martes, 11 de septiembre de 2012

PRIMER DÍA EN PRIMARIA


 
Aún recuerdo aquella mañana de mi ingreso en primaria en el colegio La Salle de la Alameda Cristina. Tras un cursillo durante el verano en la clase de primero con D. Manuel Diosdado, ya que gracias a las enseñanzas de la señorita Isabel, aquella profesora que venía a casa todas las mañanas, me permitieron incorporarme directamente al segundo curso, que dirigía entonces el jovencísimo profesor D. Pedro Aníbal, el que con los años sería el primer director seglar de la Escuela de San José.

Al traspasar aquella reja que delimitaba el patio exterior, el vestíbulo con la librería al fondo donde el hermano Julián despachaba textos de Bruño, reglas de madera y cuadernos, y el elegante patio que un día fuera del Hospital de la Candelaria con sus columnas de mármol, sus arcos de medio punto y su enlosado blanco y negro, todo tuvo su misterio hasta que tocó la campana y nos pusieron en fila mirando a la clase. Era aquella misma fila de cada mañana con rectitud casi militar, con la distancia entre compañeros que marca la largura del brazo, con himnos patrióticos como aquel de "Isabel y Fernando el espíritu impera, vamos siempre gloriando la sagrada bandera. Esta España gloriosa nuevamente ha de ser la nación poderosa que jamás dejó de vencer.....", cuando aún la palabra España no molestaba ni en los nombres de las barriadas, y para entrar en clase la marcha de voluntarios, que un día un bromista hizo cambiar por el 'Vivo cantando" de Salomé para regocijo del personal, quizás porque nadie le sacó connotaciones políticas. Luego cada alumno a su pupitre de madera, con asientos de listones y tapa abatible hacia arriba donde se guardaban los libros, su pequeño hueco circular para el recipiente de la tinta china, aunque en aquella época, finales los sesentas, los bolígrafos BIC ya estaban haciendo furor.

Más de ochenta niños formaban mi clase y a todos hubo que encajarlos en un aula que entonces me parecía inmensa y que hoy sería muy difícil de imaginar para tal cantidad de alumnos. La luz mañanera de los grandes ventanales que daban a la calle San Juan de Dios alumbraban aquellas caras de flequillos a lo Marcelino y corbatitas con elásticos, que entre el desconcierto y cierto temor hacia lo desconocido dejaban sobre el costado de sus pupitres las estrenadas maletas de material duro y grandes hebillas.

Con los primeros cursos de Primaria llegarían los nuevos amigos, el tiempo de recreo, las chucherías en el puesto de Ana, junto a los servicios del patio; las caras de aquellos profesores de los chicos D. Gervasio, D. Camilo de Caso, el hermano Ricardo; el hermano Enrique, el Prefecto, y el hermano Juan Delgado, el entrañable director de las bolitas de anís. A todos ellos era más fácil conocerlos porque los del Bachillerato, aunque sólo estaban en el piso de arriba, parecían casi inalcanzables.

          El lunes mi hija ingresará en Primaria y volverá a revivir muchas sensaciones y sentimientos con los que yo me encontré hace justamente cuarenta años, nuevos compañeros, nueva clase, nuevo profesor, ya será otro colegio y otra época, ya no habrá cantos patriotas ni maletas de hebillas, ya el número de alumnos es más limitado y los planes de educación distintos, ya los hábitos religiosos escasean y las bolitas de anís brillan por su ausencia, ya los tiempos son otros, no sé si mejores o peores depende del punto de vista de cada cual, lo que sí es verdad es que la vida sigue y en el fondo, como la materia, nada desaparece todo se transforma, ni siquiera las sensaciones de un primer día de colegio, porque por mucho que cambie la sociedad y por mucho que evolucione la educación los sentimientos de un niño son siempre los mismos.
          (Artículo publicado en Información Jerez el 13 de septiembre de 2008. Ayer se inició un nuevo curso y mi hija enfila ya su recta final en primaria.)
Patio del desaparecido colegio La Salle de la Alameda de Cristina donde pasé mis primeros años escolares.


Claustro de profesores del colegio La Salle de la Alameda Cristina a mediados de los años sesentas del pasado siglo, con el Hermano Juan como director.
 

 

1 comentario:

  1. Articulo lleno de buenos recuerdos y mucho cariño. Increible como todos esos pequeños momentos se graban en nuestra mente y nos devuelve esas imagenes, olores, sonidos y recuerdos en fraccion de segundos, siempre eternos. No podria ser descrito con mas dulzura. Encantador. Un abrazo,
    Alfonso

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