lunes, 21 de febrero de 2011

UNA DE CAMPANARIO


            La palabra "campanario" está de actualidad debido a la popularidad de la esposa del diestro de Ubrique que, desde que se vino a vivir a Jerez, parece haber aumentado, aún más, su fama.
Hasta ahora los únicos campanarios que tenían fama en Jerez eran los que se ubicaban en las torres y espadañas de nuestras iglesias y capillas. El de la torre de San Miguel, aquel que ya cantara Lola Flores y evocara el recordado poeta Julián Pemartín como el "del llanto de la doble campanada" en referencia a nuestra insustituible Madrugada Santa, aquel campanario que fuese reconstruido tras el terremoto de Lisboa de 1755 y que señala al cielo diciendo: "aquí está Jerez". El de Santiago con sus azulejos gitanos y su veleta del santo jacobeo. El de la torre de San Juan de los Caballeros, con su característico cupulín, que cobró popularidad por la famosa caída del rayo. El de la torre de la Victoria, construida entre 1636 y 1642 por Antón Martín Calafate, emblema de cuatro jerezanísimas calles. El del Carmen, que quedó solo al no construirse su hermano gemelo y que hoy se vuelve loco cada 16 de julio en honor de la Reina del Carmelo. Los campanarios regionalistas de las Reparadoras que permanecen mudos para no enturbiar el silencio eucarístico de su templo. La hoy desaparecida torre<ampanario de la Merced y por último la principal torre-campanario de Jerez, la de nuestra Catedral, la que mañana hará revolotear sus campanas en honor y gloria a Jesús Sacramentado.
Pero existen otros campanarios en Jerez que en fama y popularidad nada tiene que envidiar a las torres mencionadas y menos aún a la señora de Jesulín, son los ubicados en espadañas; aquellas que€ coronan nuestro pueblo como símbolo de su religiosidad. Espadañas que inundan el cielo jerezano desde La Plata a La Vid. Santiago, con su espadaña del reloj; San Marcos, con su hermoso campanario de Juan de Vargas; San Lucas con su doble campanario, uno sobre la fachada y otro más pequeño encima de la sacristía; San Dionisio con una espadaña-campanario culminando la histórica torre de la Atalaya y otra, también, sobre la sacristía; la de San Mateo, estampa eterna de la plaza del Mercado, Santo Domingo con su peculiar y típica espadaña del reloj con sus tres campanitas al vuelo y su otra espadaña de tres campanas oculta entre tanto emporio de arte; San Francisco con su espadaña inmaculada, San Pedro de populares campanas con su sonido castizo de un barrio decimonónico y señero. Sin olvidar los campanarios monásticos de esos conventos de clausura que llenan de espiritualidad nuestro viejo Jerez o esos otros pequeños campanarios que desde capillas y ermitas nos recuerdan, de vez en cuando, que las campanas son el mejor programa del corazón porque sus sonidos son la llamada más clásica al sentimiento, a las añoranzas, a las vivencias de un Jerez de antaño y a la verdad de un medio de comunicación unido al corazón jerezano, tan puro como ese aire que acoge sus sonidos y que se resiste a la contaminación de los nuevos tiempos.
Los campanarios de Jerez han sido la referencia de nuestro caminar entre históricas callejas llenas de sabor, los sonidos de merienda entre visillos de encajes y cierros de cristales, la algarabía de mañanas eucarísticas o tardes de novenas carmelitas, volteos en tardes de fiestas y sonidos apesadumbrados en citas luctuosas.
Los sonidos de campana han sido hasta llamadas escolares para formar filas tras el recreo y alegrías, con la boca llena de uvas, cada noche de fin de año.
Campanarios históricos y modernos, religiosos y civiles, grandes y pequeños, pero sobre todo campanarios de siempre porque forman parte sonora de la vida y la historia de cada uno, campanas que nos llamaron, a afrontar muchos momentos que jamás olvidaremos. En este país de tanto ruido y chabacanería, ojalá hablen más los campanarios y menos de "la Campanario". El gozo del espíritu nos lo agradecerá.
(Artículo publicado en Información Jerez el 17 de junio de 2006. Cerca de cinco años después "La Campanario" sigue estado de actualidad)
Desaparecido campanario del templo de la Merced. En la foto superior el campanario de los Hurones


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