La liturgia es el orden y la forma que ha aprobado la Iglesia para celebrar los oficios divinos, así como el culto público y oficial instituido por otras comunidades religiosas.
Para la Iglesia Católica, la liturgia es el culto oficial y público que se tributa a Dios, según definió Pío XII.
La liturgia, que emplea un lenguaje simbólico, se vale de fórmulas litúrgicas, de materias litúrgicas, de libros litúrgicos y de actitudes y gestos.
Existe, por tanto, aunque no oficial, una liturgia, sananasantera que emplea un lenguaje simbólico (música, saetas, cánticos....), materias litúrgicas (cera, flores, incienso...) y una serie de actitudes y gestos (señal de la cruz, genuflexiones,.. ) que dan auténtico sentido de culto público a estas celebraciones. Sin embargo, existe una liturgia de siglos que hay que respetar aunque no esté escrita en ninguna Constitución sobre la Sagrada Uturgia, la liturgia de la Semana Santa urbana.
Existe una liturgia semanasantera que dice, entre otras cosas, que el nazareno es un anónimo penitente que ni pude ser identificado ni debe identificarse, que obliga al público a ponerse de pie cuando pasa una Cruz de Gula o un paso, que antepone una buena marcha a una mala saeta, que no hace de las recogidas el momento cumbre de la procesión en la calle, que los chismorreos de palcos deben acabar ante el paso de una Cofradía, una liturgia que da derecho al último tramo del cortejo procesional a ir ordenado y sin gentes de por medio desde que sale, hasta que entra, que los carritos de niños no son aptos para las bullas, que la presencia del sacerdote es necesaria para afianzar la condición eclesial de la Cofradía en la calle, que la indumentaria dice mucho de la categoría de una ciudad, que las gracias se hacen en los circos y no en los momentos de silencio y recogimiento, que no es ningún logro el poder colarse en el templo antes de la salida o en la recogida, que restringe el derecho a las fotografías o grabaciones a costa de lo que sea, que anula eI "guapo, guapo, guapo .y bonito, bonito...", que condiciona los aplausos a momentos excepcionales, que exige silencio ante los sones de la música de la Pasión y que los "oles" los manda a las plazas de toros, que hace que las miradas siempre se claven en Cristo o en María por muy bien que se cante una saeta o se lleve un paso, una liturgia sagrada que antepone el sentido religioso y el protagonismo a quien verdaderamente lo tiene, el que hace posible la Semana Santa, ese Cristo que ,junto con su Madre, se dispone a recorrer nuestras calles.
La Semana Santa es la gran fiesta religiosa de Ia ciudad y lo es porque los jerezanos y aquellos que nos visitan hemos sabido respetar, mayoritariamente, esa liturgia de siglos que forma nuestro inigualable patrimonio inmaterial, esa liturgia que se pone en marcha cada vez que se abre una puerta de un templo y sale una Cruz de Guía entre túnicas y antifaces, esa liturgia no escrita pero imprescindible para mantener ese acontecimiento religioso y singular que es cada año nuestra Semana Mayor.
La Semana Santa es la gran fiesta urbana, la gran fiesta de la ciudad, una fiesta que como todas las fiestas, tiene, también, sus normas de compartimiento, aquello que los cofrades preferimos llamar liturgia, porque en la liturgia está la historia de los acontecimientos salvíficos y el ejercicio del sacerdocio de Cristo, y porque como diría el genial Antonio Burgos:
"Quienes hablan de la feria como la fiesta de la ciudad no llevan razón. La feria es una fiesta que se hace en el alfoz, en un descampado y de antes de ayer. Nuestra fiesta de siempre, callejera, urbana, con sentido religioso muy difícil, entre Tártesos y Trento, entre la Romanidad y el Vaticano II, es.la gran fiesta que mañana comienza...
(Artículo publicado en Información Jerez el 8 de abril de 2006 en las vísperas de un nuevo Domingo de Ramos)
Fotografía de otros tiempos de la Virgen de las Angustias que hoy Domingo de Ramos hará Estación Penitencial en la Santa Iglesia Catedral de Jerez |
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