Cuenta la tradición que antes de la dominación musulmana de Jerez ya existía una ermita extramuros de la ciudad, cercana al actual arco del Arroyo. En dicha ermita se rendía culto a una Virgen bajo la advocación de Nuestra Señora de Guía.
La ermita de Guía es hoy sede de la Hermandad del Perdón y posee una rica historia llena de tradiciones y leyendas. Los cronistas aseguran que en la antigua ermita, ya que la actual fue realizada por iniciativa municipal en 1670, se produjeron hechos destacados de nuestra historia local, entre ellos el ser parada de la Virgen de Consolación a su llegada a Jerez en 1295 antes de ser recibida en Santo Domingo, ser lugar de culto y veneración de la Virgen del Socorro ,Compatrona de la ciudad, haber sido, desde 1539 hasta 1643, la primera sede los Agustinos en Jerez, sede fundacional en 1573 de la Hermandad del Santo Crucifijo de la Salud y lugar de manifiesta religiosidad popular del pueblo jerezano, sin olvidar la estrecha relación que guarda este lugar con la restauración de la acometida de aguas de los Albarizones, conservándose la anexa fuente de la Alcubilla.
El actual templo se levantó sobre el solar de la derruida ermita a expensas de los labradores jerezanos, motivo por el cual se acogió bajo el patronazgo de San Isidro Labrador aunque popularmente nunca ha dejado de conocerse como ermita de Guía. En el siglo XIX pasó a manos privadas cayendo en el olvido hasta que hace unos años la Hermandad del Perdón la recuperara para el culto católico.
Tanta historia y tradición merece que aquel lugar se le preste el interés y el decoro necesario para que la ermita de Guía no siga siendo un edificio desolado en medio de un descampado de tierra lleno de matojos y de ratas. Manolo Salado y sus gentes del Perdón llevan años pidiendo que aquello encuentre su urbanización definitiva, que la ermita y su fuente se vean realzadas entre jardines y viviendas que no la ahoguen, que las construcciones que rodeen tan histórico y emblemático edificio, no afeen sino complementen el entorno, que la ermita de Guía deje de ser un recuerdo del pasado en medio de un rotonda y oculta por una horrorosa valla, que los jerezanos encontremos allí un lugar agradable, grato para el paseo y para la convivencia, presidido siempre por la belleza de su espadaña, con su campana al vuelo y su rincón de oración para aquellos que necesiten el encuentro íntimo de su religiosidad.
La ermita de Guía lleva demasiado tiempo esperando que Jerez le devuelva ese favor que tanto vinieron a pedir los jerezanos en rogativas cuando aquello era un foco de espiritualidad, que se deje de tantos trámites burocráticos, de promesas que nunca llegan, de seguir viendo como la maleza sigue creciendo a su alrededor y el fango hace imposible su acceso cuando las lluvias arrecian.
Esa ermita que antaño fue guía y manantial donde saciar la sed de los jerezanos no puede continuar apartada de Jerez por unos accesos impresentables y un cerramiento que oculta lo que no debe ser ocultado. Urge su reurbanización definitiva, Cuatro Caminos es la puerta sur de Jerez y la ermita de Guía es la historia viva que recibe a todos los que nos visitan y despide a cuantos nos acercamos a la costa, la ermita de Guía es la vieja estampa de un Jerez de antaño con fondos de bodegas, es nostalgia fundacional para cofrades del Santo Crucifijo y devotos de la Virgen del Socorro, es provisión del arcediano de Niebla, recuerdos del padre Juan de Calahorra, jerezano y primer prior agustino de esta ciudad, añoranzas de un paseo arbolado que 1568 se construyó para unir, a través del abovedado arroyo de curtidores, la ciudad intramuros con este antiguo cenobio, pero sobre todo la ermita de Guía es, o parece ser, el eterno socorro de un lugar cargado de historia que ahora sólo tiene como destacados vecinos al Perpetuo Socorro de María y al Perdón de Cristo, dos nombres muy significativos.
(Artículo publicado en Información Jerez el 10 de junio de 2006. Los alrededores de la ermita se han adecentado y la Hermandad del Perdón ha anunciado que, proximamente, volverá a la Ermita de Guía tras el periodo de varios años en los que han tenido que permanecer en otros templos debido a las obras y a las consecuencias ocasionadas por las mismas.)
Aspecto que presentaba el interior de la Ermita de Guía en 1997 cuando la Hermandad del Perdón acomete las primeras obras de restauración en su nueva sede. |
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