La
semana ha deparado noticias de lo más variopintas, desde la intención del
Ayuntamiento de Jerez de poder
anunciar la Feria Taurina de 2014, con la foto de Juan José
Padilla que ha sido retirada por el Ayuntamiento de Barcelona; hasta la plaga de pulgas
que ha afectado durante los últimos días al IES Asta Regia y al colegio colindante, el CEIP García
Lorca. Pasando por la polémica en torno a
la ampliación en 20 kilómetros del carril bici planteada por la Junta de
Andalucía, el Congreso Caballero Bonald que este año ha tenido un matiz
especial por el hecho de la dedicatoria a los Premios Cervantes, o la tan
traída y llevada controversia con los palcos de Semana Santa tan demandados por
muchos y tan criticados por algunos.
Son noticias pasajeras
que en unos días, cuando ya no sean actualidad, solo quedarán para consultas en
las hemerotecas. Por eso hoy me quedo con lo que no es efímero, con lo que está
cocido a la propia ciudad en un lugar bullicioso pero a su vez íntimo, un
rincón del Jerez de siempre, donde, tras una reja y patio de naranjos se
esconde una página de oro del sentir de la ciudad. Me refiero a San Juan de
Letrán, el templo testigo de los tiempos de una ciudad que se mueve entre taxis
que vienen y van, y tertulias de bar a la sombra de tambaleantes palmeras. La
iglesia de la Alameda Cristina que conoció la entrega de San Juan Grande y que
contiene tantas historias de milagros y devociones es la casa de Jesús
Nazareno, el Señor de Cristina, el Señor de Jerez, de ese Jerez que une
tradición y devoción, promesas con hábitos morados, añejas estampas con
vivencias íntimas y personales, que une
generación tras generación con el Señor de la cruz a cuesta como eje.
Hay quien escribió que en Jerez,
hablar del Nazareno es hablar de Jerez mismo, de su propia esencia, de su
propia historia, de su pasado, de su presente devocional incluso. Es tanta su
garra, tanta su tradición y tanto su calor popular, que, debido a que hace
estación de penitencia en la madrugada del Viernes Santo, esta madrugada es
conocida con el nombre de “La noche de Jesús”.
De ahí que, en la Madrugada del Viernes, se revivan escenas que hace
decenas de años observaron muchos sin variación apenas. Cuando el Señor de Cristina se echa a la
calle por Semana Santa es la propia historia de la ciudad la que se pone en
movimiento.
Estos últimos días la imagen de
Jesús Nazareno, que se venera en su templo de la Alameda Cristina ha sido,
también, noticia, primero por su próxima restauración, lo que hará que esté
retirado del culto durante un tiempo y por otro por haber sido designada para
presidir el Vía-Crucis que organiza anualmente la Unión de Hermandades. Un
Vía-Crucis que en el marco de la celebración de los 750 años de la reconquista
cristiana de Jerez tendrá lugar por el interior del recinto monumental del
alcázar. Mejor elección imposible.
Una reconquista cristiana que sigue aún
latente cada vez que vemos a alguien acercarse a sus plantas intentando
encontrar aquello que la sociedad sigue siendo incapaz de solucionar. Una
sociedad que se debate entre un progreso, a veces mal entendido, una
religiosidad y una cultura que ha hecho posible el ser como somos. Una historia
que se cuela, día a día, entre los barrotes de la reja de San Juan de Letrán
señoreando a Jerez.
(Artículo publicado en Información Jerez el pasado domingo 20 de octubre de 2013 y ayer en VIVA JEREZ)
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Añeja fotografía de Jesús Nazareno en la mañana del Viernes Santo ya de recogida hacia su templo de San Juan de Letrán. |
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