Leo con interés la profunda reflexión que mi compañero de pleno Luis Cruz realiza en Cofrademanía, así como tu aclaración a modo de respuesta sobre el complicado asunto del reparto de beneficios obtenidos por la gestión de la Unión de Hermandades y digo complicado porque solo el que está dentro sabe lo difícil que es ser justo e equitativo en este tema.
Todos los que formamos o han formado parte del pleno de Hermanos Mayores somos testigos, o lo hemos sido, de la controversia que este asunto ha suscitado desde hace muchos años, casi desde que las hermandades de gloria pasaron a ser miembros de pleno derecho de la Unión de Hermandades.
Y es que habría que remontarse a los principios para comprender de donde, a mi humilde entender, surge el problema.
Haciendo un poco de historia hay que partir de la base de que la Unión de Hermandades de Jerez se crea por los cofrades de las HERMANDADES PENITENCIALES DE JEREZ y para la SEMANA SANTA DE JEREZ.
Los primeros pasos se dan en el año 1937 con la constitución de una comisión ejecutiva nombrada por los representantes de la Hermandades Penitenciales de la ciudad. Uno de los primeros acuerdos de la entonces incipiente Unión de Hermandades fue “como puntos básicos de la reorganización de nuestra Semana Santa , establecer “una carrera oficial” para las distintas cofradías en su estación de penitencia anual, un horario determinado para su entrada en “carrera oficial”, solicitar del Excelentísimo Ayuntamiento la instalación de la mesa de comprobación de llegada y de una tribuna presidencial para las autoridades, en emplazamiento estudiado, a parte de las tribunas para el público, así como una subvención digna”.
La comisión Permanente del Ayuntamiento, en sesión de 29 de marzo de 1938, aprobó, entre otras cuestiones, una subvención de siete mil pesetas que deberían ser prorrateadas entre todas las hermandades de penitencia.
En 1944 se crea oficialmente la Unión de Hermandades de acuerdo con los deseos del Cardenal de Sevilla según las disposiciones del Sínodo Hispalense. Entidad que queda formalmente constituida en este año y que agrupa “a todas las cofradías de penitencia de la ciudad”. En el reglamento, aprobado por el Vicario General, queda establecido en su artículo primero que ”Con el título de Unión de Hermandades, las cofradías de Penitencia de Jerez de la Frontera , secundando los deseos de nuestro Amantísimo Prelado instituyendo la Comisión de Cofradías, que asume las representación de las mismas en lo que acate a la relación directa con el Excmo. Ayuntamiento y a la actividad propia de la organización de la Semana Santa”. En otro punto de este reglamento fundacional se especifica que entre la finalidad que tiene encomendada la Unión de Hermandades de cara a la Semana Santa está “Incrementar por lo medios autorizados las subvenciones y donativos que se reparten entre las Cofradías para contribuir a los gastos de su salida procesional”.
Y así hasta hoy, se perdió la subvención hace poco tiempo pero se ha mantenido esa “otra subvención” de la explotación de palcos y sillas con el fin que, al igual que ocurre con otras entidades, también las Hermandades puedan recibir ingresos extras.
Estos dos principios fundamentales “la estructuración de la Semana Santa de Jerez en todos los aspectos de su competencia” y “la representación de las Hermandades cuando actúan conjuntamente” han sido los pilares maestros en los que desde su fundación se ha asentado la vida de la Unión de Hermandades.
La Unión de Hermandades se creó, a modo de federación, aglutinando a una serie de entidades muy similares en todos sus aspectos, corporaciones todas penitenciales, bajo similares criterios organizativos e iguales fines, el problema surge en el momento en el que se incorpora a esta, hasta entonces Unión de Hermandades Penitenciales, las Hermandades de Gloria, instituciones muy dispares entre si y que nada tienen que ver con la Semana Santa. Esta Hermandades designadas para su incorporación no sabemos con qué criterio, pasan a formar parte de un organismo creado y madurado por las cofradías penitenciales y cuya vida gira, principalmente, en torno a la Semana Santa jerezana
Con los principios fundamentales antes expuesto poco puede aportar la Unión de Hermandades a esta corporaciones puesto que ni forman parte de la estructuración de la Semana Santa ni por sus peculiaridades particulares y distintas entre ellas necesitan de un organismo de este tipo que la representen conjuntamente. Por lo tanto poco, por no decir nada, han ganado tanto la Unión de Hermandades y las cuatro hermandades de gloria, Carmen, Rocío, Rosario y Sacramental de Santiago, con su incorporación, pues se puede decir que solo la obligación de esta queridas corporaciones de asistencia a unos actos y plenos ajenos a la propia condición letífica que les ampara ¿Qué sentido tiene que estén obligados a asistir a un pleno de toma de horas para la Semana Santa? ¿ Qué sentido tiene que tenga que asistir obligatoriamente a un pleno de informe de la Semana Santa? ¿ Qué sentido tiene, por tanto, la obligatoriedad de participar de un pleno de cuentas en el que la partida mayoritaria y casi única es los ingresos obtenidos por la Semana Santa? ¿Qué sentido tiene que tengan voz y voto en plenos extraordinario como el cambio de la carrera oficial, la procesión magna o cuestiones parecidas? ¿Qué sentido en definitiva tiene la pertenencia de unas instituciones de gloria en un organismo que por historia, tradición y fundamento gira casi toda su actuación en torno a la Semana Santa (su estructuración, su cartel, su pregón, sus plenos, sus comisiones, etc.)? Ahora mismo ninguno y por ello hasta ahora ni la Unión de Hermandades interviene en nada que compete a estas corporaciones ni ellas han supuesto labor alguna dentro del propio Consejo.
