Esta semana ha
circulado por las redes sociales un video en el cual se puede ver un frondoso
árbol de la jerezana avenida República Saharaui caer sobre el asfalto por los
efectos de una tala que sesgaba su tronco. Ecologistas en Acción ha denunciado
hace apenas unos días lo que, a su juicio, considera un nuevo ‘arboricidio’ en
la ciudad ya que aseguran “existían alternativas” para salvar la arboleda
eliminada.
Todos
las páginas especializadas en ecología inciden en afirmar que las áreas verdes,
y más concretamente su arboleda, son claves para mejorar la salud de la
población, pues actúan como pulmones que renuevan el aire polucionado, al
tiempo que relajan y suponen una evasión necesaria para olvidar el hormigón,
constituyendo auténticas burbujas de naturaleza que rezuman e insuflan vida. Son
innumerables los estudios que han concluido la conveniencia de tener árboles
cerca del hogar. Los árboles son muy beneficiosos para el medio ambiente urbano. Cumplen varias funciones que favorecen a la ciudad y, por
ende, a sus habitantes. En primer lugar, mejoran la calidad del aire pues son
agentes activos que reducen la contaminación atmosférica. Si en las grandes
ciudades no hubiera árboles, el tráfico haría casi imposible vivir en ellas. Los
árboles generan oxígeno, absorben dióxido de carbono y retienen los polvos y
partículas que se mantienen en el ambiente. Pero, además, también reducen el
molesto ruido que se produce en la mayoría de las grandes ciudades, tráfico,
cláxones, sirenas, gritos, obras, todos estos molestos sonidos resultan
atenuados por los follajes de los árboles, que hacen una labor de barreras
antisonido, de aislantes acústicos, retrasando o, incluso, deteniendo las ondas
sonoras.
Los árboles
regulan y actúan sobre el clima, ya que aumentan la humedad del ambiente y
disminuyen la temperatura en verano y la aumentan en invierno, además de
generar corrientes de aire y constituir pantallas contra el viento, la lluvia,
la nieve, el granizo o los rayos solares. Así mismo, los árboles que no están
rodeados de hormigón y cemento, purifican las aguas que se filtran por el
suelo, pues sus raíces actúan
como descontaminantes, reteniendo nutrientes y agentes patógenos.
No sólo es
importante preservar los árboles que constituyen bosques y selvas. Los parques
de las ciudades y los paseos y avenidas que cuentan con árboles sanos son
esenciales para que el ciudadano disfrute de una mejor calidad de vida en la
ciudad. Que mitigue, en cierta medida, los inconvenientes de vivir en una gran
urbe.
Cuando vemos
fotos aéreas de Jerez de hace solo unas décadas comprobamos, con sorpresa y
admiración, el inmenso anillo verde que rodeaba a la ciudad. Una frondosa
arboleda que, con las nuevas urbanizaciones, ha ido desapareciendo poco a poco,
privando a sus habitantes de ese gran pulmón natural tan necesario como
gratificante. Así y todo, si la tala indiscriminada de árboles no sigue siendo
noticia, los jerezanos aún podemos disfrutar de una variada y extensa arboleda
que hay que seguir conservando. Los árboles
también son un bien patrimonial de nuestros pueblos y ciudades que necesitan
ser cuidados adecuadamente para que no desaparezcan.
En este contexto es preciso recordar la cita de aquella antigua ley de la defensa del árbol en periodos de guerra: "Cuando
sities mucho tiempo alguna ciudad para combatir contra ella, a fin de tomarla,
no destruyas su arboleda alzando en ella el hacha, porque de ella podrás comer
el día de mañana”.
(Artículo que publiqué en INFORMACIÓN JEREZ el pasado domingo 4 de noviembre de 2018 y al día siguiente en VIVA JEREZ)
Vista aérea del jerezano barrio de San Pedro, al fondo la inmensa arboleda que rodeaba en el pasado a la ciudad. |
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