jueves, 3 de febrero de 2011

EL PALACIO DE SAN BLAS


     EN LA FIESTA DE SAN BLAS PATRÓN POPULAR DEL BARRIO DE SAN MATEO

     Los turistas que próximamente visiten Jerez, tendrán la oportunidad de hospedarse en un nuevo hotel de lujo ubicado en el pa-lacio de San Blas, en pleno barrio de San Mateo. Este palacio, situado en la esquina de las calles San Blas con San Ildefonso, posee portada de reminiscencias góticas del siglo XVI, rico balcón esquinero con un magnífico trabajo de forja y en su interior un elegante patio del siglo XVII con arcos de medio punto y columnas de mármol. Al final de la fachada de la calle San Ildefonso, se levanta la portada-de la capilla conocida como San Mateo Chico, al ser edificada para atender el culto de la parroquia mientras duraban las obras de restauración que se acometían en ella por los efectos del terremoto de Lisboa de 1755.
Pero el encanto de este edificio no radica sólo en su valor histórico-artístico, sino también en el embrujo y la leyenda qué pesa sobre él al haber sido durante años la residencia de uno de los  más legendarios personajes de la sociedad jerezana José Domecq de la Riba, apodado el Pantera por la mascota que conservaba en una jaula y que era la mayor atracción de la casa, y por su aspecto de ojos verdes y mirada felina.
La Delegación de Promoción de la ciudad podría hacer una ruta de las historias y leyendas de Jerez de la Frontera en la que encontraría, por derecho propio, este palacio de San Blas, que fuese de los Ponce de León, y su singular propietario José Domecq de la Riba. Así los que visiten tan noble mansión, no quedarán, únicamente, asombrados por sus patios y jardines, por sus bellas vistas del Jerez musulmán, por su exquisita decoración o por las atenciones de un hotel de esa categoría, sino que también podrán vivir el embrujo de ver la sombra del Pantera con su copa de vino y su mayordomo con la botella en bandeja paseando por la plaza del Mercado o el viejo león Nerón rugiendo desde su cautiverio, las fiestas de grandes lujos y espectaculares coches, la botella de La Ina siempre dispuesta y la fama de un conquistador nato llenando de historias cada rincón de esa mansión que ahora renace de sus antiguos esplendores.
El barrio de San Mateo fue símbolo de ese Jerez profundo de enganches con los pescantes brillantes y burros cargados de le-che, de palacios con escudos y casapuertas encaladas, de levitas con botones dorados y alpargatas gastadas por el empedrado de las viejas calles, de salones con artesonados y viviendas con sala y alcoba; de leyendas rosas y doradas entre el murmullo y la discreción, la arrogancia y la supervivencia.
El palacio de San Blas será la vivencia de todo ello cuando se haga hotel y, el que allí pase unos días, se adentrará, casi sin proponérselo, en la esencia propia de la ciudad, sin necesidad de salir de sus renovadas dependencias, porque en la leyenda de el Pantera hay mucho de esta tierra.
En la entrada de la casa aún existe un azulejo que dice "tan bienvenidas son las visitas cuando llegan como cuando se van", una frase que define mucho al personaje que allí habitó y que quiso vivir a su forma, como se pretende que vivan los huéspedes de los grandes hoteles de lujo, a su forma, sin nadie que le moleste.
La buena vida, tan cultivada por Pepe Pantera, como también era conocido, no amarga a nadie; por eso ahora, cuando su residencia se convierta en un homenaje a la buena vida, que nadie critique a quien ya lo hizo, porque en el fondo, en cierta manera, a todo ser viviente le hubiera gustado ser, aunque sólo fuera un día, Pantera de Jerez.
Como a nadie escapa que será un gozo para los sentidos y una forma nueva de buena vida, desde un jakuzzi contemplar todo el paisaje de Jerez antiguo con la Catedral de fondo. Pero para eso tendremos que ser conscientes de lo que dice el otro azulejo de la entrada "La buena vida es cara, hay otra más barata pero no es buena", algunos dirán no es que no sea buena es que no es vida.
(Artículo publicado en Información Jerez el 4 de agosto de 2007.En tampoco tiempo transcurrido las obras en el palacio se paralizaron, el edificio se tapió, sufrió expolios, el atractivo proyecto hotelero quedó a la espera de tiempos mejores y hoy se teme que el abandono cause daños irreparables en su estructura)
Retablo cerámico de San Blas que se encuentra en la fachada del palacio



Entrada al patio del palacio.
Fotografía tomado en las últimas obras de rehabilitación


D. José Domecq de la Riba, conocido popularmente como "El Pantera", dueño y señor del palacio de San Blas, junto a la placa de entrada a su mansión.






1 comentario:

  1. La recuperación de este palacio, junto con la estructura social, cultural y vecinal del centro histórico debería comenzar, como punto de arranque, por la propia Plaza del Mercado, y desde ahí extenderse. Impulsar la plaza, como zona de museos (Museo Arqueológico, Colección Joaquín Rivero, etc.) y zona de ocio y cultura (quizás la conversión del Palacio Riquelme como Parador de Turismo) en un “eje flamenco” Centro Nacional de Flamenco – Barrio de Santiago. Y en ese mapa, el Palacio de San Blas optaría, como todo el barrio, a una recuperación digna y bien hecha, como se merece.

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