Los que estos días paseen por la jerezana plaza de San
Lucas les llamará la atención el enorme andamiaje que se ha levantado frente a
la fachada del templo que da nombre a la plaza, es la primera actuación que ha
acometido la Hermandad de las Tres Caídas, con sede en dicho templo, para su
necesaria reparación. En la Alameda de Cristina los dominicos han retirado ya
los andamios que han servido para recuperar el esplendor de su fachada
conventual. No hace mucho que la empresa Fundador restauró la histórica torre
de Riquelme. El nuevo Hotel María Luisa
ha rehabilitado al completo la antigua mansión del ganadero Juan Pedro Domecq
que anteriormente fuese sede del Casino Jerezano. La apertura al público del
palacio Virrey Laserna y la recuperación
de algunas casas del casco histórico para usos turísticos son ejemplos de
cuánto se puede hacer por el patrimonio de manos de la iniciativa privada.
La
iniciativa privada, ya sea de asociaciones y fundaciones o de los titulares de
bienes privados, juega un papel decisivo en la gestión de los bienes
culturales. Ha de destacarse la aportación de los titulares de bienes privados,
que ponen a disposición de toda la sociedad los bienes que han adquirido por
herencia o para su disfrute personal y que vienen a gestionar en la perspectiva
del disfrute público, enriqueciendo así el acervo y la sensibilidad colectiva.
Son postulados que forman parte del empuje que siempre ha desplegado
asociaciones como Europa Nostra en la protección y difusión del patrimonio
cultural europeo. Europa Nostra muestra la conciencia adquirida por las
asociaciones nacionales que la componen en la valoración de este patrimonio y
denota el alto nivel de participación de una colectividad formada por personas
con iniciativa y amor por el patrimonio cultural y por colectivos que trabajan
en su defensa. Este empuje nos muestra, en suma, el esfuerzo de una sociedad cuyos
individuos, colectivos y gobiernos trabajan en la misma dirección, fenómeno
quizá antes impensable en algunos países y cada vez más asentado y creciente.
Si
miramos a España, podemos ver que grandes
bancos, como “la Caixa”, ha invertido mucho dinero
en proyectos de restauración, como los 18 millones de
euros para recuperar el románico catalán. Aunque también el patrimonio no es
sólo arquitectónico, de hecho la Fundación Iberdrola donó 15.000
euros para restaurar códices del monasterio de Yuso en La Rioja.
Estos ejemplos son el
paradigma de la situación que vivimos en la actualidad, en la que el patrimonio necesita de
la iniciativa privada para subsistir.
En
la defensa del patrimonio hay que destacar a nivel local, la labor que vienen
desarrollando la Asociación de Vecinos del Centro Histórico de Jerez que esta
pasada semana ha convocado la tercera manifestación para protestar por el
estado ruinoso y de abandono de los barrios de intramuros de Jerez. Una
situación lamentable que viene clamando la intervención tanto desde la
administración pública como desde la iniciativa privada para su necesaria
recuperación y repoblación.
La
participación de la iniciativa privada es hoy un complemento necesario e
inmejorable de la obligada intervención de los poderes públicos, cuya
convergencia neutraliza los intereses poco favorables a los bienes culturales.
Por ello es imprescindible reconocer este creciente compromiso social
estableciendo los cauces jurídicos y de gestión apropiados para que esa
colaboración aumente y sea más eficaz en la necesaria conservación de un
patrimonio que es de todos.
(Artículo que publiqué en INFORMACIÓN JEREZ el pasado domingo 24 de febrero de 2019 y al día siguiente en VIVA JEREZ).
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