martes, 18 de febrero de 2014

LOS NOMBRES DE LAS CALLES


 
 
Mi primer artículo de Jerez intramuros apareció publicado un 14 de mayo del año 2005, se titulaba “Memoria Histórica Jerezana” y hacía alusión a todos esos personajes de importancia para la ciudad que habían perdido su nombre del callejero como consecuencia de la vuelta a la nomenclatura de siempre.

           Decía en aquel artículo, de hace aproximadamente una década, que era de extrañar que esos nombres no se hubiesen repuesto aunque fuese en otras vías de más reciente creación.

           Al hacer oficial la denominación popular para cada calle de Jerez, se suprimieron nombres históricos del anterior régimen político pero, esta decisión, también trajo consigo que nombres de jerezanos insignes, ajenos a ese periodo de la historia de España, al que se le habían dedicado dichas vías urbanas como testimonio de gratitud por sus méritos a favor de esta tierra, quedaran, también, postergados al olvido.

            Nombres como Juan de Mata López de Meneses en recuerdo de este destacado cofrade, principal artífice de la actual configuración de la Semana Santa jerezana; Cardenal Herrero, celoso prelado, gran literato y cualificado orador; el General Sánchez Mira que además de Diputado en Cortes y Senador del Reino fuera gobernador de Cuba y Filipinas; Carmen Núñez de Villavicencio, destacada benefactora de la ciudad; Juan Gavala, ilustre ingeniero; Marqués de Mochales, Ministro de Abastecimientos y gran defensor de nuestros vinos; Sor Eulalia ejemplar religiosa; u otros como Patricio Garvey, Ignacio Soto Domecq, Conde Cañete del Pinar o Fortún de Torres se perdieron del callejero jerezano y con ello el reconocimiento que un día la ciudad le quiso tributar rotulando una de sus vías urbanas con su nombre.

            En esto hay que hacer mención a la labor llevada a cabo por el Cine Club Popular de Jerez, en concreto por su presidente José Luis Jiménez, logrando reponer algunos de los nombres perdidos como el del actor Antonio Vico o el ingeniero González-Quijano.   

             En estos días el Ayuntamiento ha acordado reponer el nombre de Hortas Cáliz a la antigua calle de la Rosa, si bien debemos de congratularnos por recuperar del olvido a este preclaro sacerdote e historiador no menos debemos ser conscientes que los nombres antiguos de nuestras calles forman parte de nuestro patrimonio histórico y por lo tanto deben ser respetados, por lo que sería más conveniente que el nombre se le diese, no a la calle que ya lo tiene, sino a la plazoleta adyacente, sin nombre, donde se alza el monumento al fundador de González Byass y así se conservan ambas nomenclaturas.

          Los nombres de las calles, de las plazas o de los parques, tienen una motivación en su origen y, generalmente, con ciertas connotaciones históricas. Los nombres de las calles también tienen un derecho de antigüedad que hace prevalecer la denominación popular. Al fin y al cabo es el pueblo quien termina por hacer triunfar los nombres de las calles. Por eso es importante, por un lado, que se mantengan los nombres tradicionales de nuestras calles y por otro que los nombres de aquellos que un día merecieron ser recordados no queden en el olvido y se vuelvan a rotular vías urbanas con ellos.

          Como dije en aquel primer artículo, los ciudadanos de Jerez quisieron, en su día y por medio de su Ayuntamiento, rendir perenne recuerdo a estos hijos ilustres, o jerezanos de adopción, en agradecimiento por su destacada labor a esta ciudad, por ello merecen que sus nombres vuelvan a figurar en el callejero de la ciudad, pero sin desnudar a un santo para vestir a otro.
 
            (Artículo publicado en Información Jerez el pasado domingo 16 de febrero de 2014 y ayer lunes en VIVA JEREZ).
 
 
 
La calle Padre Hortas Cáliz de ayer a hoy.
En la foto superior sacada de Jerezsiempre una de las calles jerezanas que más han cambiado de nombre en su historia
 

 

 

 

 

 

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