordi García Soler al afirmar que todo lo vivido y sufrido en Cataluña durante estos últimos años es teatro, puro teatro. “Ignoro a qué género pertenece -¿esperpento, tragicomedia, farsa, vodevil, astracanada, comedia de enredo, ópera bufa, guiño, auto sacramental, payasada…?-, pero es evidente que su calidad artística es nula. En cualquier caso, mucho me temo que este teatro acabará en drama, tal vez en tragedia. No obstante, en ningún caso adquirirá la grandeza de los grandes dramas teatrales, de las mejores tragedias clásicas.”
Una reflexión que podemos hacer extensiva a la situación de la política nacional. Los comentaristas políticos no se cansan en repetir que las negociaciones que ahora se lleven a cabo para la formación del Gobierno van a estar dominadas por ese carácter teatral que siempre ha tenido la política. El resultado electoral ha configurado un Congreso de los Diputados complicado, pero es el Congreso que hemos decidido los españoles con nuestro voto y los partidos políticos a los que hemos votado tienen la obligación de respetarlo y, más aún, de traducirlo en una legislatura productiva con las palabras diálogo, pacto y consenso encima de la mesa. Los efectos de la crisis junto a la devastación producida por la corrupción, han alumbrado una nueva conciencia política y un nuevo mapa de poder estatal, que antes se repartían dos partidos y que, ahora, se reparten cuatro.
Y si todo esto lo trasladamos además a nuestra ciudad solo hay que seguir el desarrollo de los plenos municipales para poder contemplar cómo cada uno tira para sus intereses partidistas. La falta de unanimidad en la defensa de la unidad de España es prueba de ello mientras se nos tambalea el circuito, la readmisión de empleados, las aportaciones estatales y de la Junta, así como nuestro Villamarta, ahora que hablamos de teatro.
¨Teatro, lo tuyo es puro teatro, falsedad bien ensayada, estudiado simulacro¨, grita La Lupe en una famosa canción de despecho que todavía suena cuando el amargue por un amor perdido se siente entre pecho y espalda. Después de tanta palabrería, de tanto prometer unas cosas para luego hacer otras, de tantas interpretaciones, de tantos papeles aprendidos, que no se extrañen ninguno de nuestros políticos si alguien le vuelva a susurrar en el oído aquello de “Perdona que no te crea. Lo tuyo es puro teatro.
(Artículo que publiqué en INFORMACIÓN JEREZ el pasado domingo 31 de enero de 2016 y al día siguiente en VIVA JEREZ )
El histórico Teatro Eslava de Jerez |
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