El 11 de enero de 2004 se lanzaban campanas al vuelo con esta noticia: “Los
suizos Jacques Herzog y Pierre de Meuron se convirtieron ayer en los ganadores
del Concurso Internacional de Arquitectura convocado en Jerez para la
construcción de la llamada Ciudad del Flamenco, un gran complejo cultural que
se levantará en pleno casco histórico de la ciudad. Las obras, con un
presupuesto de 12 millones de euros, comenzarán a finales de este año, y la
inauguración tendrá lugar a lo largo de 2006.”
En
mayo de 2010 vuelven a sonar campanas sobre la plaza Belén: “La futura
Ciudad del Flamenco, dejará de
ser en unos meses el solar con aparcamiento público más caro del mundo -unos
diez millones de euros invertidos ya entre proyecto y cimentación- para empezar
a consolidarse como el gran referente cultural y arquitectónico que será dentro
de unos años. Con la firma del convenio de ayer entre Ministerio de Cultura y
Ayuntamiento de Jerez, Urbanismo espera recibir ahora un 'faseado' del proyecto
redactado en su día por Herzog & De Meuron equivalente al importe de la
subvención para proceder a la contratación de las obras".
En noviembre del pasado
año 2016 volvieron a voltear las campanas para anunciar que “El
Gobierno local espera comenzar las obras de urbanización de la plaza Belén
entre los meses de febrero y marzo, una vez que culmine el procedimiento de
contratación que se pondrá en marcha antes de que finalice el año”.
Sonidos de campanas que se lo llevaron los vientos de las promesas
incumplidas y que ahora vuelven anunciando la ubicación allí de un centro de
flamenco y, dentro de él, el añorado museo de Lola Flores, nuestra simpar
Faraona.
Desde hace más de una década vienen sonando campanas en relación a la plaza
de Belén para fines culturales relacionados con el flamenco. Una plaza de Belén
que está situada en un punto estratégico equidistante entre los barrios más
flamencos de la ciudad Santiago y San Miguel, motivo por el cual no deja de
volver a ser una esperanzadora noticia, con las lógicas reticencias dado los
antecedentes, el impulso que la alcaldesa ha anunciado para esta plaza con el
compromiso de las administraciones para su financiación. A esto se suma la propuesta que se piensa
trasladar a los propietarios del entorno para el arreglo y mejora de un buen
número de fincas que, en su mayoría se encuentran en pésimo estado. La plaza
Belén aún conserva su sabor islámico, cuyo ejemplo más evidente es la
entrada en adarve de la casa número 6, que fue la estrecha calle Paraíso que
comunicaba con el palacio de Camporreal, y que fue cerrada por motivos de
seguridad en 1762. Se limita con edificios tan significativos como el
palacio de los Condes de Montegil con noble fachada adornada con
guirnaldas a modo de frontones, la parte trasera del Colegio del Salvador,
señorial mansión de los Ponce de León, la entrada del convento de las Hermanas
de la Cruz con su portada del XVIII, el antiguo granero recién restaurado
del convento belenista, casas burguesas y otras viviendas populares.
Un espacio interesante al que se le
puede sacar mucho partido si, de una vez por todas, hay una apuesta seria y
comprometida tanto de la administración como de particulares. Un enclave
histórico que está pidiendo a gritos menos campanas al vuelo y más hechos
consumados.
(Artículo que publiqué en INFORMACIÓN JEREZ el pasado domingo 4 de junio de 2017 y al día siguiente en VIVA JEREZ)
Documento antiguo sobre la plaza Belén. |
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