Un
paseo por las calles jerezanas nos delata que la Semana Santa está cerca. Los
palcos ya instalados, los azahares colmando los naranjos, la actividad en los templos
y en las Casas de Hermandad nos viene a decir que estamos a las puertas de un
nuevo Domingo de Ramos.
Una
Semana Santa que cambia, con un inicio distinto de la Carrera Oficial, con
nuevas Cofradías, con novedades en todo lo referente a la seguridad y la propia
organización de la misma. Y reviviendo sentimientos se me viene a la mente
aquella Semana Santa de mis años infantiles. Era una Semana Santa que llegaba
tras un tiempo de vísperas mucho más vacío de contenido cofrade que ahora. Un
solo periódico “La Voz del Sur” donde el recordado Manolo Liaño, con su
particular estilo, copaba toda la información del mundo cofrade. Y junto a la
prensa escrita la prensa hablada, Radio Popular de Jerez y Radio Jerez, ni Onda
Jerez, ni ninguna otra emisora de TV, y menos aún los medios informáticos con
los que hoy contamos.
Llegaba
Cuaresma y con ella los programas cofradieros, “Cruz de Guía” en Radio Jerez y
“Carrera Oficial” en Radio Popular y más allá de nuestras fronteras, donde las
ondas alcanzaban y la Semana Santa seguía siendo fiel a sus más puras esencias,
“Saeta” en Radio Popular de Sevilla o aquellos otros programas que lanzaba “La
Voz del Guadalquivir” capitaneados por Agustín Navarro. Ese era un tiempo
mágico pegado al transistor, de impaciente espera, con espacios llenos de
noticias transcendentes y tertulias cargadas de contenido religioso.
Era
un verdadero tiempo de espera, cuando se vivía con impaciencia la llegada de
olores a incienso y sonidos de tambores, donde la música cofrade vibraba
después de mucho tiempo, donde todo se cogía con mucho más ganas porque durante
meses no habíamos tenido los cofrades nada de todo esto que tanto nos gusta.
Ahora
que todo se desborda, vivimos la Semana Santa todo el año, algo que para los
tortas nos sabe a gloria, pero también es verdad que las emociones de antaño ya
no son las mismas. Las torrijas nos gusta más en estas fechas, como los
polvorones en Navidad, aunque a nadie amarga un dulce sea la época que sea.
Aquella
Semana Santa de la Rotonda, hoy en día imposible por el número de Hermandades y
el aumento de público; de los grandes picos de pan, de los concursos de saetas
desde el balcón de la Caja de Ahorros, de los enormes reflectores de luz en las
recogidas, de las saetas de Ana María “La Jerezana”, de la banda de la Cruz
Roja y de los costaleros pagados, era una Semana Santa que poco tiene ya que
ver con la grandiosidad de la actual, entre otras cosas por el esfuerzo de los
cofrades y, también, por la aportación ciudadana que, al hacer uso de palcos y
sillas, han contribuido de forma importante a que la Semana Santa jerezana haya
alcanzado tan alto nivel.
Hoy
nuestra Semana Santa es otra bien distinta de la que muchos conocimos de
pequeño, hay quien pueda pensar que “cualquier tiempo pasado fue mejor” pero no
es así, porque la Semana Santa jerezana, como todo lo que está vivo, ha ido evolucionando,
siempre de frente y hacia arriba, solo hay que ver las imágenes y grabaciones
de entonces para darse cuenta de ello. Aunque en el fondo, como todo aquello
que forma parte de nuestra historia feliz, de nuestras ilusiones pasadas,
siempre queda un rinconcito para la añoranza.
(Artículo publicado en Información Jerez el pasado domingo 30 de marzo de 2014 y al día siguiente en VIVA JEREZ).
La estampa de la Virgen de la Soledad iluminada con el potente foco de la Marina Española sirvió para ilustrar el cartel de la Semana Santa jerezana de 1962. |
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