sábado, 26 de mayo de 2018

LA ESPAÑA TRAGICA




         Hace justamente un siglo se produce en nuestra demarcación una intensa agitación social, conociéndose como “trienio bolchevique” (1918-1921), llamado así por la revolución rusa de Octubre de 1917. En mayo de hace un siglo nace la Federación Regional Obrera Andaluza. Uno de sus primeros objetivos fue la coordinación de acción entre los trabajadores del campo y los obreros fabriles, aunque los resultados no fueron los deseados. Otro de sus objetivos fue el de romper el tradicional aislamiento existente entre la Andalucía Oriental y la Occidental. Las primeras protestas tienen lugar en Sevilla y Málaga. En julio de 1918, en Jerez, CNT y UGT se manifiestan conjuntamente. Un periodo enmarcado en la crisis de la Restauración, en la que se produjeron importantes conflictos sociales en España, utilizándose habitualmente la expresión de forma restringida para referirse a las revueltas, manifestaciones y huelgas que se produjeron en la mitad sur de España, especialmente en el campo andaluz.

Fue en 1918 cuando se convocan las primeras huelgas generales y según reseña el Diario “El Guadalete” la provincia de Cádiz padece problemas económicos. En Jerez, su primer edil Marcelino Picardo Celis y el teniente de alcalde Pablo Porro Bermejo fueron los encargados de calmar las necesidades más perentorias.

Aquel año de 1918 llega a Jerez un grupo de cineastas dirigido por Rafael Salvador para rodar el film “La España Trágica”. Esta producción, sobre el mundo del toro y el bandolerismo, tendría un gran éxito y años más tarde se rodaría “Tierra de Sangre”, contando en sus primeros papeles con el torero, actor, fotógrafo y realizador de cine español Antonio Calvache, bautizado en la iglesia de San Miguel de Jerez de la Frontera, donde transcurrió su infancia y adolescencia antes de trasladarse a Madrid. Era hermano pequeño de los también fotógrafos Diego Calvache Gómez de Mercado [] y José Calvache Gómez de Mercado —que firmaba con el nombre de «Walken»—. Después de ganarse gran prestigio en el mundo de la fotografía su situación económica se fue deteriorando y al final de su vida vivía, en la calle Atocha de Madrid, vendiendo las fotos de su mejor época en el rastro madrileño y carteles taurinos en las Ventas. Murió en la más absoluta soledad y abandono en 1984.

Tanto aquel “trienio bolchevique”, como esas huelgas generales, como la propia vida de Antonio Calvache o de su hermano José, que murió en la Guerra Civil, nos viene a hacer presente esa España trágica, de desigualdades entre regiones, de conflictividad laboral, de revueltas y de injusticias sociales y podría haber servido para otra película con igual título a la que se rodó hace un siglo.

Seguro que más de una persona que lea estas líneas está pensando que aquella España de hace un siglo se parecía a la España actual. Lo vivido,  o más bien oído, esta pasada semana en la política catalana, con motivo de la elección y posterior toma de posesión del nuevo presidente autonómico de Cataluña, nos sigue haciendo presente esa otra “España trágica” peliculera que desde el secesionismo nos han querido vender, cuando el desafío independentista encaja más con "La gran mentira", film de los años 50 dirigida por Rafael Gil y con guión de Vicente Escrivá. Lo ocurrido esta pasada semana en Barcelona más que una película es una pesadilla de la que la inmensa mayoría de los españoles deseamos despertar de una vez. 
(Artículo que publiqué en INFORMACIÓN JEREZ el pasado domingo 20 de mayo de 2018 y al día siguiente en VIVA JEREZ)
 
 
 
 
 
  

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viernes, 18 de mayo de 2018

MANTENER LA ESENCIA




Estamos en tiempos de ferias, días para la fiesta y la fiesta, según los analistas, es uno de los actos o acciones colectivas que los grupos humanos realizan con mayor frecuencia, entraña muchas formas de sociabilidad y como un medio de manifestación social está ligada a las variadas esferas e intereses de poder en virtud de ser un campo propiciatorio de interacciones sociales. Ella sirve como punto de encuentro creando, en algunos casos, un espacio de unanimidad y en otros, construyendo territorios de lo diferente de tal manera que modela lugares de diversidad. La fiesta crea un ambiente nuevo al romper la rutina diaria y al mismo tiempo es una intensificación de la vida en un lapso corto de tiempo, algo que permite construir escenarios donde se manifiesta la incertidumbre de lo fugaz, el desorden del descontrol, el desvanecimiento de las fronteras y también una sensación de la alegría que al mismo tiempo puede servir de tablado de un orden reglado, de un control social, la superposición de la inherencia frente a la regresión y de la puesta en escena de lo desigual sobre la base de un mismo concepto que une.

