sábado, 30 de julio de 2011

LA PLAYA DE JEREZ


        Existe un Jerez de puertas hacia adentro y un Jerez más allá de la Parra, allí donde El Cuervo se disputaba una calle para Jerez y otra para Sevilla; un Jerez que llega hasta una puerta de su nombre donde Sevilla empieza a ser centro, entre Jardines de Cristina, grandes palacios, viejas murallas, hermosa fuente y el arranque de una larga calle, llamada Avenida de la Constitución, que acaba en la principal plaza de la ciudad ¡Qué casualidad y que de similitudes entre la Puerta de Jerez de Sevilla y la Puerta de Sevilla de Jerez!
        Existe un Jerez que se prolonga hasta la capital del reino en donde unos jerezanos en la diáspora se encargan de que los olores de las vides de nuestra tierra lleguen al cargado ambiente madrileño.

        Y existe un Jerez que se estira hacia la sierra, haciéndose presente en el monumental Arcos entre recuerdos de un Obispo cosido al Evangelio y antiguos pasos de una añorada Semana Santa jerezana. Y existe, también, un Jerez camino de Medina, unido por la historia episcopal y por fincas de renombre. Y ¡cómo no! un Jerez sanluqueño con recuerdo de veraneos antiguos, de valioso retablo mayor donado a la cartuja jerezana para paliar los desaguisados desamortizadores, un Jerez presente en aquella calle del barrio alto donde se une la capillita de San Miguel con la portentosa iglesia de la O y el palacio ducal.
        Pero, sin lugar a dudas, donde Jerez se siente más Jerez fuera de su casa es en la Playa de Valdelagrana. La portuense Playa de Valdelagrana es para Jerez como ese sobrino que por no tener hijos se considera como tal, es esa casa que si estuviera en venta se compraba aunque su precio sea desorbitado, pero su valor sentimental lo merece. La Playa de Valdelagrana es para Jerez su asignatura pendiente, esa hija adoptiva que hubo que dejar porque tenía padres.

        Valdelagrana desde que solo era un trozo de playa entre un reducido espigón que se podía cruzar para ver el monumento a la Virgen, hasta el único bar de mampostería, que aún perdura de aquellos otros de tablas que con sus sombrajos eran un oasis en los días de levante.Desde entonces, desde que existían casetas, unas con grifos y otras no, desde que aún no se habían conmemorado los veinticinco años de paz, dando nombre a la principal avenida, cuando el Puertobahía y el paseo marítimo no eran ni siquiera proyectos, ya los jerezanos cogían sus bártulos y empinando una peligrosa cuesta del chorizo, dejando al lado el río Guadalete a su paso por el Puerto de Santa María, que servía, además, para saber si la marea estaba alta o baja, emprender el antiguo camino que desembocaba en una explanada que aún recuerda sus viejas duchas y su primitiva caseta de información.
       
        Hoy Valdelagrana ya no es la playa de las hamacas de madera, de las casetas con celosías en su parte superior o aquellas otras con añadidos de caña o de esterones, no es la playa de Luis, el gitano, vendiendo peines y tabaco en improvisado puesto montado en la mesa de un chiringuito, ni de los carteles grandes de "prohibido jugar a la pelota" donde se amarraban los bidones de basura para que no se los llevara la marea, hoy VaIdelagrana es una moderna y extensa urbanización que en verano alcanza una población mucho mayor que grandes ciudades españolas, pero que en el fondo guarda ese sentido de tierra prometida, aquella que, de niños, presentíamos desde los paseos de la Alameda Vieja, donde se huele el mar, soñando que un día solo tuviéramos que bajar la Alcubilla para adentrarnos en sus finas arenas.

          Valdelagrana siempre ha estado demasiado cerca pero a  la vez demasiado lejos de Jerez, demasiado cerca para hacer del roce el cariño, pero demasiado lejos para creérnosla nuestra. Valdelagrana es la playa de Jerez, porque parte del corazón de esta ciudad está allí, en aquel trozo de mar que le regaló a esta tierra jerezana una brisa apresurosa que galopa y corta el viento cuando pasa por El Puerto caminito de Jerez.
        
          (Artículo publicado en Información Jerez el 13 de agosto de 2005 y dedicado, en estos días de vacaciones, a todos aquellos que hacen de Valdelagrana su segunda casa)
Valdelagrana años cincuenta

Valdelagrana principio de los setenta

Valdelagrana años ochenta





1 comentario:

  1. Cuentan las malas lenguas,que hasta el ayuntamiento de Jerez se fue un portuense a solicitar un permiso para una caseta en Valdelagrana,cuando la funcionaria que lo atendio le aclaro que donde debia dirigirse era al ayuntamiento del Puerto,pues la susodicha playa pertenecia a dicha localidad, este hombre exclamo:!ve usted, eso es lo que yo queria que me dijeran,que valelagrana era del Puerto de Santa Maria.Bromas aparte,felicidades por el blog que acabo de descubrir y aun siendo portuense me declaro un enamorado de Jerez de la Frontera.

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