Lo he dejado escrito en más de una ocasión, llenamos las playas en primavera, cuando el frío aún se hace notar y las dejamos vacías en septiembre cuando en pleno veranillo de los membrillos los calores son insoportables. Comenzamos a cantar saetas y a tocar marchas procesionales cuando aún quedan muchos días para el Domingo de Ramos y cuando, en Jerez, había procesiones el Sábado Santo, las calles estaban casi vacías. El fin de semana anterior a la Feria las casetas y el real están concurridísimos y el domingo de Feria, por antonomasia, da pena ir por el poco ambiente que queda. Se llena el Rocío el fin de semana cuando todavía la Señora no ha salido y cuando la Virgen entra en la ermita el público ha decaído notablemente. Y el colmo es la Navidad, un mes antes celebrando una conmemoración que aún no se ha producido. Es el azote del consumismo unido a esa manía por celebrar las fiestas antes de tiempo, a lo que se le añade el gusto por la novelería.
«Cuanto antes nos recuerden que empieza la
Navidad, antes compramos artículos relacionados», explicaba Jesús Gil,
investigador del Departamento de Marketing de ESIC. Aún estábamos en ese otoño veraniego
que nos ha regalado este 2013, con el recuerdo reciente de la playa, el bañador
y las olas, con unas temperaturas que apetecían aún las mangas cortas y las
chanclas y, un año más, la televisión empezaba a colarnos anuncios navideños,
los supermercados nos metían ya por los ojos turrones y mantecados, y
comenzaban a anunciarse las primeras zambombas. Pues no. Todavía no es Navidad, falta un mes.
Como un símbolo de
esta tendencia global a ir adelantando poco a poco la celebración de la
Navidad, el pasado año varias tiendas de la Quinta Avenida en Nueva York
quitaron las calabazas y calaveras pocas horas después de Halloween, para ya dar
paso a los motivos navideños y China que pesar de ser un país en el que la religión
católica es residual (sólo un 1,8% está bautizado) se han quedado con la parte
consumista del asunto y potencian
la Navidad como un vehículo más de marketing y símbolo a copiar de occidente.
Como en toda
celebración importante hay un tiempo de preparación. La Iglesia lo llama
Adviento que significa "llegada" y claramente indica el espíritu de
vigilia y preparación que los cristianos deben vivir durante los cuatro
domingos que anteceden a la fiesta de Navidad. Al igual que se prepara la casa
para recibir a un nuevo miembro de la familia y celebrar su estancia. El tiempo
de Navidad empieza en las vísperas del 25 de diciembre y acaba con la fiesta
del Bautismo de Jesús, el domingo después de la Epifanía. Tenemos cuatro semanas antes
para preparar el acontecimiento y un tiempo para la celebración del nacimiento
de Jesús, antes, digan lo que digan, no es Navidad.
(Artículo publicado en Información Jerez el pasado domingo 24 de noviembre de 2013 y al día siguiente en VIVA JEREZ)
La calle Mesones en plenas Navidades de un Jerez ya pasado. En primer plano la recordada confitería de los Hermanos Perea. ( Fotografía de Miguel Perea Montes) |