Existe
un conjunto de calles en Jerez, situadas en el barrio de San Miguel, entre el
viejo convento de San Agustín, la calle Puerto y la Ronda de Muleros. Calles
que guardan aún el sabor y el entramado antiguo del Jerez bodeguero y castizo.
Calles Agustinos, detrás del viejo
convento; Juan Sánchez, en memoria del
ilustre castellano D. Juan Sánchez de la Torre, quien, en el siglo XIX, dejó
120.000 duros para la fundación del colegio de Humanidades de San Juan
Bautista; calle Lindos, esquina del
Reventón de Quintos con la plaza de Silos, enclavada en el terreno de la
antigua Mancebía, la callejuela de Murguía, junto a las bodegas de Maestro
Sierra; calle Quintos que data del siglo
XV; Rodrigo de León, mercader y dueño de las casas allí ubicadas; la Plaza de
Silos, conocida también en lo antiguo por Plazuela de Pastrana y cuyo nombre
actual se debe a 45 silos de la casa Panera de Pósito, instalada allí en 1710 y
que aún conserva su portada, o la de Cruz de la Palma y la de Guarnidos que forman un pequeño barrio en el arrabal de San
Miguel.
La calle Guarnidos ha sido durante años el
corazón de esta zona cercana a la parroquia del arcángel. Una calle llena de
vida y de comercios que, como todo el centro urbano, se ha visto abocada al
cierre de muchos de ellos y a la pérdida de esa actividad que le daban sus
vecinos y sus tiendas de barrio.
Hace
unos días tuve la ocasión de pasar por
allí y si bien, la plaza de Silos, con su amplia explanada, donde en tiempo
estuvo la comisaría de policía, ha sido asfaltada y reordenada para
aparcamientos, la calle Guarnidos posee varios edificios en estado lamentable.
Entre ellos me llamó la atención una casa, el número 12, con una interesante
fachada, probablemente del siglo XVII, en estado ruinoso con un cartel
anunciando la construcción de apartamentos. Sobre dicha casa, Esperanza de los Ríos, en su
cruzada para que Jerez no sea un ejemplo de patrimonio destruido, ya ha lanzado
la voz de alarma. Una casa de tipología mudéjar con un cartel en el que no se
habla de rehabilitación de la vivienda ni de nada parecido que pudiera dar
confianza en la conservación de lo que perviva en ella, solo se menciona
la “construcción”, pura y dura de apartamentos.
La calle
Guarnidos, que debe su nombre a la familia de dicho apellido que allí vivía,
contiene algunos edificios interesantes bien conservados, como el número 9 que
le hace frente, con sencilla fachada pero espléndido patio del XVI con arcos de
medio punto y columnas de mármol, recientemente restaurado.
Guarnidos
viene de guarnir, y guarnir de guarnecer. Guarnecer tiene varios significados,
entre ellos el poner adornos, colgaduras u otras
cosas que sirven de complemento o el cubrir una pared o fachada con una capa fina de
yeso, cemento u otro material, o pintarla, para mejorar su acabado. Ambos significados le
vendrían bien a esta casa con el fin de garantizar su conservación y evitar que
siga su deterioro. La crisis de la construcción ha paralizado muchas de estas
actuaciones y en algunos casos ha servido para evitar males mayores.
Continuando con las obras de adecentamiento que se han emprendido en la
zona aún estamos a tiempo de salvar esta casa y mejorar el aspecto de toda esa
parte de la calle Guarnidos tan deteriorada, antes de que tengamos que
cambiarle a la calle el nombre de Guarnidos por el de “Guarníos”.
(Artículo publicado en Información Jerez el pasado domingo 16 de marzo y al día siguiente en VIVA JEREZ)Fotografía del ayer de la calle Agustinos desde la esquina de Rodrigo de León. |
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