Será
el próximo sábado, Jerez se volverá a llenar de cirios encendidos, colmando de
luz a la ciudad. Jerez se llenará de sones musicales, de flores de primavera
cuando los naranjos callejeros están ya en todo su esplendor. Olores, de nuevo
a incienso, a cera derretida, y a azahares en flor, cuando hemos dejado atrás
una Semana Santa con demasiadas carencias provocadas, principalmente, por una
primavera que se resistía a llegar. La ciudad se vestirá de gala para
conmemorar, también, en este rincón del sur la proximidad del mes consagrado
históricamente a la Madre de Dios. Lo hará en el marco del Año de la Fe para
los católicos y en un mundo apagado por cuantos males nos azotan.
El
Vía Lucis del próximo 20 de abril será, otra vez, una explosión de luz y de vida,
por obra y gracias de unas hermandades y unas imágenes marianas que son capaces
de movilizar a toda una ciudad y, a su vez, atraer a miles de visitantes. Un
acontecimiento que, al igual que en Semana Santa, ya llena hoteles y desborda
previsiones, que hará, otra vez, que Jerez sea el centro de interés y
referencia para cuantos nos rodean.
Un
camino de luz (Vía Lucis) en una ciudad con demasiadas sombras, en el que se
unirán lo antiguo con lo moderno, estampas de ayer y de hoy, el centro con las
barriadas, lo divino con lo humano, y todo gracias a una religiosidad popular
que mueve, por su fe, montañas, con un poder de convocatoria qué más quisieran
para por si muchos partidos, organismos e instituciones de relevancia.
Catorce
imágenes de la Virgen, que son historia sentimental y religiosa de los
jerezanos, compondrán este Vía Lucis que, como ya ocurriera con la procesión
magna del año 2000, quedará en los anales históricos de la ciudad como una de
las jornadas más memorable y de mayor convocatoria que se recuerda. Un camino
de luz que vendrá a decirnos que la unión sigue haciendo la fuerza, que cuando
se lucha por un objetivo común anteponiendo el bien general a los intereses
particular se consiguen grandes logros y que, pese a quien le pese, la fuerza
del fenómeno de la religiosidad popular hay que seguir teniéndola muy en cuenta
porque sigue siendo, aparte de cuantos valores atesora para la Iglesia
católica, un gran potencial que mueve grandes masas y, por consiguiente, genera
riqueza.
La
ciudad se dispone a vivir este camino de luz que hará vibrar a jerezanos y
visitantes, esperemos que bajo ese sol que nos faltó el Domingo de Ramos, una
vez pasado ese septenario del dolor y del gozo que es para los jerezanos su
Semana Santa. Se inicia ahora la procesión de la luz, de los días y de las
horas en que Jerez y sus gentes se vuelven a encontrar a sí misma – ciudad y
pueblo- viviendo, bajo la luz, la epifanía de sus creencias más ancestrales
entorno a sus devociones marianas, la epifanía de sus sentires y de sus
estilos.
Sin
la luz nuestros ojos no captarían la belleza de las formas ni la fuerza del
color; no serían capaces de distinguir el brillo de cuanto nos rodea y nos
perderíamos en la nube de las sombras. Abramos, pues, los ojos a ese Vía Lucis
que ya alumbra Jerez y que nos llegará el próximo sábado para iluminar una
ciudad cansada ya de tantas oscuridades.
(Artículo publicado en Información Jerez el pasado domingo 14 de abril de 2013 y ayer en VIVA JEREZ).Añ0 1954. Procesión extraordinaria con motivo del Año Santo Mariano. Foto tomada en la Alameda Cristina ante el desparecido palacio de la marquesa de Salobral. |
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