viernes, 31 de marzo de 2017

VILLALUENGA Y JEREZ




Villaluenga del Rosario es  un municipio pequeño situado en el corazón del Parque Natural de la de la Sierra  de Grazalema. Cuidado y pulcro pueblecito de estrechas y empinadas calles  que se prolongan hasta casi tocar las rocas,   con cuya vegetación  se mezclan, de casas recoletas, con ondulados tejados,  angostos postigos,  pequeñas ventanas y floridos balcones. Construido junto a un enorme macizo pétreo que lo protege, a casi 900 metros de  altitud. Por doquier hay un silencio amable, sin estridencias. Se diría que la vida allí discurre más lenta.

De allí era Pedro Pérez-Clotet, un poeta  y Doctor en Derecho. Escritor perteneciente a la Generación del 27, nacido en Villaluenga del Rosario  el 13 de diciembre de 1902 y fallecido en Ronda  en el año 1966, que en 1925 llega a Madrid para hacer el doctorado y allí asiste a las tertulias literarias organizadas por Juan Ramón Jiménez, decidiendo entonces consagrarse a la literatura.  En 1929 ya había aparecido su primer libro de poemas, Signo del Alba. Crea la revista poética Isla, primera de las numerosas revistas poéticas gaditanas, que contó con setenta y seis poetas que escribieron en la primera época. Al estallar la Guerra Civil Pérez-Clotet, se trasladó a Jerez de la Frontera coincidiendo con el momento en el que nacía la revista Cauces, cuyos animadores pasaron a integrar la nueva nómina de Isla, permaneciendo en nuestra ciudad hasta 1940, dedicándose plenamente a su actividad como escritor.

Allí también, en Villaluenga, una pequeña parte de la historia devocional y cofradiera de Jerez se hace presente en la antigua Virgen de la Mayor Aflicción de la Hermandad jerezana de la Coronación de Espinas, que con tanto celo cuidada el también jerezano Oscar Torres. Devoción de los habitantes del pueblo compartida con el llamado Cristo de la Yedra que  nos trae recuerdos de La Plazuela jerezana.

Pues bien, Villaluenga acoge estos días una nueva edición, y ya van ocho, de la Feria Artesanal del Queso Andalucía. Una cita ineludible que con el paso de los años ha ganado en popularidad. Se espera que al medio millar de habitantes que tiene este singular municipio de la sierra se sumen más de 20.000 personas, que por cinco euros tendrán opción a ocho degustaciones de queso y una copa de vino. Y es que no hay nada mejor, como hemos podido leer, que un buen maridaje de vino para saborear un producto que se puede disfrutar tanto como un entremés como un delicioso postre.


           Jerez y Villaluenga del Rosario unidos por sus productos más afamados. Así se encargaron de demostrarlo en esta pasada semana, en el Consejo Regulador, los profesionales de la Quesería Villaluenga del Rosario en una cata muy especial de amontillado, fino, oloroso y manzanilla, queso fresco, semicurado y curado al romero y exclusivamente de cabra Payoya, en la que el presidente de esta institución, Beltrán Domecq, dio las claves para sacar el máximo rendimiento a esta pareja de lujo.

            Un lujo, sin lugar a dudas, en un espacio singular y único del que dijo el poeta Jorge Guillén que fue inventado exprofeso para la poesía y que el mismo Pérez Clotet, el Azorín andaluz de Villaluenga, calificó como pueblo de papel, de infantil Belén, y que estos días ha sabido hermanarse con Jerez para deleite de todos los lugareños y visitantes, uniendo la belleza de un enclave único con el gozo en el paladar.
 
             (Artículo que publiqué en INFORMACIÓN JEREZ el pasado domingo 26 de marzo de 2017 y al día siguiente en VIVA JEREZ)
 
Antigua imagen de Nuestra Señora de la Mayor Aflicción, perteneciente a la Hermandad jerezana de la Coronación de Espinas y que, tras distintas restauraciones, se venera actualmente en Villaluenga del Rosario bajo la advocación de Virgen de los Dolores.
 


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