La Plaza del Arenal ha vuelto a ser noticia por el campamento de “indignados” que permanece instalado, desde el pasado 28 de agosto, en este jerezano y céntrico lugar frente a la calle Larga, la noticia ha surgido por el hecho de que uno de ellos asegura que aquel campamento es su domicilio puesto que está empadronado allí.
Esta plaza hace siglos fue una musara andalusí para pasar a ser, después de la reconquista, un escenario de duelos y batallas, tomando de ahí su nombre (Arenarium, "lugar de batallas"). En la actualidad es la plaza principal de la ciudad, reforzada con la importancia comercial de las calles adyacentes.
Según cuenta la historia hasta 1593 los torneos, duelos o espectáculos ecuestres y taurinos podían ser celebrados en la Plaza del Mercado, el Llano de San Sebastián (actualmente Alameda Cristina) o en la Plaza del Arenal. Pero a partir de ese año se dispone que todos los juegos y espectáculos públicos se celebren sólo en el Arenal. Para presenciar estos juegos hasta el siglo XVII se situaba en el adarve de la muralla que iba desde el Alcázar hasta la Puerta Real, actualmente edificio de la Alhóndiga. El primer espectáculo taurino de pago en la Plaza del Arenal fue en 1655. Monarcas como los Reyes Católicos, Felipe V, Carlos III, Isabel II o Alfonso XII fueron recibidos en la Plaza del Arenal, engalanada. Atrás quedó, también, aquella época dorada de los cafés cantante, de El Bombo, La ½ o La Goleta.
Un marco con tanta historia e importancia para Jerez parece seguir predestinado a acoger no únicamente acontecimientos relevantes de la ciudad sino también duelos y conflictos, sigue siendo aún hoy un lugar de batallas. Una de las “indignadas” manifestaba hace unos días a la prensa local: "Estamos abiertos al diálogo con el Ayuntamiento. Siempre queremos lo mejor y si para eso nos tenemos que ir, nos vamos, pero eso sí, con diálogo y sin violencia. Hablando se entiende la gente. El pacifismo es nuestra bandera”. La paz, por tanto, debe llegar ya, de una vez, a nuestra querida Plaza del Arenal.
En la paz y en el diálogo está la fórmula para que este emblemático enclave no se tenga que convertir, constantemente, en un campamento de refugiados por muy respetable e incluso loables fines que se defiendan. El término de Jerez es el más grande de España y plaza del Arenal solo tenemos una, que además es de todos los jerezanos no solo de los que estén indignados. El diálogo es la clave para que, ni los allí acogidos tengan que vivir en tan precarias condiciones sin renunciar a sus reivindicaciones ni la plaza del Arenal tenga que ver alterada su imagen con unos asentamientos impropios de la plaza principal de cualquier municipio.
La plaza del Arenal, emblema de la ciudad, sumamente fotografiada, referente del Jerez universal, debe ser preservada de todo aquello que desdice de su condición de plaza mayor. A ver si entre unos y otros se consigue devolver a nuestra señorial plaza la prestancia y empaque que siempre tuvo, cuando en ella aún resuena, junto al revoloteo de sus palomas, la voz y el duende de La Paquera que, al compás de bulería, nos sigue recordando aquello de “Jerez de la Frontera tiene una plaza que asombra de bonita a tó el que pasa”
(Artículo publicado en Información Jerez el pasado domingo 11 de diciembre y el día siguiente en VIVA JEREZ)
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