 Para considerarla como objeto histórico mucho se debe a los aportes del folclore. No hay fiesta sin reminiscencias a sus esencias. Para poder percibir su esencia vale la pena adentrarse en su historia y en el peso de la tradición. Motivo por el cual las innovaciones que sobre ella se apliquen no pueden hacer olvidar la esencia de la fiesta sino de reforzar su fundamento para  potenciar sus señas de identidad, algo en lo que se vienen empeñando los distintos municipios andaluces.

Para la metafísica, la esencia es la realidad persistente más allá de las modificaciones que surgen por lo accidental; esto quiere decir, en otras palabras, que independientemente de los cambios superficiales que atraviese una persona o cosa, su esencia (que representa los rasgos que los hacen únicos) se mantendrá intacta.

Como ya se ha dicho en otras ocasiones al finalizar la celebración de la Feria del Caballo es el momento para volver a calibrar la seguridad en el recinto ferial, para repasar las ordenanzas municipales con respecto a carruajes y caballistas, para tomar medidas en el caso que se hayan incumplido la normativa con respecto a las casetas, para afianzar lo bueno y para corregir lo que haya que mejorar. Y si hay algo que, sin duda, habrá que recuperar y potenciar es la cultura ferial esa que va encaminada a la preservación de las manifestaciones de nuestras raíces, nuestras costumbres, nuestras tradiciones y los signos de identidad local que compartimos, en definitiva aquello que conforma la propia esencia de la Feria del Caballo.

La Feria de Jerez, sin perder aún su esencia, ha evolucionado tanto en aspectos positivos como negativos y presenta actualmente situaciones que ya no pueden calificarse de síntomas porque son auténticas realidades que están reclamando a voces una respuesta.

Aún estamos a tiempo de que entre todos, jóvenes y mayores, adjudicatarios de casetas y caseteros, caballistas y coches de alquiler, jerezanos y visitantes, coordinado todo por el Ayuntamiento y sus técnicos municipales seamos capaces de seguir engrandeciendo nuestra simpar Feria del Caballo, introduciendo los cambios que fuesen necesarios pero manteniendo inalterable la esencia de nuestra gran fiesta, esencia que es lo que afianza su identidad y le ha dado fama en el mundo.
            (Artículo que publiqué en INFORMACIÓN JEREZ el pasado domingo 13 de mayo de 2018 y al día siguiente en VIVA JEREZ)


Antiguos carteles anunciadores de la feria jerezana

jueves, 10 de mayo de 2018

CABALLOS Y MOTOS




En uno de esos foros en los que los aficionados al motociclismo intercambian opiniones y sentimientos sobre el mundo de las dos ruedas pude leer lo siguiente:

“Hace un precioso día y mi cuerpo me pide montar, me enfundo mi pantalón de moto como el de un vaquero en el campo, mis botas, no tienen espuelas pero si refuerzos metálicos, mi chaqueta como el gabán de un polvoriento vaquero, mi casco es como un gorro tejano y las llaves un colt del 45. Me cuesta ya con los años subirme al caballo, es cada día más alto al igual que mi moto parece que va creciendo ¿Crecen las motos con el paso del tiempo? Me subo a ella y tengo que meterle un poco las espuelas para maniobrar en el bóxer (mi garaje) por fin consigo salir marcha atrás, la moto suelta algunas coces, pero está ansiosa como mi caballo, ansiosa de esos caminos negros de la carretera que a mi caballo tampoco le gustaban. Ciño mis piernas, las botas en los estribos, el manillar suelto como las riendas de mi caballo. Tanteo con mis rodillas y el animal obedece, giro a la derecha, después a la izquierda y el aire me golpea en la cara. Subido al infinito pongo una mano en jarras es una monta campera o vaquera, acelero y se lanza al galope tendido devorando kilómetros y la hago tranquilizarse para descansar al trote corto y muy recogida ahora al paso, muy despacito y un toque en su oreja derecha y de nuevo sale despeinado con su crin al viento. Ya por fin, paro en una terraza, la aparco sobre la pata de cabra como el vaquero delante del bar amarra su caballo y me siento a contemplarla con cuidado de los cuatreros que viendo una montura tan hermosa se pueden cegar en el deseo de poseerla.”

            No sabía el autor de este relato si esta fantasía tenía algo que ver con las técnicas de conducción, hablaba de sensaciones y esta era la suya, hablaba de horizontes y se sentía en su moto como un vaquero cruzando el Oeste Americano o más bien como un jinete jerezano cabalgando por las dehesas o desacelerando para recorrer al trote el Real de la Feria del Caballo.

