Esta
pasada semana se ha dado a conocer que el IES Fernando Quiñones de Jerez
ha iniciado los trámites para llamarse
Lola Flores. La propuesta, al parecer, ha surgido de la propia
comunidad educativa del centro que considera que la actual
denominación no es la más idónea, teniendo en cuenta que ya existe un instituto
con el mismo nombre en Chiclana, ciudad natal del escritor, y otro en Cádiz.
Del mismo modo, sostienen que al coincidir tres centros en la misma provincia
con este nombre, ha provocado, en más de una ocasión, gran cantidad de
malentendidos administrativos. Si bien el nombre de nuestra genial Lola Flores
es acertado por la singularidad y universalidad de la incomparable artista
jerezana siempre he sido partidario de que los centros educativos llevan nombre
de ilustres pedagogos de la ciudad, por cuanto supone de referencia para los
propios alumnos que allí estudian y honra la memoria de quienes destacaron en
el campo educativo.
En
julio de 2013 un grupo de profesores de educación secundaria, de la universidad y del CSIC presentaron en
Madrid la exposición “Personajes para la
memoria. Trayectoria de ilustres profesores de enseñanza secundaria” que
mostraba a veinte profesores de instituto, a través de unos breves retazos
biográficos y algunas reseñas de sus obras científicas, literarias y
pedagógicas. Testigos y actores de la educación de los jóvenes de nuestro
país, de la formación de generaciones de ciudadanos de diferente procedencia
social y credo ideológico, como ellos mismos lo fueron. Personajes muy
dispares en su formación: poetas, filósofos, geógrafos, historiadores,
filólogos, bioquímicos o naturalistas pero todos tenían en común tanto el
talento intelectual en todas las ramas del saber como el empeño profesional
para convertir a España en una nación más libre por el acceso al
conocimiento. La singularidad de personajes para la memoria.
En Jerez
también se podría hacer algo así ya que son muchos los pedagogos que destacaron
en su trayectoria profesional al servicio de la enseñanza. Profesores como
Manuel Bellido González, José Cádiz Salvatierra, Manuel Esteve Guerrero, Miguel
Rodríguez Bernal o José Moreno Alonso que pasaron a la historia por su
excelencia educativa. Pero hay más profesores que bien merecen su nombre para
uno de los centros educativos jerezanos porque dejaron huella en sus alumnos.
Como lo ha dejado Rafael Navarro Núñez, que esta semana nos ha dicho adiós, un
gran hombre, destacado cofrade, conocido meteorólogo de la antigua base de la
Parra y profesor de matemáticas que fuera de la Escuela de Empresariales, un
docente que será muy recordado por todos. Profesores que enseñaron primero a
ser personas, hombres y mujeres de bien, preparados y con mentes bien
amuebladas para afrontar los retos del futuro.
En
estos tiempos que corren la buena educación es fundamental para alcanzar un
mundo mejor, y en eso los profesores y pedagogos tienen mucho que hacer
siguiendo el ejemplo de aquellos otros de tan buena memoria que merecen ser
siempre recordados.
Antonio Machado, en 1915, con motivo del fallecimiento de
Francisco Giner de los Ríos, su maestro, dejó escrito para sus alumnos de
Soria: “Lo que importa es
aprender a pensar, a utilizar nuestros propios sesos para el uso a que están
por naturaleza destinados y a calcar fielmente la línea sinuosa y siempre
original de nuestro propio sentir, a ser nosotros mismos, para poner mañana el
sello de nuestra alma en nuestra obra”. Sabias palabras.
(Artículo que publiqué en INFORMACIÓN JEREZ el pasado domingo 10 de febrero de 2019 y al día siguiente en VIVA JEREZ)
No hay comentarios:
Publicar un comentario