Ya estamos en el 14, un número que podríamos llamar normal y con poca carga simbólica. Un número simbólico es aquel que no indica una cantidad, sino que expresa una idea, un mensaje distinto de él, que lo supera y lo desborda. No siempre es posible saber por qué tal número significa "tal" cosa. La asociación entre ambas realidades a veces es desconocida. Para nosotros los occidentales esto es difícil de entender, pero los semitas los usaban con toda naturalidad para transmitir ideas, mensajes o claves.
La
Biblia no explica nunca qué simboliza cada número, pero los estudiosos han
llegado a averiguar algunos de sus simbolismos y han podido aclarar muchos
episodios bíblicos. Por ejemplo el número 1 simboliza a Dios, que es único. El
número 2 representa al hombre, pues en él hay siempre dualidad, división
interior por culpa del pecado. El número 3 representa "totalidad",
quizá porque 3 son las dimensiones del tiempo: pasado, presente y futuro. El
número 4 en la Biblia simboliza el cosmos, el mundo, ya que son 4 los puntos
cardinales. El número 7 tiene el simbolismo más conocido de todos, representa
la perfección. La tradición cristiana continuó este simbolismo del 7, y por eso
fijó en 7 los sacramentos, los dones del Espíritu Santo, las virtudes. El
número 10 tiene un valor que sirve para recordar, al ser 10 los dedos de las
manos, resulta fácil recordar esta cifra, por eso figuran como 10 los
mandamientos que Dios confirió a Moisés. El número 12 es también simbólico,
significa "elección", por eso se hablará de las 12 tribus de Israel,
12 apóstoles de Jesús, 12 legiones de ángeles, 12 estrellas que coronan a la
Virgen, 12 puertas de Jerusalén, 12 ángeles, 12 frutos del árbol de la vida.
Según
la Cábala el 14 es el número de las transmutaciones, la metamorfosis, los
cambios. Puesto que se trata de un doble septenario se dice de él que es un
número afortunado. En los arcanos mayores del Tarot representa el genio humano.
El 14 es un número pasivo, vinculado siempre a cambios favorables. Los primeros
médicos sostenía que el día catorceavo era decisivo para las fiebres y para los
cristianos fue en la catorce luna del primer mes cuando Jesucristo fue
crucificado.
Todo
esto ha marcado la historia y los números, a veces, nos dicen más que una
cantidad. La Guerra del 14, Primera Guerra Mundial, por su magnitud y consecuencias, constituye una profunda brecha que
separa el siglo XX de todo lo que le precedió. Con lo que respecta a nuestra ciudad cuentan
que en 1414 el mercader genovés Paolo Di Negrón se asentó en Jerez y gracias a
su desahogada economía creó numerosos puestos de trabajo, que en 1614 el
Consistorio jerezano emprende una campaña de limpieza en la ciudad trasladando
el vertedero de basuras del barrio de Santiago a una hoyanca detrás de la
ermita del Calvario y que en 1814 la
ciudad celebra la puesta en libertad del rey Fernando VII, tomando la emblemática
plaza del Arenal el nombre de plaza de la Constitución.
Esperemos
que este año, que también termina en 14, pase a la historia, pero no por sus
guerras y conflictos, sino por la creación de empleo, porque la sociedad en
general quede limpia de corrupción, por el respeto a las libertades humanas,
por cuantas iniciativas lleguen a nuestra ciudad que nos hagan salir de una vez
de la nefasta crisis y porque, definitivamente, pueda vislumbrarse el futuro
con esperanza.
(Artículo publicado en Información Jerez el pasado domingo 12 de enero de 2014 y ayer lunes en VIVA JEREZ)
La plaza jerezana del Arenal ha tenido muchos nombres en su historia. En 1814 fue denominada como Plaza de la Constitución. |
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