viernes, 23 de noviembre de 2018

RECORDANDO A LAS OBLATAS


 
 


La ministra de Trabajo, Magdalena Valerio, aseguraba hace unos días que a su departamento le han "colado un gol por la escuadra" por dar el visto bueno a la constitución de un sindicato de trabajadoras sexuales. Valerio admite que ha sido "una sorpresa" ver publicada en el BOE la legalización del “Otras”, la Organización de Trabajadoras Sexuales. La ministra aseguró que pedirá a la Abogacía del Estado que inicie los trámites para declarar esta resolución "nula de pleno derecho". La decisión de la ministra ha indignado a las promotoras del sindicato. Concha Borrell, secretaria general de “Otras”, la acusa de "querer defender los intereses de la patronal y no el de las trabajadoras", no ahorrando críticas a la ministra: "El actual PSOE, un partido creado por sindicalistas para defender a los trabajadores, se ha preocupado tanto de tener un gran abanico de mujeres en el gobierno que no se ha preocupado de que sean competentes". Y remató: "Si le hemos colado un gol, que contrate mejores porteras".

Mejores porteras tuvimos en Jerez para abrir nuevos horizontes a esas mujeres que se veían obligadas a ejercer la prostitución al no encontrar otra salida. En 1643 Ana Díaz funda, en la esquina de la jerezana calle Gaitán con la plaza del Mamelón, el beaterio de Nazarenas o recogidas para acoger a todas aquellas mujeres que huían de la comercialización de su cuerpo. Siglos después, concretamente el 22 de noviembre de 1891, llegan a Jerez las religiosas Oblatas del Santísimo Redentor. Una congregación que obtiene su refrendo definitivo por la Santa Sede el 19 de mayo de 1895. Desde los inicios los objetivos han sido la creación de un asilo o “refugio” para acoger a jóvenes en peligro de extraviarse moralmente.

A Jerez llegaron de la mano de la Asociación de señoras de las Conferencias de San Vicente de Paúl. Al principio se hospedaron en la casa que tenían las Siervas de María en la plaza de las Angustias. Al poco tiempo Cecilia Isasi dona, altruistamente, una finca de doce aranzadas, llamada San José, en la zona conocida como San Benito, que contaba con una casa con su pequeña capilla, una extensa viña, varios pozos y muchos árboles frutales. Andando el tiempo se introdujeron importantes mejoras en la casa y se construyó una iglesia, gracias a las limosnas recibidas de distintos bienhechores, entre los cuales es de justicia destacar a la familia Domecq. La primera acogida fue una niña de 13 años y se le puso el nombre de Socorro y la segunda una mujer de 60 años que recibió el nombre de Loreto.

Las Oblatas, a la vista de que su casa amenazaba ruina, con el paso del tiempo, levantaron en la misma finca “San José”, un moderno edificio con capilla y residencia para jóvenes. Inaugurándose todo el complejo el 12 de junio de 1977. Como ocurre con otras congregaciones religiosas también las Oblatas se vieron obligadas recientemente a marcharse de Jerez  y sus instalaciones vienen sirviendo actualmente para la labor social  del “Hogar La Salle” que, en cierta medida, continúa con la obra redentora y de acogida que tan meritoriamente llevaron a cabo durante años las religiosas.

 Sirvan estas líneas como reconocimiento a las Oblatas del Santísimo Redentor por  cuanto bien hicieron en Jerez a esas “otras” personas que tanto necesitan que les abran nuevas puertas para reconducir sus vidas.   
 
(Artículo que publiqué en INFORMACIÓN JEREZ el pasado domingo 18 de noviembre de 2018 y al día siguiente en VIVA JEREZ)
 

Madre Antonia María de la Misericordia,
fundadora de las Oblatas del Santísimo Redentor.
   

 

No hay comentarios:

Publicar un comentario