Hipólito
Sancho Mayi Díez de Aux-Sopranis (Sancho de Sopranis) fue un ilustre
historiador portuense. De sólida formación humanística, se licenció en Derecho
y Filosofía, haciéndolo después en Historia, la que sería su verdadera
vocación, en las universidades de Deusto y Salamanca. Esta materia y el Arte se
constituirían en ejes principales de su faceta investigadora, influyendo en
todos los estudios históricos sobre la comarca ya que muchos investigadores
posteriores han recurrido en uno u otro momento a su extensa obra, abarcando
amplios y variados temas de la historia comarcal, sobre todo la de las ciudades
de Jerez y El Puerto en las que acometió trabajos tan ingentes como la
elaboración de una historia de las mismas. Tuvo una intensa y activa
participación en la fundación y desarrollo del Centro de Estudios Históricos
Jerezanos, tarea esta en la que colaboró estrechamente con su fundador Tomás García
Figueras y que le llevó a publicar una interesante obra sobre la historia de
Jerez de la Frontera desde su incorporación a los dominios cristianos, una
edición que ahora cobra actualidad a las puertas de la conmemoración del 750
aniversario de esta reconquista.
Titula
uno de los capítulos de la obra “Toros y cañas”, unos juegos que siempre
dejaron memoria en la ciudad. Habla Sancho de Sopranis que la celebridad de los
juegos deportivos que practicaban los caballeros jerezanos al parecer desde muy
remotamente, pues hay tradición árabe en su maestría en la equitación a la
jineta, no se había perdido por completo nunca. Y habiendo permanecido en honor
entre ellos estos ejercicios, que aquí tuvieron el doble carácter de escuela de
equitación y ocasión de lucimiento. Era el reducto donde la nobleza histórica
conservó sus simpatías y sus odios, representando una considerable victoria de
los nuevos lograr arrancar el monopolio de la organización de aquellos festejos.
Dávilas y Villavicencios, con los colores de sus divisas, conservaban e1
rescoldo de las antiguas banderías del cuatrocientos.
Al
mismo tiempo que los juegos de cañas, los caballeros jerezanos practicaban
desde antaño el rejoneo y acoso de toros bravos. Lo consideraban como escuela
especial de adiestramiento en la equitación. Los caballeros que querían, antes
de su sacrificio en el matadero, los corrían por la llamada desde entonces
Corredera. Con esto tenían ocasión frecuente de practicar su pericia en un
ejercicio que ofrecía peligrosidad y en el que, por 1o tanto, se debía de estar
alerta. No hay que perder de vista que esta manifestación taurina tuvo en esta
ciudad una finalidad práctica y que fue preparar una caballería, maestra en la
brida y en la jineta con la que tenía que enfrentarse al enemigo. Como bien
apunta Sancho de Sopranis el olvidarse de todo ello es ponerse en trance de no
situar debidamente lo que tiene en la historia local una importancia que
transciende de las apariencias.
Acaba la fiesta taurina jerezana,
heredera, en parte, de aquellos juegos medievales. Una fiesta a la que le
vienen dando mucha caña últimamente y que tendrá que buscar su sitio como parte
incuestionable de nuestra historia y de nuestra cultura siempre teniendo en
cuenta que ya no vivimos en los años de la reconquista y que como acaba de
manifestar recientemente el presidente de la Asociación Taurina Parlamentaria,
Miguel Cid, la fiesta de los toros debe "renovarse y adaptarse a los
nuevos tiempos" para asegurar su pervivencia y una óptima "salida de
la crisis". Lo dejó dicho Ortega y Gasset: “La historia del toreo está
ligada a la de España, tanto que sin conocer la primera, resultará imposible
comprender la segunda”.
(Artículo publicado el pasado domingo 12 de mayo de 2013 en Información Jerez y ayer en VIVA JEREZ)
Hipólito Sancho en su despacho portuense. |
Caballeros jerezanos en la plaza del Arenal, lugar de celebración de las fiestas de toros y cañas. |
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