viernes, 29 de abril de 2011

EL MARCO DE LA BODA


       
      Jerez vive hoy un auténtico acontecimiento social y mediático con la boda del torero Julián López “El Juli” y Rosario Domecq, entroncada en tan afamada estirpe ganadera y bodeguera. Una boda que a nadie escapa estará rodeada de arte, no solo del arte de Cuchares, sino también de otro tipo de arte más bien relacionados con las formas, pues no es boda, esta de la mañana de hoy, de chaquetas quitadas a la primera de cambio, de modelitos explosivos que en cualquier momento parecen que van a reventar, de ternos brillantes de saldos, de corbatas cortadas y vivas insoportables. Porque, hay que reconocer, como muy bien apunta Francisco Bejarano, una cualidad de las clases altas que no se ha perdido y que ha sido asumida por casi todo el mundo en Jerez: su buen gusto, sus mejores modos, su sentido de la armonía y del saber estar, su humor inteligente y sus sabiduría para dejar pasar el tiempo como si fuéramos eternos.
     
       Y una muestra de ese buen gusto es el marco, o más bien los marcos, que tendrá la boda que se celebra hoy en Jerez y que llenará la prensa rosa los próximos días. Tres ejes monumentales tendrá el acontecimiento nupcial: El palacio Domecq de la Riva, de donde partirá la novia; la iglesia de Santo Domingo, donde se celebrará el enlace, y el Palacio Domecq donde tendrá lugar la celebración del convite.

        El palacio Domecq de la Riva, situado en la plaza de Rivero, es un notable edificio clasicista que en tiempos fuera de la noble familia de los Villacreces, cuya fachada, remodelada por el arquitecto Hernández Rubio, presenta, en su portada dos figuras de guerreros realizadas por el escultor valenciano Ramón Chaveli. Pasando el umbral de la portada y su espléndido cancel de forja podemos contemplar, más bien admirar, su patio empedrado entre portadas y ventanales de estilo renacentista, con escalera adornada de macetones y rico tapiz, grandes salones, sorprendente oratorio barroco con banco y sitial para el oficiante bajo dosel, espléndida biblioteca con balconada a la plaza y numerosas estancias decoradas al más puro estilo de la nobleza jerezana, donde aún pervive el espíritu de doña Petra, y de aquella insigne tertuliana Margarita López de Morla. Un marco perfecto para todo el ceremonial de una novia que partirá desde esta, su casa familiar, en busca del compromiso matrimonial.

         Y del palacio que fuera del primer Conde de Villacreces, al emporio de arte de Santo Domingo, con su portada de Consolación de 1719,, sus amplias naves, la principal del mejor gótico mudéjar y la de Consolación construida para atender la enorme devoción a la Virgen Consoladora, la capilla del Rosario un monumento al barroco andaluz, la capilla de Consolación con portada plateresca y un espacio interior de un barroquismo impresionante, el retablo mayor de una grandiosidad artística inigualable y una serie de capillas a cada cual más interesante. Un marco de arte para cualquier ceremonia de categoría.

        Y para culminar este recorrido artístico el palacio de Domecq, la muestra más monumental y elaborada de la arquitectura civil jerezana del siglo XVIII. El mismo palacio que fuese levantado, entre 1775 y 1778, por don Antonio Cabezas de Aranda y Guzmán, primer marqués de Montana y que en 1855 pasase a propiedad de la familia Domecq. Un claro exponente, por su inusitada belleza, de mansión señorial, en la cual aún perdura la huella de su exquisita decoración y del mimo por su conservación. Todo él precedido por otro Domecq, el marqués de los pobres, el Domecq al que Jerez levantó un monumento por suscripción popular y que también , como un familiar más, estará presente en el enlace.

         Ni mi padre que dedicó parte de su vida al noble oficio del enmarcado pensó nunca poner un marco tan artístico y monumental a imágenes de una boda.

        (Artículo publicado en Información Jerez el 20 de octubre de 2007. En el día que todos los medios de comunicación hablan de la boda del año que se celebra hoy en Inglaterra, recordamos en este artículo la última boda mediatice celebrada en Jerez)


Antigua instantánea del patio del palacio Domecq de la Riva

Capilla de la Virgen de Consolación del templo de Santo Domingo antes de la reforma acometida tras el Concilio Vaticano II


El marco de la Alameda Cristina ha cambiado con los tiempos, mientras el palacio Domecq ha contado con una perfecta conservación el de Salobral, que se encuentra al fondo, fue derribado en los años setenta del pasado siglo.


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