miércoles, 22 de mayo de 2013

DOMINGO DE FERIA


 
En esta misma columna escribía, hace unos años, la tendencia que existe por estas tierras a celebrar las fiestas anticipadamente. Aquí llenamos las playas en primavera, cuando el frío aún azota los cuerpos y las dejamos vacías en septiembre cuando en pleno veranillo de los membrillos los calores son insoportables. Comenzamos a cantar saetas y a tocar marchas procesionales cuando no hay imágenes en la calle a quien dirigirlas, y luego llega un Sábado Santo, tan reivindicado por algunos, que en Sevilla, por ejemplo, se salva por el turismo y en Jerez, cuando había procesiones, las calles estaban casi vacías. El fin de semana anterior a la Feria las casetas y el real están concurridísimos y el domingo de Feria, por antonomasia, da pena ir por el poco ambiente y por lo que te sirven en las casetas. Se llena el Rocío el fin de semana cuando todavía la Señora no ha salido y cuando la Virgen entra en la ermita el público ha decaído notablemente. Y el colmo es la Navidad, un mes antes celebrando una conmemoración que aún no se ha producido y el mismo 25 de diciembre, día de Navidad, ya apenas se cantan los villancicos.

Todos los años ocurre lo mismo y todos los años se comenta al hacer balance. El debate le toca ahora a nuestra recién clausurada Feria del Caballo, durante toda la semana se ha venido hablando de suprimir el domingo, una jornada venida a menos con los años, especialmente, desde que los días de Feria se prolongaron hasta una semana, quitándole protagonismo a ese domingo ferial de antaño donde la fiesta llegaba a su cenit.  Ahora se habla de suprimir este último día puesto que no tiene sentido mantener toda la estructura de un festejo, con el gasto que ello supone, cuando el público lleva ya varios años dándole la espalda. El peligro es que si para el año que viene se suprime el domingo esa apatía hacia los últimos días y esa tendencia a celebrar la fiesta anticipadamente repercuta en el sábado, por lo que de aquí a unos años nos veamos también en la disyuntiva de suprimir este día.

Cuentan las crónicas de primeros de siglo que una de las atracciones  que gozaban de mayor presencia de público de la Feria jerezana era el desfile de carrozas de la batalla de las flores, que transcurría por los paseos Central y de las Palmeras, llegando a tener tal envergadura dicha batalla, que en el Real se colocaban sillas para el público y cuya recaudación se destinaba a la Asociación Jerezana de la Caridad. El resto de actividades que se anunciaban para estas Ferias de antaño eran carreras de caballos, conciertos de la banda municipal de Jerez, sesiones públicas de cante jondo en pleno recinto ferial e incluso un muy concurrido concurso de mantones de Manila. Costumbres que se han perdido con el tiempo pero que nos hablan claramente de la inventiva de los organizadores para que el ambiente festivo no decayera.

Independientemente de la duración de la misma quizás sea el momento de plantearse la forma de hacer el domingo atractivo, suprimiendo la noche pero no la mañana y el almuerzo, para ello podría ser positivo recuperar aquella parada hípica que se celebraba en nuestra ciudad hasta hace poco y que tanto público atraía, para que recorriendo el Real a las doce del mediodía fuera el colofón y sirviera para la clausura oficial de la Feria del Caballo jerezana. La tradición del domingo de Feria creo que lo merece.     
            (Artículo publicado en Información Jerez el pasado domingo 19 de mayo de 2013 y al día siguiente en VIVA JEREZ).

 
DESFILE DE LAS CARROZAS PARA LA BATALLA DE LAS FLORES EN EL FERIAL JEREZANO

 
 
 
 
 

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