Iniciamos el mes de julio y
con él nos llegan las fiestas de San Fermín, ese santo que según la tradición
fue el primer obispo de
Pamplona, aunque su culto no consta documentalmente hasta el
siglo XII, importado de Amiens. Actualmente es co-patrón de Navarra junto a San Francisco Javier y patrón de las cofradías de boteros,
vinateros y panaderos. De entre las personalidades que han llevado por nombre
el del santo pamplonica nos llega muy de cerca el de Fermín Aranda y
Fernández-Caballero nacido en nuestra ciudad en 1866, por lo que en este año se
cumple el siglo y medio del nacimiento de este afamado médico cirujano, político
republicano y bodeguero español.
Don Fermín,
como era conocido por todos sus contemporáneos, inició sus estudios de medicina
en Cádiz para acabarlos en Sevilla, donde se licencia en 1890. Para ampliar su
formación viaja a varias ciudades europeas, entre ellas París. De vuelta a su
ciudad natal abre su propio gabinete en 1893 y más tarde contrae matrimonio, en
1899, con María del Pilar Latorre Nieto con la que tiene tres hijos: Fermín, José
y Pilar. Ese mismo año ingresa en el cuerpo facultativo del Hospital de Santa
Isabel de Hungría de Jerez, responsabilidad que ejercerá hasta su jubilación en
1945.
Pero no solo
se conmemora en este año de 2016 el ciento cincuenta aniversario del nacimiento
de tan ilustre jerezano sino también el centenario de un hecho que le hizo alcanzar
fama nacional, la exitosa operación de urgencia, suturando corazón y pulmón de
un joven herido por arma blanca en 1916. Según nos narra el destacado historiador local
Antonio Mariscal Trujillo en su libro “Jerezanos para la historia”, aquella
operación, que ahora se cumple todo un siglo, supuso un hito en la historia de
la cirugía vascular en España, nada menos que una operación a corazón abierto.
La gravísima herida había interesado al pericardio peligrando la vida del
muchacho. Con los precarios medios de su época y el riesgo extremo, en la misma
Casa de Socorro de la calle Arcos, el Dr. Fermín Aranda lo intervino
eficazmente salvándole de la muerte segura. Aquel éxito quirúrgico tuvo
repercusión en todo el país, haciéndose eco las principales publicaciones
médicas de España, lo que le valió al cirujano la concesión del título de Hijo
Predilecto de Jerez y la nomenclatura de su nombre para la calle Medina.
Posteriormente,
en 1926, y a petición de los profesionales de la sanidad de toda España, el Dr.
Aranda fue distinguido con la Medalla al Mérito del Trabajo, que recibió de
manos del presidente del directorio, Miguel Primo de Rivera. No en balde se
llegaron a contabilizar en 1920 hasta nueve mil operaciones llevadas a cabo por
este eminente cirujano solo en el Hospital de Santa Isabel.
Siendo un
hombre de convicción republicana su actividad como político le llevaría a ser
incluido en la lista del Partido Republicano Radical por la provincia de Cádiz,
saliendo elegido como diputado a Cortes en junio de 1931. Aranda fallecería en
Jerez el 1 de mayo de 1946, valorado y respetado por el bando vencedor gracias
al prestigio de su persona.
Sirvan estas líneas de homenaje y recuerdo a
tan insigne jerezano en el ciento cincuenta aniversario de su nacimiento y en
el centenario de aquel gesto que quedó marcado para siempre en la historia de
la medicina.
(Artículo que publiqué en INFORMACIÓN JEREZ el pasado domingo 3 de julio de 2016 y al día siguiente en VIVA JEREZ)
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