El agua ha sido la protagonista de la semana. Por un lado la deseada lluvia, que tanto necesitaba ya los campos, se ha hecho presente; por otro, en lo referente al Consistorio jerezano, las aguas siguen estando revueltas por el asunto del impago de nóminas al personal y, finalmente, el asunto de Ajemsa y la privatización del servicio de aguas. El viernes hubo pleno para tratar, en sesión extraordinaria y entre otros asuntos, el cambio de gestión en el ciclo integral del agua o privatización de la gestión de Ajemsa. Uno de los puntos que se votó es la carta de garantías a los trabajadores de Ajemsa, una medida que no «es plato de buen gusto» aunque sí «necesaria ante situación límite», según declaró la propia alcaldesa. Una situación que nadie duda que le viene heredada porque "gota a gota el agua se agota".
Hubo en Jerez otro alcalde llamado Rafael Rivero de la Tijera, de grata memoria por cuantas innumerables dificultades venció gracias a su perseverancia y entre cuyos méritos hay que volver a mencionar, ahora más que nunca, la gran obra de la traídas de aguas de los manantiales de Tempúl. Era la traída de aguas a la ciudad, una necesidad sentida desde muy antiguo por los jerezanos, que no se había podido ver satisfecha. Rafael Rivero, además de alentar los justos deseos de su pueblo, no desperdicio ninguna ocasión que pudiera facilitarle la consecución de sus propósitos. Después de varias fructífera gestiones, en el mes de abril de 1861, quedó constituido un Consejo que, presidido por el Sr. Rivero, tendría como misión convertir en realidad el proyecto de abastecimiento de agua. En octubre del año siguiente, Isabel II visitó Jerez y su alcalde, D. Rafael Rivero, expuso a la Reina sus preocupaciones, con las que consiguió interesar el ánimo de ella y de los miembros del gobierno de la nación. Jerez consiguió sus deseadas aguas.
No hay que olvidar que cuando Rafael Rivero ocupó el Ayuntamiento, como ahora, encontró completamente vacías las arcas municipales; pero, sobreponiéndose a las difíciles realidades, abrió una suscripción para aliviar las necesidades más apremiantes y luego puso la mayor parte de su hacienda particular al servicio de las necesidades públicas. Y fue tan feliz su gestión municipal que, al dejar el cargo unos años después, el Ayuntamiento tenía cubiertas todas sus obligaciones y en la caja había 75.000 duros en oro.
Los tiempos son otros, pero ahora que la gestión pública "hace aguas" por tantos sitios, no estaría de más volver la vista atrás y aprender de estos alcaldes de otros tiempos que tan desinteresadamente no solo se entregaron al servicio de su pueblo sino que incluso supieron afrontar tremendas dificultades con resultados más que positivos, dice un proverbio chino que "Cuando bebas agua, acuérdate siempre de la fuente". Ahora que el agua vuelve a ser protagonista en la ciudad, ahora que el preciado elemento está en boca de todos, no debemos olvidar el tesoro que supone el contar con este líquido que es fuente de vida y sumamente necesario. Los antiguos decían en tiempos de sequía que "Agua de enero, cada gota vale dinero". Que toda gestión nueva sobre esas aguas, que un día nos trajo el alcalde Rivero, venga en beneficio de la comunidad, siempre teniendo en cuenta que cuando perforamos un pozo, antes clarificarse el agua siempre sale turbia.
(Artículo publicado en Información Jerez el pasado domingo 4 de marzo de 2012 y ayer en VIVA JEREZ)
Fotografía del ayer de la jerezana plaza de Rafael Rivero, presidida por el alcalde que trajo el agua a la ciudad. |
No hay comentarios:
Publicar un comentario