Arcos de la Frontera ha vuelto a concentrar a miles de visitantes en su tradicional Belén viviente, aquel que utiliza la propia fisonomía de sus calles y plazas para recrear lo ocurrido hace más de dos mil años en Belén de Judea, cuando se produjo el acontecimiento que cambió la historia, la venida de Jesús.
Arcos es todo el año un Belén viviente, sus empinadas y encaladas calles son el escenario perfecto para escenificar aquel nacimiento tan trascendental; lo mismo ocurre con la mayoría de los pueblos de la baja Andalucía, sus orígenes moriscos y sus paisajes son una auténtica reproducción, a tamaño natural, de los nacimientos que tan magistralmente se montan en estas fechas.
El Jerez antiguo, aquel de antes de la Reconquista, el de las viejas murallas, de desaparecidas mezquitas y tortuosas calles, también se asemejaba mucho al Belén de las postales, con arroyos, puentes de madera, molinos, pajares, huertas y burros cargados de cacharros. Era un Jerez apacible, pintoresco y casi desconocido. Salvo el casco antiguo de la ciudad, el Jerez de hoy recuerda poco de aquel poblado morisco que fuimos; la sociedad en general ha evolucionado y nuestra ciudad no podía ser menos, sin embargo, no todo ha cambiado, hay escenas que se siguen repitiendo, año tras año, y que ni el paso del tiempo ha logrado variar.
Mañana es Nochebuena y mañana es el día internacional de la familia, porque mañana todos nos reunirnos en familia para conmemorar el Nacimiento del Salvador, y se reunirán, también, los que quitan belenes de los colegios porque les molestan, los que piden que retiren crucifijos de los cuarteles, los que quieren los votos de los católicos pero evitan, por todos los medios, pronunciar la palabra Dios, los que atacan a la Iglesia pero mueven el cielo y la tierra para que sus hijos entren en un colegio religioso, reciban regalos de Reyes y destaquen en el teatro navideño de su escuela.
Mañana es Nochebuena y es el día de la fraternidad, el día de las comidas suculentas, de los villancicos y de la alegría, porque es Navidad y es la fiesta de los cristianos, el día de los que defienden a los inocentes desde que son concebidos, el día de los que creen en el matrimonio, el día de los hombres y mujeres de Cáritas, de las misiones, de Manos Unidas, de tantos y tantos que viven la Navidad todo el año, porque todo el año hay necesidades. Porque todo el año, en Jerez como en todo el mundo, existe un Belén viviente que busca posada, que mata inocentes, que ve parir madres en condiciones infrahumanas, que pasa frío, que muestra personas ancianas desprotegidas, que promueve lucha de poderes.
Un Belén de ricos avarientos, de mal hablados, de mesoneros ingratos, de niños en cueros. Un Belén viviente en las injusticias, en el desprecio a los valores humanos. Un Belén que vive, entre cartones, en los soportales de los edificios, en barcas a la deriva cruzando el Estrecho, en mujeres degolladas por Herodes de hoy, por reyes de la barbarie, en llantos de inocentes brotando de contenedores de basura; en jóvenes que, como ovejas sin pastor, caminan sin rumbo fijo, en tanto calor familiar desperdigado y en tanto vacío para un Belén que debería estar lleno de vida, de esperanza y de felicidad.
Jerez, como todas las ciudades del mundo, como hace cada año Arcos por Navidad, también debe tener su Belén viviente, pero con la diferencia de que los actores seamos nosotros mismos. Un Belén de verdad que abra posadas, que acoja emigrantes y transeúntes, que de techo a quienes no tienen donde cobijarse, que valore la familia, la educación de los hijos y el respeto y ayuda a los mayores. Un Belén de verdad que trasmita a todo el que nos visite en auténtico sentido de la Navidad, aquel que nos trajo el Niño que naciera una noche como la de mañana, ese mismo Niño que dos mil años después sigue molestando a muchos vivos porque remueve conciencias.
(Artículo publicado en Información Jerez el 23 de diciembre de 2006. Ayer las típicas calles del casco histórico de Arcos de la Frontera volvió a ser el escenario perfecto para la recreación del Nacimiento del Redentor en su tradicional Belén viviente)
El casco antiguo jerezano cuenta con rincones que parecen escenarios para un Belén viviente . En la imagen una foto del ayer de la pintoresca calle Vid. |
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