En el conjunto de templos históricos de Jerez no es la iglesia de San Juan de los Caballeros, a pesar de su antigüedad y su importancia monumental, ni la más primitiva, ni la más espaciosa, ni la que más arte atesora entre sus muros, ni la mejor situada por lo escondido de su emplazamiento, ni la más cercana a esa ciudad del flamenco en donde se le quiere integrar, ni siquiera la más emblemática dentro del mundo flamenco, ni la única que, en los alrededores necesita ayuda para arreglar los efectos del tiempo, ni la que mejor audición tiene, ni en la que más dinero ha empleado o viene empleando, el Ayuntamiento, ni la que menos horas permanece abierta de todos los templos enclavados en el casco antiguo, ni la que menos actos religiosos celebra de cuantas la rodean, ni la única que, sin ser ya parroquia, mantiene hoy cultos e imágenes de cierta veneración durante todo el año.
Entonces si San Juan de los Caballeros no es la iglesia de Jerez que más necesita salvadores por su futuro incierto como templo católico ¿Por qué San Juan? ¿Por qué nuestro Ayuntamiento se interesa por este templo para convertirlo en un salón cultural y no por otros? Quizás haya habido otras propuestas que se desconocen, pero lo cierto es que comprar un templo es algo arriesgado y más aún cuando es sede de una cofradía.
Los templos condensan gran parte de la historia de cada ciudadano, y el ciudadano desea vivir la añoranza de entrar en un templo y revivir, entre oraciones, emociones y experiencias, desea reencontrarse con su pasado, y muchas vivencias del Jerez católico aún perduran en San Juan. Entre los muros de San Juan aún resuena la personalidad del padre Castell, los acontecimientos militares de cuando era iglesia castrense, la voz de Pepe Domínguez reuniendo a capataces y costaleros ante su patrona la Madre de Dios del Rosario, los paseos de Juanelo y de Juan Pedro Bernal buscando enseres para su Hermandad del Amor, el viejo coro de las fotos de Rufino Pedrosa, los recuerdos de aquella capilla de Animas donde habitó la Amargura antes de ser la señora de la calle Medina, el revoloteo de un joven Miguel Perea y la señera presencia de un hermano Paco, Francisco Rodríguez Romero, abriendo de nuevo, con su Hermandad de la Vera-Cruz, la elegante puerta de la plaza Melgarejo.
San Juan está lleno de recuerdos para muchos jerezanos, en especial para los que vivieron aquel barrio escondido entre Justicia, Chancillería y Francos, con su plaza San Juan en el centro: donde Palomo, el de los zapatos, el tabanco de las piedras negras y Donaire daban vida a este rincón del Jerez añejo.
A nadie escapa que las necesidades pastorales de nuestra iglesia local no están precisamente en el Jerez intramuros y que, como decía el obispo Rafael, las iglesias no se pueden trasladar, desde sus cimientos, a sitios donde la demanda de atención religiosa es mayor. En definitiva, es preferible mantener el monumento en perfectas condiciones aunque pierda las funciones para las que fue levantado, a que la falta de medios haga que el deterioro sea ya irremediable. Pero existen soluciones intermedias que evitan situaciones drásticas, ni es la primera vez que se ofrecen actos culturales en lugares religiosos, como tampoco nos extraña ver celebraciones religiosas en el interior de recintos civiles. Por ello, es necesario que en estas negociaciones nadie salga perjudicado y menos aún una hermandad, como la de la Vera Cruz que, a duras penas, viene manteniendo un templo que es parte de la historia religiosa de Jerez, que abre todos los lunes para la contemplación y el rezo, que nos ofrece la belleza de lo clásico cada Cuaresma y Semana Santa, y que bastante ha pasado en sus anales con frailes y desamortizaciones civiles para que€ ahora de la calle vengan a echarles, de nuevo, de su casa, porque para los cofrades cada sede es una segunda casa, y ni los cofrades, ni ningún Evangelistas, de los cuatro que tienen casa en Jerez, merecen ser desahuciados.
(Artículo publicado en Información Jerez el 2 de septiembre de 2006. En aquel verano saltó la noticia que el Ayuntamiento jerezano estaba interesado en la compra de la iglesia de San Juan de los Caballeros para uso cultural, afortunadamente, viendo la situación municipal, la iniciativa no cuajó y el templo sigue abierto al culto católico. En estos días la Hermandad de la Vera-Cruz, que lo tiene por sede, viene acometiendo nuevas obras de mejora y mantenimiento.)
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