Nos dicen los historiadores que Ager Ceretanus era una importante zona agrícola en
la época romana, dentro del actual término de Jerez de la Frontera. Formando
parte del Ager Ceretanus se encontraba el núcleo urbano Ceret,
antepasado de la ciudad jerezana. Ambos estaban dedicados a Ceres, la diosa
romana de la agricultura, las cosechas y la fecundidad.
Muchos
de estos investigadores apoyan la teoría que el núcleo urbano romano Ceret,
junto con el asentamiento de Asta Regia, es el antepasado romano de la ciudad
Jerez de la Frontera.
Además
de por la traslación fonética Ceret – Xeris – Jerez, la identificación descansa
también sobre la base de seguros testimonios numismáticos, otros posibles
epigráficos y firmes documentos literarios.
Con
los cambios geográficos y políticos en la época romana, el poblado Ceret se fue
despoblando, dando pie al futuro asentamiento Xeris bajo denominación árabe.
Pues bien, en estos días Roma ha vuelto a hacerse
presente en Jerez, instalándose en el corazón de la plaza del Arenal. La exposición
Romanorum Vita nos hará viajar al ayer, a nuestro Ager Caretamus de hace
siglos, reflejada en esa Pompeya del año 79 d.C. No es aquel Ceret de nuestros
antepasados pero nuestro recorrido por sus instalaciones si nos hará
trasladarnos y conocer cómo era la vida
de los romanos en aquel primer siglo de nuestra historia.
Cuentan que la
exposición tiene su calle romana donde se puede observar, en primera persona,
cómo eran los comercios y la existencia de lo que se podría considerar la
comida rápida de la época. Se detalla cómo
era un día cualquiera en Pompeya, incluyendo el edicto promulgado por Julio
César prohibiendo la circulación por la ciudad durante el día, y se explica
hasta el desarrollo de una campaña electoral en pleno imperio romano. Es decir,
que en esto no podemos decir como los Presuntos Implicados “como hemos
cambiado”, porque de nuestra época
romana nos queda aún mucho, incluyendo las desigualdades sociales y los abusos
de poder. Sin embargo, una
de las últimas herencias del antiguo Imperio Romano fueron los cimientos que
pusieron en las regiones que luego se convertirían en renombrados productores
mundiales de vino. Mediante el comercio, las campañas militares y las colonias,
la influencia de Roma que alcanzó cada región llevó consigo la afición por el
vino y el impulso de plantar viñedos. El comercio era el primer y más largo
brazo de la influencia romana.
Quedémonos,
por tanto, con esa herencia romana. La del vino muy preciado que describió el
poeta Marcial conocido como Ceretanum por ser originario de Ceret. El mismo
vino que el escritor agrícola romano Columela, un nativo de Cádiz, influido por
la viticultura de la región, llegó a decir en su carta a Silvino: Sobre
todo tu, Silvino, eres el principal testigo de la veracidad de mis palabras, pues
recordarás bien que yo injerté en un bienio dos yugadas de vid con más de una viña
tuya temprana que tienes en tu finca de los Campos Ceretanos (Columela, De
rerustica III 9,6)
En el Siglo II, bajo el mandato del emperador Trajano,
Roma se confirmó como el caput mundi, es decir, la capital del mundo,
expresión que se le había atribuido ya en el período republicano. En este 2014
Jerez, aquella Ager Ceretunus de los romanos, ha sido nombrada capital europea
del vino y, en parte, es algo que también le debemos a aquellos romanos, como
Columela, que un día plantaron viñas en estos lares. La exposición Romanorum
Vita de estos días en la plaza del Arenal es una oportunidad de recordarlo.
(Artículo publicado en Información Jerez el pasado domingo 2 de febrero de 2014 y ayer lunes en VIVA JEREZ)
Excavaciones llevadas a cabo hace años en Asta Regia. |
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