Nunca
fue rotulada oficialmente, ni aparece en los planos de la ciudad por su
nomenclatura, pero los jerezanos desde tiempo inmemorial la han conocido como
Rotonda de los Casinos. Llamada así por ser la primera, o una de las primeras,
rotondas que se hicieron en el centro de la ciudad, a la que se le añadió de
“los Casinos” por los que existieron a su alrededor, Casino de Isabel II,
posteriormente Casino Nacional, en la esquina con la antigua calle Mora o el
Casino Jerezano, aquel que fundado en 1850 y tras pasar por varias
sedes, como el palacio Domecq y la calle Larga 50, se asentó en este lugar en
el año 1898, convirtiéndose, desde entonces, como reconocían
algunas publicaciones de la época, en el principal casino de la ciudad y la
institución que proporcionaba vida a
la sociedad jerezana con su propia vida.
La Rotonda
de los Casinos nos trae recuerdos también de aquel caserón de los condes de los
Andes, esquina a la calle Bizcocheros, que luego acogiese el Auxilio Social y
posteriormente sería transformado en la sede del Banco Español de Crédito. El
popular Cine Maravillas, en la otra esquina de Bizcocheros, luego panal de
abeja al ser adquirido por RUMASA. La Corona frente a dicha calle, el famoso
balcón redondo de la familia Florán Vélez de Medrano, el Banco de Bilbao con
sus fachadas marcando épocas o, más recientemente, negocios emblemáticos como
la sastrería de Armando o la óptica de Alejo Pica. Y en su centro su fuente, su
farola y de nuevo otra fuente, la misma que se anuncia será la próxima en recuperar
sus chorros tras la de la plaza del Arenal.
La Rotonda
de los Casinos por su situación estratégica entre dos vías principales como
Larga y Honda, ha tenido su importancia. Allí se levantaron arcos triunfales en
visitas ilustres, allí se alzaba un enorme abeto por Navidad, con su Nacimiento
en la base, y allí se iniciaba una Carrera Oficial que suponía el momento
cumbre de la Semana Santa del ayer.
La Rotonda
de los Casinos ya no es lo que era, ni el Casino Jerezano proporciona vida con
sus tertulias en sillones a pie de calle, porque ya no hay allí ningún casino;
ni el abeto se ilumina por Navidad porque, con aspecto más moderno, se ha
trasladado a la plaza del Arenal; ni la Carrera Oficial tiene allí su punto de
inicio porque la ciudad se ha hecho mayor y necesita más espacio. Ahora la
Rotonda de los Casinos es un lugar más comercial que de ocio y recreo, más de
paso que para sentarse a dialogar. Pero en la memoria, como una postal sepia,
sigue presente aquellos tiempos de gloria de una rotonda que es mucho más que
eso, es parte de un pasado glorioso, cuando las prisas no impedían la tertulia,
cuando la ciudad era más suya y menos de grandes firmas comerciales.
Ahora que la
fuente va a recobrar su brío y que la Semana Santa llama a la puerta, yo
también siento nostalgia de aquella Rotonda de los Casinos de mi niñez y se me
viene a la mente esos versos pregoneros de Antonio Moure que decían: "Jerez
tuvo un lugar, lleno de duende y pellizco, ruleta del sentimiento, redondel de
los delirios...Yo nunca lo olvidaré, yo jamás te olvidaré Rotonda de los
Casinos".
(Artículo que publiqué en INFORMACIÓN JEREZ el pasado domingo 2 de abril de 2017 y al día siguiente en VIVA JEREZ)
La Rotonda de los casinos en la pasada década de los sesenta con la pequeña fuente central, el panal del Banco de Jerez y la anterior fachada del Banco de Bilbao antes de la reforma actual. |
Imagen del ayer de la Rotonda de los casinos con sus antiguas fachadas y cuando aún no existía la rotonda central. |
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