sábado, 14 de mayo de 2011

LA VIGENCIA DE LO IRREAL

      
        Con un discurso sobre la vigencia de lo irreal, el escritor y editor Javier Marías, ingresó el pasado domingo, en la Real Academia Española, sustituyendo a Fernando Lázaro Carreter. En su discurso se preguntó sobre el sentido de lo imaginario, de lo ficticio, cuando, como decía Ciorán, hay tantas cosas reales en el mundo por las que interesarse. Las novelas consiguen a veces sumir al lector "en una especie de trance", hasta el punto de "sentir verdadera tristeza cuando sus páginas nos han dicho adiós".
   
       Pues bien, la Feria es la gran fiesta de lo ficticio, de una ciudad efímera que existe solo transitoriamente, como una novela, como un trance en que nos asumimos y que nos da tristeza decir adiós. La Feria es ficticia porque se vive de forma novelesca, embutiéndonos en ella desde un principio, pero desconociendo cómo vamos a terminar, y todo ello con una irrealidad vigente en el tiempo.
   
       Es irreal por muchos motivos, porque se utilizan conceptos que no existen. Se habla de una portada que solo es la cara principal del recinto ferial porque de portada de feria como aquí se entiende no tiene nada. Se hacen casetas que parecen cortijos, con sus azoteas y balcones pero todo es decorado y nada de ello es para utilizarse. Se difunde, hasta la saciedad, lo de "una Feria abierta" cuando todos sabemos que lo de abierto, a veces y en días concretos, se convierte en "casi-no" al restringir el paso a quienes no son socios . Es ficticio que se le llame caseta de Feria, a un espacio limitado por cuatro tablones de madera, pintada de forma futurista y con música estridente;  que se llame,  con la luz del día, alumbrado a algo que está apagado, que se cuente que se ha estado en la Feria  en "plan tranquilo", cuando la tranquilidad se busca en el campo pero no en la Feria , y sobre todo lo de "me voy a llegar un momento a la Feria ", porque la Feria está llena de momentos pero nunca de uno solo.
   
       Pero es que en el factor humano, desde que la Feria es Feria, sigue vigente la vanidad, aquel que se cree, por una semana, hidalgo caballero jerezano entroncado en la más aristocrática nobleza e intenta aparentarlo como sea, es irreal muchas de las apariencias; sigue vigente la falsedad, en los efusivos saludos con vigencia solo de esa semana, en las comidas de empresa con sonrisas forzadas, en las compañías por compromiso deseando que se vayan. Pero es que es, además, es irreal el compartir un baile cuando ni siquiera se sabe dar un pase de pecho, creerse acorde con la fiesta colocándose un sombrero, sea del tipo que sea, comer como en un restaurante o disfrutar de la Feria desde un botellón.
   
      Son solo algunos ejemplos de ese sentido imaginario que impera en la Feria y que, a pesar de lo irreal, sigue teniendo vigencia, sencillamente porque la Feria es así.
   
      Y todo ello, año tras año, sigue vigente en el real de lo irreal, en el real de ese mundo imaginario de cacharritos,de cruces de calles, de edificios sin cimientos, de portada y contraportada, como la novela que, aún sabiendo el final, se lee y se relee para degustar el sentido de lo imaginario, de lo ficticio; de todo aquello que nos hace apartarnos de la realidad, aunque solo sea en la lectura de un libro, o en este caso en la duración de una Feria.
   
      La irrealidad de la Feria sigue vigente porque como diría Ortega y Gasset "la humanidad, por lo menos la occidental, no habla en serio"  porque necesita vivir, aunque sólo sea una vez al año, esa especie de trance, que le hace ver las cosas de otra manera distinta a lo cotidiano, a lo real, a la seriedad del día a día, con sus oscuridades, con sus horarios, con sus puertas cerradas, con sus indiferencias humanas, con sus diferencias sociales, con sus intereses laborales, con sus hipocresías, con sus técnicas y sus conductas.
   
      En la Feria sigue teniendo vigencia lo irreal, porque en muchos casos es una válvula de escape para poder seguir afrontando la dura realidad, por eso y por tantas cosas la Feria sigue teniendo sentido, solo hay que quedarse con aquello que decía Antonio Machado: “Después de la verdad, nada hay tan bello como la ficción”.

      (Artículo publicado en Información Jerez el 3 de mayo de 2008)


Año 1962, Feria de Jerez. La escenografía es un elemento esencial de cualquier Feria.
(La imagen que encabeza el artículo corresponde a la producción de Víctor Herrero)



            

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