Generalmente se entiende por portada el frontispicio o cara principal de cualquier cosa. Jerez dejó de ser ciudad amurallada el día que, desafortunadamente, perdió sus puertas o portadas.
El siglo XIX presenció la desaparición de una gran parte de construcciones defensivas en toda España, entre ellas parte de las murallas y las puertas de Jerez. Tal como apunta el profesor y estimado amigo Fernando Aroca en su libro sobre arquitectura y urbanismo en el Jerez del siglo XVIII, por su carácter emblemático y función de nexo entre el Jerez antiguo y las nueva s zonas de expansión, las puertas no fueron impedimentos para los programas urbanísticos, sobre todo a la hora de proyectar la ampliación de algunos sectores, ya que exceptuando la de Rota, las restantes fueron piezas claves para la comunicación entre barrios.
La Puerta Real enlazaba el barrio de San Miguel con el intramuros; la Puerta de Sevilla servía de nexo entre el interior y la nueva plataforma de apertura que comprendía los Llanos de San Sebastián, Santo Domingo y el Arrecife Nuevo; y la Puerta de Santiago o del Olivillo abría el camino hacia Mesas de Asta y Trebujena. Luego estaban los postigos, de menor entidad que las puertas o portadas de la ciudad, como el del Arroyo, el del Algarbe, la Puerta Nueva de Chancillería o el de la calle Ancha.
Sin embargo, aquellas puertas o portadas mayores fueron derribadas en el siglo XIX con el fin de romper una división que parecía inquebrantable entre el núcleo medieval y.las zonas de expansión.
Hoy de aquellas puertas o portadas sólo nos queda el nombre, pero existe otra portada que se perdió hace menos tiempo y no por razones urbanísticas sino porque en su lugar se puso una especie de Exin-castillo que en nada viene a dar categoría ni al parque en que se encuadra, ni al evento al que sirve de frontispicio o puerta mayor todos los años, me refiero a nuestra añorada portada de Feria.
Nuestra incomparable Feria del Caballo necesita de su puerta mayor, de su portada principal que, como ornato de arquitectura, de paso suntuoso a tan emblemático lugar. A nuestra Feria le falta una portada a la altura de su categoría, y le falta a nuestra Feria porque le falta a nuestro parque, porque habiendo portadas, en nuestra ciudad, tan majestuosas como la de acceso a los jardines del Recreo de las Cadenas, por poner sólo un ejemplo, no puede quedar nuestro señorial parque González Hontoria y su Feria con una portada que no está, ni mucho menos, a la altura del evento anual que allí se celebra, ni del bello entorno donde se enmarca.
A nuestra Feria, y con ella a nuestro principal parque, le falta su gran portada de acceso, esa portada que nos indique que lo que nos vamos a encontrar dentro no es cualquier cosa, que Jerez sabe hacer sus cosas desde el principio al final con el mismo empaque. Que como ciudad efímera, también la Feria necesita su portada mayor nada de postigos, para eso están las otras entradas. Una portada que no haya que derribar por cuestiones urbanísticas, que sea tan digna de mantener en pie como la categoría de la propia ciudad y el espíritu de alegría que inunda su interior cada mes de mayo.
Nuestra portada de Feria, la portada principal que el parque de Jerez necesita, es nuestro pórtico de la gloria festiva de una ciudad con arte y señorío, una ciudad que no entiende de mediocridades ni de falsos modernismo sino que pide solo y exclusivamente estar a la altura de su historia y de su propia idiosincrasia.
Nuestros dirigentes tienen el reto de completar nuestra Feria con la gran portada señorial que le falta, la que perdimos hace años, cuando nuestra Feria no era ni la mitad de lo importante que ahora es. Para que la puerta de la Feria no se nos quede como aquellas otras puertas de la ciudad que sólo se distingue por el nombre, para que esta sea la auténtica Puerta Real que perdimos, la puerta de una realidad llamada Feria de Jerez.
(Artículo publicado en Información Jerez el 12 de mayo de 2007. A la Feria del Caballo jerezana le sigue faltando su gran portada ferial)
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