martes, 22 de octubre de 2013

SEÑOREANDO JEREZ


 
 
La semana ha deparado noticias de lo más variopintas, desde la intención del Ayuntamiento de Jerez de poder anunciar la Feria Taurina de 2014, con la foto de Juan José Padilla que ha sido retirada por el Ayuntamiento de Barcelona; hasta la plaga de pulgas que ha afectado durante los últimos días al IES Asta Regia  y al colegio colindante, el CEIP García Lorca.  Pasando por la polémica en torno a la ampliación en 20 kilómetros del carril bici planteada por la Junta de Andalucía, el Congreso Caballero Bonald que este año ha tenido un matiz especial por el hecho de la dedicatoria a los Premios Cervantes, o la tan traída y llevada controversia con los palcos de Semana Santa tan demandados por muchos y tan criticados por algunos.

           Son noticias pasajeras que en unos días, cuando ya no sean actualidad, solo quedarán para consultas en las hemerotecas. Por eso hoy me quedo con lo que no es efímero, con lo que está cocido a la propia ciudad en un lugar bullicioso pero a su vez íntimo, un rincón del Jerez de siempre, donde, tras una reja y patio de naranjos se esconde una página de oro del sentir de la ciudad. Me refiero a San Juan de Letrán, el templo testigo de los tiempos de una ciudad que se mueve entre taxis que vienen y van, y tertulias de bar a la sombra de tambaleantes palmeras. La iglesia de la Alameda Cristina que conoció la entrega de San Juan Grande y que contiene tantas historias de milagros y devociones es la casa de Jesús Nazareno, el Señor de Cristina, el Señor de Jerez, de ese Jerez que une tradición y devoción, promesas con hábitos morados, añejas estampas con vivencias íntimas y personales,  que une generación tras generación con el Señor de la cruz a cuesta como eje.    

           Hay quien escribió que en Jerez, hablar del Nazareno es hablar de Jerez mismo, de su propia esencia, de su propia historia, de su pasado, de su presente devocional incluso. Es tanta su garra, tanta su tradición y tanto su calor popular, que, debido a que hace estación de penitencia en la madrugada del Viernes Santo, esta madrugada es conocida con el nombre de “La noche de Jesús”.  De ahí que, en la Madrugada del Viernes, se revivan escenas que hace decenas de años observaron muchos sin variación apenas.  Cuando el Señor de Cristina se echa a la calle por Semana Santa es la propia historia de la ciudad la que se pone en movimiento.

           Estos últimos días la imagen de Jesús Nazareno, que se venera en su templo de la Alameda Cristina ha sido, también, noticia, primero por su próxima restauración, lo que hará que esté retirado del culto durante un tiempo y por otro por haber sido designada para presidir el Vía-Crucis que organiza anualmente la Unión de Hermandades. Un Vía-Crucis que en el marco de la celebración de los 750 años de la reconquista cristiana de Jerez tendrá lugar por el interior del recinto monumental del alcázar. Mejor elección imposible.
 
Una reconquista cristiana que sigue aún latente cada vez que vemos a alguien acercarse a sus plantas intentando encontrar aquello que la sociedad sigue siendo incapaz de solucionar. Una sociedad que se debate entre un progreso, a veces mal entendido, una religiosidad y una cultura que ha hecho posible el ser como somos. Una historia que se cuela, día a día, entre los barrotes de la reja de San Juan de Letrán señoreando a Jerez.
 
(Artículo publicado en Información Jerez el pasado domingo 20 de octubre de 2013 y ayer en VIVA JEREZ)
 
Añeja fotografía de Jesús Nazareno en la mañana del Viernes Santo ya de recogida hacia su templo de San Juan de Letrán.
  

 

 

 

 

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