martes, 2 de abril de 2013

AGUAS MIL


 
Lo dejó escrito Antonio Machado: Son de abril las aguas mil. Sopla el viento achubascado, y entre nublado y nublado hay trozos de cielo añil. Agua y sol. El iris brilla. En una nube lejana, zigzaguea una centella amarilla.

Dice el refrán que «el invierno no ha pasado mientras abril no es terminado». El cuarto mes del año, del que se dice que es un mes revoltoso, se identifica con la inestabilidad atmosférica y con las lluvias, y por eso se dice que este mes tiene fama de informal y de traicionero. Esta inestabilidad se traduce en cambios de tiempo bruscos: días auténticamente primaverales alternan con otros más propios del invierno; los días soleados conviven con los cielos nubosos y con los chubascos y las tormentas, e incluso con noches de heladas («Abril puede traer rocío, y otras veces heladas y frío»; « ¡Ojo con abril, que es helador y sutil!»; «En abril la helada sigue a la granizada»).

Queda atrás un mes de marzo abrilado donde las aguas han estado demasiado presentes, más de lo que se necesitaban. Han vuelto a estar presente en los días de la Cuaresma y a ser protagonista en la pasada Semana Santa. Ya no es necesario sacar en rogativas al Cristo de las Aguas en San Dionisio para combatir años de sequía, ni mover el barco del santo titular de la ermita de San Telmo, ni organizar procesiones extraordinarias con la Virgen de la Merced para que lleguen las lluvias, sino todo lo contrario, rogativas hacen falta para parar las aguas y que ni el Guadalete se desborde más ni la Semana Santa huela más a humedad que a incienso y azahar.

La lluvia de todos estos años nos ha traído una nueva Semana Santa, con ropas más de zambombas que de primavera, con abrigos y bufandas en vez de mantillas y rostros bronceados por los primeros días de playas, con mucho frio en vez de ese calorcito que, a veces, hacía subir faldones y daba trabajo extra para los aguaores.

Pero, a su vez, estas aguas mil, nos está ocasionando nuevos modos y formas para la Semana Santa, treguas previstas entre chaparrón y chaparrón con las que antes no se contaba porque no existía tanta precisión en los partes meteorológicos y que está permitiendo nuevos planteamientos de recorridos en función del margen que se dispone. Las lluvias también han permitido ver cofradías  que ante la imposibilidad de llegar hasta la catedral se han refugiado en otro templo desde donde, tras realizar las oraciones pertinentes, han vuelto apresurados a casa, una forma de hacer Estación de Penitencia cuando la meteorología no permite otra cosa.

Nuevos tiempos que, si la tónica sigue siendo la inestabilidad meteorológica, traerán forzosamente, nuevas formas para la Semana Santa. Las cofradías siempre se han ido adaptando a los tiempos y en este acaso, también, deberán adaptarse no solo a los tiempos sino también al tiempo, porque es el tiempo el que quiere seguir siendo el protagonista e ir marcando las nuevas pautas de los nuevos tiempos semanasanteros. Valga este juego de palabras para hacer ver que de seguir la Semana Santa viéndose azotada por las lluvias y el mal tiempo habrá que replantearse muchas cosas, modificando normas y dando paso a iniciativas que vengan a ofrecer soluciones a todo el mal que ocasiona la lluvia para los cofrades y para la Semana Santa en general. A grandes males grandes remedios, el tiempo lo dirá.
(Artículo publicado en Información Jerez el pasado domingo 31 de marzo de 2013, Domingo de Resurrección, y ayer en VIVA JEREZ.)
 
Cristo de las Aguas de la iglesia de San Dionisio y el arco de acceso a su capilla antes de su restauración.


Fotografía de otros tiempos en la que podemos ver a la imagen de San Telmo procesionando por los alrededores de su ermita.
            

No hay comentarios:

Publicar un comentario