En estos días por cuestiones urbanísticas ha sido noticia la histórica finca llamada Salto al Cielo. El Salto al Cielo es un cortijo situado a pocos kilómetros de Jerez, cerca de Cuartillos y en el camino hacia el Torno. Su origen es cartujano, cuando los frailes de Santa María de la Defensión deciden levantar un pequeño monasterio, próximo a la Cartuja jerezana, para acoger los capítulos que allí se celebraban y que por su importancia, dado que acudían priores de otros monasterios españoles, perturbaban la tranquila y silenciosa vida monástica. Esta finca fue utilizada, también, por los monjes para la cria caballar y de reses bravas, pasando finalmente a manos privadas tras la desamortización del siglo XIX.
El Salto al Cielo sorprende en el horizonte de los campos jerezanos, al estar situado sobre una loma y, principalmente, por la airosa cúpula con linterna de su circular capilla, única construcción que queda del primitivo cenobio cartujo, junto al pórtico de tres arcos de los pies, posible resto de un inacabado claustro.
Por el Salto al Cielo, junto a La Peñuela, propiedad de la familia Bohórquez Dómecq, los terrenos de la Cartuja de Alcántara, que fueron cartujanos por donación del fundador Alvaro Oberto de Valetos y los cortijos de Vicos y Garrapilos, actualmente propiedad del Ejército de Caballería, cabalgan o han cabalgado nobles caballos jerezanos, esas mismas caballerías que criaron con mimo los frailes de Santa María de la Defensión y que han pasado a la historia como el famoso caballo cartujano. Caballos de Jerez que tantos saltos han dado al cielo, como demostración de su arte, su elegancia y su poderío, caballos que llevan 25 años demostrando como bailan los caballos jerezanos en cada gala de de la escuela andaluza del Arte Ecuestre, siguiendo las enseñanzas que un día recibieron de ese caballero del caballo llamado Alvaro Domecq, caballos que inundarán estos días el real del González Hontoria con ese garbo cartujano de los terrenos del Salto al Cielo, de Alcántara, de La Peñuela, de Vicos o Garrapilo, caballos de paseo, de rejoneo, de enganches, para bailes y para el recreo de los sentidos, caballos para una feria que se enorgullece de su nombre.
Cuando en 1794 se establece una nueva sede capitular de los priores en la Cartuja de Valdecristo de Segorbe y el Salto al Cielo adquiere una función agrícola y ganadera, la iglesia que se levantó circular por su función capitular, pasa a ocupar funciones de ermita donde los monjes daban apoyo religiosos y espiritual a sus trabajadores; y lo que nació como una pequeña Cartuja se convirtió en un monasterio donde cultivar la belleza equina hasta el punto de hacerla famosa en el mundo y un referente jerezano para la universalidad de nuestra tierra.
Mañana domingo la oscuridad de la Feria dará un salto al cielo, y la noche se llenará de luces de colores, con el encendido de más de un millón de bombillas y con unos fuegos artificiales que darán el pistoletazo de salida a una ciudad en fiesta en torno al caballo. Un salto al cielo de luminosidad que, como la cúpula de la pintoresca capilla cartujana, se recortará en el horizonte jerezano, como una llamada a capítulo, a concentrarse en esa sala capitular de la alegría del arte y del señorío, para hablar y convivir en torno a cuantos nos une.
Mañana Jerez dará un salto al cielo para contemplar desde la visión que da las alturas, una ciudad efímera que necesita de gentes porque como diría Elbert Hubbard "triste puedo estar solo, pero para estar alegre necesito compañía", para desde una cabina de noria disfrutar por unos momentos de la visión global de una perspectiva única desde el cielo, para pasar unos días contentos porque ya lo dijo Lope de Vega "a nadie se le dio veneno en la risa". Tengamos la fiesta en paz y demos un salto al cielo porque comienza, con auténtica altura y grandiosidad, la exaltación de una raza.
(Artículo publicado en Información Jerez el 26 de abril de 2008. Mañana, un año más, daremos un salta al cielo con la prueba del alumbrado de la Feria del Caballo 2011)
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| Finca "Salto al cielo" |
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