La coincidencia este año de los dos eventos feriales, la del campeonato de motociclismo y la Feria del Caballo, han hecho posible esa fusión entre el noble animal y la máquina, entre la naturaleza y la técnica, entre esa sensación de sentirse centauro sobre cuatro patas o sobre las dos ruedas. El rugido de las motos darán paso al relinche de los equinos, el cuero a los trajes cortos, los cascos a los sombreros de ala ancha, las llantas a las espuelas, el hierro de los motores al hierro de las yeguadas.

Dicen los que saben de esto que hay muchas similitudes, pero no en la moto o el caballo, sino en el espíritu de quien los monta. Una de ellas, es la sensibilidad. Parece increíble que para tener una buena relación con la moto el piloto tenga que tener sensibilidad y percatarse de las necesidades de una máquina. ¡Pero es así! ... Igual que con el caballo. Dos mundos que coinciden y que este año, por distintas circunstancias, se han fusionado en Jerez por esa magia que esta ciudad tiene para unir aquello que parece tan distante.
(Artículo que publiqué en INFORMACIÓN JEREZ el pasado domingo  6 de mayo de 2018)
 
 
 
 
 

jueves, 3 de mayo de 2018

PEMARTÍN


 


En el año 1771 en Oloron de Saint Martin, una pequeña ciudad del sudoeste de Francia, nace Pedro Julián Pemartín Rodez Ramaá y Goaf, un emprendedor que  en 1815 contrae matrimonio con Mercedes Carolina Laborde y que, tras hacer fortuna en México, se instala directamente en Jerez con sus propias bodegas. Su hijo Julián María Pemartín Laborde, nacido en 1816, casó con Cristina Hernández Boudrix, con la que no tuvo hijos, fijando su residencia en la calle Porvera nº 3 y 5, él fue el promotor de la construcción del palacio conocido como Recreo de las Cadenas. Su hermano José, casó María Elisa Carrera y Aramburu, natural de Cádiz, y tuvo a Julián Pemartín Carrera, bodeguero jerezano copropietario de la Viña El Cerro (que sería residencia de José María Pemán y Pemartín) y cuyas bodegas estaban en la Huerta Pintada tras su casa solariega en la calle Diego Fernández Herrera, edificio que luego sería convento de las Siervas de María y hoy de uso hotelero.

En esta casa de la calle Diego Fernández Herrera esquina a Portería nació en 1901 el escritor y poeta Julián Pemartín Sanjuán que tras su boda con Mercedes Díez y Zurita, establece su domicilio primero en la casa palacio de Camporeal de la calle Benavente y, después, en la hermosa casa de los Villavicencio de la plaza San Juan, también llamada de los Marqueses de las Mesas de Asta, en donde nacen el resto de sus hijos y lleva a cabo la mayor parte de su gran producción poética. Un palacio cuya estructura general data del siglo XV, pero rehabilitado en el siglo XVIII cuando Petronila María de Villavicencio, Marquesa de Mesas de Asta, reformó las partes más distinguidas del edificio: fachada principal y patio. Sus propietarios primeros habían sido Alvar López de Hinojosa, Caballero Veinticuatro, y su esposa Isabel Melgarejo. Un noble edificio del que destaca su artesonado mudéjar, que ostenta los escudos de los López y de los Hinojosas, del siglo XV. Cuentan que en esta casa Julián Pemartín tenía instalada una maqueta de la 'Ínsula Barataria', que incitaba al juego y al desarrollo de la imaginación de los más pequeños, lo que inspiró su popular cuento 'Garbancito de la Mancha', llevado al cine en el año 1945, siendo la primera película de dibujos animados que se produjo en Europa. Dirigida por Arturo Moreno y en cuya animación trabajaron durante dos años alrededor de cien dibujantes.

Después de algunos años de abandono el palacio de Pemartín fue rehabilitado y es sede actualmente de la Fundación Andaluza de Flamenco. Tras el anuncio, por parte de la Junta de Andalucía, del traslado de los centros documentales que alberga al futuro Museo del Flamenco de Andalucía, el palacio queda en un futuro incierto, motivo por el cual el Pleno municipal celebrado esta semana ha  expresado, por mayoría, su rechazo a dicho traslado, instando además a la Administración autonómica a definir qué pretende hacer realmente en este espacio.

El palacio de Pemartín, con toda su rica historia y su monumentalidad de noble edificio jerezano, requiere de un destino a la altura de su importancia, para que no vuelva a pasar como en esa Ínsula Barataria, donde Sancho Panza ejerció de gobernador con muy mala fortuna entre los pleitos que le planteaban sus vecinos y los asedios de sus enemigos. Quien lo gobierna ahora tiene la obligación de darle la fortuna que merece.
 
(Artículo que publiqué en INFORMACIÓN JEREZ  el pasado domingo  29 de abril de 2018 y al día siguiente en VIVA JEREZ)
 
Julián Pemartín Sanjuán junto a su familia.