lunes, 27 de mayo de 2019

FRAY RICARDO




El documento de fundación del convento capuchino de Jerez de la Frontera está fechado en Sevilla el 22 de enero de 1661. A partir de entonces el convento de capuchinos jerezano posee una rica y abundante historia. El 6 de febrero de 166l se bendice la primera capilla con la gozosa asistencia del padre Francisco de Jerez, promotor de la fundación. En 1679 se inaugura una nueva iglesia y convento, gracias a las cuantiosas limosnas y trabajos voluntarios de los jerezanos.

Los capuchinos de Jerez han ofrecido a la ciudad, desde su fundación, esculturas y pinturas de reconocido mérito, destacando sobre todo, la portentosa imagen del Cristo de la Defensión; honrándose, en sus dependencias, con la presencia de destacados capuchinos como el beato Diego José de Cádiz. Destacado capuchino fue también el mencionado padre Francisco de Jerez, eminente por su sabiduría y sus virtudes, por sus excelentes dotes oratorias fue predicador en la corte de Felipe IV.

Digno heredero, como orador, del padre Francisco de Jerez fue el recientemente fallecido Fray Ricardo de Córdoba O.M.F.. Ricardo del Olmo López en la vida civil, fue  ordenado en Córdoba el 8 de diciembre de 1975. Estuvo destinado en diversos lugares entre ellos en la barriada de Alcolea de Córdoba, en el convento de capuchinos de Córdoba llegando a ostentar el cargo de Hermano Guardián, fue trasladado al convento que dicha orden tiene en Sevilla ejerciendo igualmente el mismo cargo, siendo su último destino en Jerez. Conocí a fray Ricardo hace más de tres décadas, un Sábado Santo en Sevilla, donde estaba entonces destinado, me acompañaban varios cofrades de la jerezana y franciscana cofradía de la Defensión, en la plaza del duque quedamos y allí departimos sobre lo divino y lo humano mientras pasaba ante nuestros ojos las solemnes corporaciones del Sábado Santo hispalense. Posteriormente empecé a conocer su faceta artística en el Simpecado que diseñó y pintó para la Hermandad de la Yedra y en aquella exposición sobre su extensa obra que tuvo lugar en los salones de la Diputación de Córdoba, muestra que visité a principios de la pasada década de los noventa. Con su llegada a Jerez nuestro trato fue más fluido, seguidor de esta columna semanal siempre que nos veíamos la conversación era inevitable sobre los temas artísticos y cofrades. Marchó hace poco a su Córdoba natal  y allí me ha sorprendido su adiós.

 Cuentan  que el fraile Ricardo siempre llevó impregnado en su espíritu el carisma franciscano, ejerciendo su pastoral mediante la predicación y el culto, complementado con su faceta de cofrade, pregonero, diseñador e impulsador de cofradías de Semana Santa, tanto en Córdoba como en toda Andalucía. Una actividad que la conjugó perfectamente como parte integrante de su labor pastoral.

El mismo día que muchos amigos de fray Ricardo, venidos de distintos puntos de Andalucía, se despedían de él en el convento de capuchinos de Córdoba, en la capital hispalense se coronaba canónicamente la Virgen de los Ángeles, la titular de la antigua cofradía de los negros de Sevilla, la Virgen que acompañó tantos años como director espiritual.  En los cielos que perdimos volvería entonces a sonar la voz de Machín cantando, en honor de aquel que pasó su vida entre su vocación franciscana y el lápiz de su legado artístico, su “Pintor nacido en mi tierra, con el pincel extranjero. Pintor que sigues el rumbo de tantos pintores viejos….”
(Artículo que publiqué ayer domingo, 26 de mayo de 2019, en INFRMACIÓN JEREZ  y hoy se ha vuelto a publicar en VIVA JEREZ) 
 
Fray Ricardo en una fotografía del ayer ante el popular Cristo de los faroles y el templo de los capuchinos de Córdoba.
 

 

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