martes, 21 de enero de 2014

EL "DÍA DE LAS ZAMBOMBAS"


 
 
El Ayuntamiento ha hecho el balance de la programación navideña 2013-2014 a través de la que se han desarrollado en la ciudad más de 70 actividades organizadas en colaboración con asociaciones, colectivos y otras entidades.

En relación a las zambombas celebradas en Jerez, desde el Ayuntamiento se han autorizado un total de 143. Calificándose ésta como una de las Navidades más espectaculares de los últimos años.

Es verdad que la Navidad en Jerez se está convirtiendo, poco a poco, en uno de los grandes atractivos de la ciudad. El nivel artístico de los Belenes que se montan y el gancho festivo de las zambombas ha hecho posible que, desde finales de noviembre y hasta una vez pasadas las fiestas, la ciudad se haya configurado como un destino turístico de primer orden. Es la oportunidad de sacarle el mayor provecho y ya se plantean nuevas iniciativas para los próximos años, entre las cuales está el llamado “Día de las zambombas”.

Cuentan que, en Jerez, desde el siglo XVIII en la víspera del de la Nochebuena, amigos, vecinos y familiares se reunían en los patios y corrales de las casas de vecinos y gañanías. En ellas se formaba un corro alrededor de las hogueras, donde se cantaban y bailaban villancicos de un modo espontáneo mientras se repartía gratuitamente vino, anís, ponche y dulces navideños. El instrumento fundamental era la zambomba, de ahí el nombre de la fiesta. En ese ambiente familiar y cercano, de vez en cuando, surgía el duende en el baile o en el cante dejando momentos para la historia. Lo pongo todo en pasado porque cada vez se ve menos de todo esto, muchas de las que hoy se llaman zambombas nada tiene que ver con estas entrañables reuniones en torno al Nacimiento del Niño Dios.

La instauración del día de la zambomba a nadie escapa que atraerá a visitantes y por consiguiente dará vida e ingresos para la ciudad, pero a su vez se corre el riesgo de que la zambomba pierda, aún más, esa genuina espontaneidad y familiaridad que le caracterizaba, para convertirse en un espectáculo excesivamente prefabricado. Es como si en nuestra Semana Santa, por la fama y reconocimiento que tiene aquí el flamenco, se estableciera el “día de la saeta” de cara al turismo. Sería espectacular para los aficionados, para los forasteros y, por consiguiente, para la hostelería, pero la Semana Santa habría perdido esa espontaneidad que sale del corazón y llega a lo más íntimo.

 En las fiestas de Andalucía hay algo que no se puede explicar y menos fabricar, es el duende. Manuel Torres, el hombre de mayor cultura en la sangre, dijo, escuchando al propio Falla su Nocturno del Generalife, esta espléndida frase: "Todo lo que tiene sonidos negros tiene duende". Y no hay verdad más grande.

Estos sonidos negros, en palabras de García Lorca, son el misterio, las raíces que se clavan en el limo que todos conocemos, que todos ignoramos, pero de donde nos llega lo que es sustancial en el arte. "Poder misterioso que todos sienten y que ningún filósofo explica". Pues bien, para conocer la zambomba en toda su profundidad, como el conocer la saeta en toda su grandeza, hay que aventurarse y perderse por las calles y los rincones de la ciudad hasta encontrar ese lugar mágico propicio para que, cuando menos lo esperemos, aparezca el duende con sus sonidos negros.

Si el “Día de las zambombas” viene a recobrar y potenciar la esencia de la fiesta y sus duendes, bienvenido sea.
 
(Artículo publicado en Información Jerez el pasado domingo 19 de enero de 2014 y ayer lunes en VIVA JEREZ).
 
Tradicional zambomba entre vecinos y en el patio.
 

       

 

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