Por todo ello en mi opinión el asunto del reparto va más allá del criterio que se utiliza para el reparto de beneficios, quizás habría que reemplatearse de nuevo la esencia de nuestra Unión de Hermandades, buscarle sentido a ese grupo de hermandades de gloria intentando que tanto ellas como la propia entidad que las aglutina sean útiles el uno para el otro. Pero para ello habría primero que ver quienes deben de formar esta Unión de Hermandades, por qué y para qué, porqué unas si y otras no, (porqué Carmen si y por ejemplo Montañeses, Cabeza, Pastora, Sagrado Corazón, María Auxiliadora,etc, no) y sobre todo buscar cauces de financiación específico para este tipo de hermandades, tal como se realiza en Sevilla con los convenios de colaboración con entidades y organismos públicos y privados para la conservación y restauración del importante patrimonio que atesoran muchas de ellas.
Independientemente de la conclusión a la que se llegue con las corporaciones de gloria y su sentido dentro de la Unión de Hermandades, urge asumir que nuestra Semana Santa actual es un todo que incluye a hermandades y cofradías penitenciales canónicamente erigidas con el fin de realizar su Estación Penitencial en la Semana Mayor. Cofradías que van a carrera oficial porque quieren y pueden y otras que no van a carrera oficial no porque no quieran sino porque no pueden, porque no le dejan. Cofradías penitenciales que por su reconocimiento canónico conforman esa Semana Santa que en Jerez se inicia el sábado de Pasión y acaba el Domingo de Resurrección
A mi entender todas estas cofradías que conforman la actual Semana Santa jerezana, junto con las ya aprobadas, que están en puerta y realizan su Estación Penitencial tal como las demás pero en templo distinto, deberían “participar de los beneficios comunes obtenidos por la gestión del consejo de la Unión de Hermandades” tal como establece la norma y en la medida que se vea justo y necesario, unos porque son los generadores de esos beneficios, otros porque lo serán y lo necesitan para su pronta incorporación a la carrera oficial y otra, en este caso la Hermandad de la Resurrección porque, por el misterio que representa como colofón de la Semana Mayor, debe incorporarse a la nómina de hermandades que procesionan brillantemente por la carrera oficial con todos los honores y con la idiosincrasia que caracteriza a nuestra simpar Semana Mayor.
Nuestros mayores crearon una Unión de Hermandades para el esplendor de nuestra Semana Santa y buscaron los medios para que así fuera, hoy, siendo fieles a esos principios los beneficios de aquellos palcos y sillas, que un día pidieron venerables cofrades de la ciudad, siguen aportando engrandecimiento a nuestra Semana Santa. Hoy gracias a esos beneficios nuestra Semana Santa es muy distinta, no solo a la de hace más de medio siglo sino también a la de hace pocos años, solo hay que hacer un poco de memoria para darse cuenta que esos beneficios han hecho posible mejores bandas, grandes estrenos, importantes restauraciones, cuidados cortejos, mayor demanda de asientos por el nivel de nuestras procesiones y sobre todo mayor gloria a Dios y a su bendita Madre. Ahora, también gracias a esos beneficios, seguimos haciendo posible, aquello que diría Stravinsky ante “Soleá dame la mano” y uno de los grandes palios de Sevilla, “Estoy viendo lo que estoy escuchando y estoy escuchando lo que estoy viendo”.
Quizás ha llegado el momento que, al igual que hicieron los antiguos cofrades de las hermandades penitenciales, los cofrades de todas las hermandades de gloria se reúnan para unificar criterios, para poner en común sus carencias y necesidades, para formar una sección fuerte en la Unión de Hermandades que le fundamente, una Unión de Hermandades de gloria, que aporte ideas y compromisos que no obliguen a depender de unos ingresos que generan otros y que beneficie tanto a la institución aglutinadora como a las propias corporaciones, que de auténtico sentido a su pertenencia a una Unión de Hermandades que hace mucho tiempo dejó de servir solo para los días de la Semana Santa.
No, no cogemos el talón los Hermanos Mayores y salimos corriendo, porque en este mundo que hasta por hablar se cobra, los cofrades son el más claro ejemplo de entrega desinteresada, donde el dinero es desde siempre lo menos importante. Ni somos insolidarios, ni injustos u otros adjetivos, la historia ha demostrado que esto nos así y menos por una cuestión que va mucho más lejos de una cantidad económica, somos herederos de una historia con sus aciertos y sus errores, con sus acuerdos plenarios que hay que cumplir estemos de acuerdo o no, con el peso de unas instituciones a la que representamos y a la que nos debemos muy por encima de nuestra opinión personal y sobre todo con espíritu de servicio a Dios y a nuestros hermanos, a unas sagradas imágenes que son nuestro válido camino de salvación y a la que entregamos todo nuestro esfuerzo y devoción. Y todo ello con los medios que heredamos de nuestros mayores y con cuantos se nos pone a nuestro alcance para la mayor gloria de Dios y esa, entre tanta confusión y tanta mentira como nos rodea, sí que es la gran verdad de las Cofradías.
(Artículo publicado en COFRADEMANÍA.COM el 20 de julio de 2010. Hoy, de nuevo, se celebra el reglamentario pleno de la Unión de Hermandades de cierre de curso, memoria y cuentas)
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