lunes, 25 de abril de 2011

TÓPICOS SEMANASANTEROS


Los cofrades sabemos que la Semana Santa nunca termina sólo pasa, porque el fenómeno de las hermandades no se supedita, en esta ciudad, a una semana al año sino que es una constante en la propia actividad local.
Pasó la Semana Santa con sus típicos y sus tópicos, porque año tras año se repiten las mismas sensaciones, las mismas formas, los mismos esplendores y, también los mismos tópicos. Tópicos de la Semana Santa jerezana que hemos tenido que volver a escuchar aún sabiendo que han perdido todo fundamento. Pero Jerez es amante de sus tópicos, esos tópicos pertenecientes o relativos a expresiones triviales o, excesivamente empleadas. Unos tópicos que en su mayoría, por serias investigaciones y por la propia evolución de nuestra Semana Santa carecen ya de base acreditada.
Los historiadores de la Semana Santa saben muy bien cuál delicado es el tema de los tópicos cofrades y a lo que se exponen si con teorías, bien fundamentadas, derriban tópicos de siglos. Afortunadamente muchos de estos nuevos investigadores han dado luz donde sólo existían teorías que caían por su propio peso. Ya se sabe que no todas las mejores tallas de Jerez son de la Roldana o montañecinas, que no todas las hermandades tienen la antigüedad que dicen o que algunos títulos se han sacado prácticamente de la manga. Pero es que, además, también han caído afirmaciones de caracteres propios de Jerez, cuando la vemos, en pueblos cercanos, hermandades que se pierden en los tiempos, con las mismas características que parecen ser exclusivas de aquí. Hermandades que se siguen  considerando de entre las grandes con menos nazarenos y menos compostura que otras de menor antigüedad y fama, tópicos de horas intocables y andares insufiibles frente a nuevas cofradías demostrando salidas en horarios antes impensables y recorridos en tiempos antes imposibles, tópicos que sobrevaloran una mala saeta acallando una buena marcha haciendo con ello flaco favor de la misma, tópico de lugares emblemáticos que han perdido atractivo, tópicos de una Semana Santa que se resiste a Ia evidencia de su propia evolución, a asumir que los tiempos cambian, que hay nuevas hermandades que empujan con fuerza  y otras, mucho más antiguas, que ya no necesitan llegar sino mantenerse.
Se sigue hablando del tópico de los hermanos mayores que trabajan en el Ayuntamiento cuando, en la actualidad, son poquísimos y de las casas de hermandad cuando todo el dinero no ha sido municipal.
La Semana Santa jerezana está llena de tópicos y cada año, a los tópicos típicos, que no se cansan de repetir comentaristas y publicaciones de guías superfluas, se le suman algunos nuevos que, como la marcha procesional que se pone de moda, nos viene machacando más allá de la propia semana mayor. Este año el tópico ha sido la Carrera Oficial con Ia pesadez de la pérdida de la plaza Asunción, cuando se cogía por la plaza Asunción y Santa Isabel el tópico era hablar de la calle Cruces y cuando la Carrera Oficial pasaba por Cruces el tema de conversación de cofrades y no cofrades era la problemática de la plaza de la Encarnación.
            Siempre hay un tópico para hablar y si no lo inventamos para justificar la no salida de una cofradía, los motivos de la colocación de palcos frente a cierta delegación municipal. El caso es que en Jerez y en el mundo de las cofradías gustan los tópicos, sólo hay que lanzar uno para comprobar con la prontitud que se extiende hasta el punto que hay quien lo tome como dogma de fe.
Y entre tanto tópico, quedémosno con los resquicios del humo de un incienso que aún se respira y que todo lo purifica, y la trascendencia de un Crucificado que ha paseado por nuestras calles el magisterio de un "perdónalos porque no saben lo que hacen". Eso si que no es un mero tópico, porque todo pasará, pasarán los tópicos y hasta la Semana Santa seguirá pasando año tras año, pero hay palabras que nunca pasarán porque son las que le dan sentido a esta fiesta del tópico del folclore y la cultura.
(Artículo publicado en Información Jerez el 14 de abril de 2007)


Este hábito nazareno que desde siempre se ha considerado como genuinamente jerezano forma parte del cortejo procesional del Nazareno de Arcos desde tiempo inmemorial.

Lo que en Jerez conocemos como "la vela" del Cristo de la Expiración no es más que un respaldo, según especifica el Padre Repetto en su libro sobre El Cristo de Jerez, que se colocaba en los crucificados antiguos para realzarlos, tal como vemos en este de la Vera-Cruz de Arcos de la Frontera.




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