viernes, 10 de febrero de 2012

BENDITA ALACENA

           

           DEDICADO A LOS COFRADES DEL PERDÓN QUE EL PRÓXIMO DOMINGO VUELVEN A SU ERMITA DE GUÍA TRAS VARIOS AÑOS DE EXILIO.

Aquel día, como tantos otros, al salir del colegio, me dirigí a la iglesia de Santo Domingo para hacer una visita a la que ya, por aquel entonces, Noviembre de 1975, era motivo de mis desvelos y centro de mis devociones, la Madre de Loreto. Tras unos instantes en su altar como aún era temprano, encamine mis pasos hacia la hoy Iglesia Catedral y una vez allí, poder saludar a Pepe, el sacristán, al que había conocido unos meses antes cuando se preparaba la primara salida del Socorro, y en amena conversación contarme curiosas historias sobre las imágenes que en dicho templo se veneraban.

Entré por la puerta de Visitación y al no verlo entre las naves de la iglesia pasé a la antesacristía, donde seguramente lo encontraría guardando los objetos que habían servido para el culto.

En la Sacristía mayor no había nadie, pero algo me llamo la atención de la pequeña sacristía que le antecede, sobre un cajón había depositada una imagen que nunca había estado allí, me acerque´, y efectivamente, era una Virgen dolorosa con cara de niña y mirada dulce, vestía saya con bordados antiguos y un manto negro sobre la cabeza, sin corona ni joyas.

Estando contemplando mi descubrimiento llegó Pepe, el sacristán, de inmediato le pregunté sobre la bella dolorosa. El me explicó que era la antigua Virgen de la Amargura, que durante años había estado guardada en una alacena, tanto tiempo cerrada que casi se habían olvidado de Ella. Don José Luis, el entonces Abad, quedó prendado al abrir aquel armario y encontrarse entre viejos paños tan excelsa Señora.

La Virgen se había trasladado, de momento a la sacristía, colocándole, si mal no recuerdo, una saya de Santa Rita y por manto el paño mortuorio de la parroquia.

           Pocos días después me llega la información que aquella imagen sería trasladada a Santa Ana bajo el titulo de Ntra. Sra. del Perpetuo Socorro, pasaría a ser titular de la nueva Hermandad del Cristo del Perdón.

No falté a la cita aquel 8 de Diciembre de 1975 y desde que la Stma. Virgen abandonara su casa Catedralicia, en aquellas pequeñas parihuelas portada por los hermanos de las Tres Caídas - Diego Romero, Juan Luis Corrales, Gutiérrez, Jiménez, etc.- la acompañé hasta ser depositada a los pies de su Hijo el divino Crucificado del Perdón.

Han pasado más de 25 años desde el encuentro con la Madre, hoy mi hermandad de Loreto se dispone a cumplir cincuenta años de historia y la Virgen del Perpetuo Socorro espera gozosa en su recoleta Ermita la llegada de un nuevo paso de palio, magistral joyero para tan valioso tesoro.

Cuando en una nueva Estación Penitencial, cada madrugada Santa, el paso de palio de la Madre deposite sus cuatro zancos en el frió suelo de la antigua Colegiata, la Auxiliadora de los afligidos y Perpetuo Socorro de nuestras almas no olvidará que allí en un lugar escondido existe una alacena, que durante muchos años fue la santa casa de la Virgen, como aquella otra que hoy es centro de peregrinaciones en Loreto, morada santa en la que por siempre, habrá un recuerdo que, inscrito con letras de oro, sea memoria eterna de que en aquella bendita alacena permaneció la Madre de Dios hasta que un día saliese al mundo para ser luz de la tierra y Perpetuo Socorro de los hombres.

                (Artículo publicado en el Boletín informativo de la Hermandad del Perdón Nº 68. Junio de 2001. 25 años de la llegada de la Virgen).



La Virgen del Perpetuo Socorro, entonces María Santísima de la Amargura, a finales de los años veinte del pasado siglo junto a los cofrades fundadores de la cofradía amargurista.


La Virgen del Perpetuo Socorro en sus primeros años como titular de la Hermandad de la Amargura.



8 de diciembre de 1975 la Virgen del Perpetuo Socorro es trasladada desde la entonces Colegial a la iglesia de Santa Ana, portaban las andas los cofrades de las Tres Caidas Antonio Gutiérrez, Manuel Jiménez, Juan Luis Corrales y Diego Romero.



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