El
Ayuntamiento ha hecho el balance de la programación navideña 2013-2014 a través
de la que se han desarrollado en la ciudad más de 70 actividades organizadas en
colaboración con asociaciones, colectivos y otras entidades.
En
relación a las zambombas celebradas en Jerez, desde el Ayuntamiento se han
autorizado un total de 143. Calificándose ésta como una de las Navidades más
espectaculares de los últimos años.
Es
verdad que la Navidad en Jerez se está convirtiendo, poco a poco, en uno de los
grandes atractivos de la ciudad. El nivel artístico de los Belenes que se
montan y el gancho festivo de las zambombas ha hecho posible que, desde finales
de noviembre y hasta una vez pasadas las fiestas, la ciudad se haya configurado
como un destino turístico de primer orden. Es la oportunidad de sacarle el
mayor provecho y ya se plantean nuevas iniciativas para los próximos años,
entre las cuales está el llamado “Día de las zambombas”.
Cuentan
que, en Jerez, desde
el siglo XVIII en la víspera del de la Nochebuena, amigos, vecinos y familiares
se reunían en los patios y corrales de las casas de vecinos y gañanías. En
ellas se formaba un corro alrededor de las hogueras, donde se cantaban y
bailaban villancicos de un modo espontáneo mientras se repartía gratuitamente
vino, anís, ponche y dulces navideños. El instrumento fundamental era la
zambomba, de ahí el nombre de la fiesta. En ese ambiente familiar y cercano, de
vez en cuando, surgía el duende en el baile o en el cante dejando momentos para
la historia. Lo pongo todo en pasado porque cada vez se ve menos de todo esto,
muchas de las que hoy se llaman zambombas nada tiene que ver con estas
entrañables reuniones en torno al Nacimiento del Niño Dios.
La
instauración del día de la zambomba a nadie escapa que atraerá a visitantes y
por consiguiente dará vida e ingresos para la ciudad, pero a su vez se corre el
riesgo de que la zambomba pierda, aún más, esa genuina espontaneidad y
familiaridad que le caracterizaba, para convertirse en un espectáculo
excesivamente prefabricado. Es como si en nuestra Semana Santa, por la fama y
reconocimiento que tiene aquí el flamenco, se estableciera el “día de la saeta”
de cara al turismo. Sería espectacular para los aficionados, para los
forasteros y, por consiguiente, para la hostelería, pero la Semana Santa habría
perdido esa espontaneidad que sale del corazón y llega a lo más íntimo.
En las fiestas de Andalucía hay algo que no se
puede explicar y menos fabricar, es el duende. Manuel Torres, el hombre de
mayor cultura en la sangre, dijo, escuchando al propio Falla su Nocturno del
Generalife, esta espléndida frase: "Todo lo que tiene sonidos negros tiene
duende". Y no hay verdad más grande.
Estos sonidos negros, en palabras de
García Lorca, son el misterio, las raíces que se clavan en el limo que todos
conocemos, que todos ignoramos, pero de donde nos llega lo que es sustancial en
el arte. "Poder misterioso que todos sienten y que ningún filósofo
explica". Pues bien, para conocer la zambomba en toda su profundidad, como
el conocer la saeta en toda su grandeza, hay que aventurarse y perderse por las
calles y los rincones de la ciudad hasta encontrar ese lugar mágico propicio
para que, cuando menos lo esperemos, aparezca el duende con sus sonidos negros.
Si el “Día de las zambombas” viene a
recobrar y potenciar la esencia de la fiesta y sus duendes, bienvenido sea.
(Artículo publicado en Información Jerez el pasado domingo 19 de enero de 2014 y ayer lunes en VIVA JEREZ).
Tradicional zambomba entre vecinos y en el patio. |
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