La palabra zasca se ha popularizado en las redes sociales e internet
como acortamiento de ¡zas, en toda la boca! Zasca es una
palabra que no existe como tal en el diccionario, pero sí zas, que el Diccionario
de la Real Academia define como una onomatopeya para imitar el sonido que hace
un golpe, o el golpe mismo. Y eso es lo que viene a significar zasca: como si
te dieran un tortazo figurado, para dar un corte a alguien o avergonzarlo.
También se utiliza para resaltar un hecho sorprendente e inesperado. Se define como refutación brusca, normalmente ingeniosa, de un argumento contrario,
o presentando evidencia contraria.
La jornada del pasado 6 de junio el rey Felipe VI, prosiguiendo en su ronda de consultas con los partidos
que han obtenido presencia en el Congreso
de los Diputados, recibió a Laura Borrás representante de Juntos por Cataluña. La
diputada, después de la recepción y la reunión con el soberano, confesó el
zasca que el Rey le había propinado. Según Borràs, ella fue a hacerse la
graciosa y le soltó a Felipe VI un recado en nombre de Puigdemont: “Dile que me gustaba mucho más como Príncipe de Gerona que como Rey de
España”. La propia Borràs reconoció que el rey anduvo fino de cintura y
replicó: “A mí también me gustaba más (Puigdemont) como alcalde
de Gerona que como presidente de la Generalitat”. Genial la contestación del
rey de todos los españoles, incluidos los catalanes.
En esto de las zascas el recordado Wiston Churchill, primer ministro que
fuera de Reino Unido, fue todo un experto. Cuentan que en cierta ocasión Lady
Astor, primera mujer que ocupó un escaño en la Cámara de los Comunes del Parlamento Británico le dijo
al carismático político inglés: “Si fuera usted mi marido, endulzaría su café
con veneno”. A lo que él le replicó: “Nancy, y si yo fuera su marido, ¡me lo
bebería! En otra ocasión, Winston le espetó: “Nancy, es usted una criatura
horrible”. “Y usted está borracho, Winston” respondió ella. “Bueno”, fue la demoledora
respuesta, “al menos mi estado habrá cambiado por la mañana”. El dramaturgo, crítico y polemista irlandés
Bernard Shaw envió a Winston Churchill dos entradas para la noche de estreno de
Santa Juana “una para usted y otra para un amigo, si es que tiene alguno”.
Churchill le contestó de inmediato, devolviendo las dos entradas, con una nota
en la que lamentaba no poder asistir la primera noche: “Pero me gustaría tener
entradas para la segunda” continuaba “si es que la hay…”
En Jerez también hemos tenido
auténticos expertos en esto de las zascas. Uno de ellos fue Mariscal, popular
anticuario de la calle Ponce. En cierta ocasión se había dejado la perilla y
paseando un día por la calle Arcos, uno que le conocía y que se encontraba
acompañado de un grupo de amigos, para hacerse también el gracioso como la
diputada catalana, le dijo alzando la voz para que todo el mundo se enterara y
en referencia a su perilla: ¡Mariscal, solo te faltan los cuernos para parecer
un chivo! A lo que Mariscal, con la gracia y espontaneidad que le caracterizaba,
le replicó con voz potente: ¡Pues a ti, nada más que te falta la perilla! Nunca
más se le ocurrió a nadie de los que estaban allí hacerse el gracioso a costa
de Mariscal. Lo mismo le habrá ocurrido a Puigdemont.
(Artículo que publiqué en INFORMACIÓN JEREZ el pasado domingo 9 de junio de 2019 y al día siguiente en VIVA JEREZ)
Pepe Mariscal, barbero de la jerezana calle Ponce y anticuario. Fotografiado en la peña Los Cernícalos demostrando su arte. |
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