Autorretrato |
El Palacio de Villavicencio del Alcázar de Jerez acoge hasta el 18 de febrero la interesante exposición Francisco Pinto Berraquero, vida y obra de un escultor.
Francisco Pinto fue el gran genio de la escultura jerezana del siglo XX, completo artista que supo dominar perfectamente, por su formación y vocación, tanto la escultura, la imaginería, el dibujo como la pintura. A Paco Pinto lo conocí gracias a la amistad que tuvo con mi padre, mi padre le había comentado el apasionamiento que yo sentía por el mundo artístico y un día, allá por 1976 me llamó para que me acercara a su estudio de Diego Fernández Herrera, que quería que viera una imagen que acababa de tallar y estaba a punto de ser policromado por Manolo Prieto, era el Señor de la Misericordia de la Cofradía de Santa Ana, recuerdo que quedé sorprendido, no sólo con esa imponente obra que se mostraba ante mí con toda la fuerza de la madera hecha arte, sino también, con cuantas piezas se distribuían por su taller, especialmente con una repreducción de pequeño tamaño del Señor del Prendimiento,una obra admirable.
Posteriormente, Paco Pinto fue mi profesor de Historia del Arte y, como alumno suyo, pudo reafirmar no sólo su calidad artística sino, también, su excelente categoría humana. Era delicioso escuchar con la pasión que explicaba la historia del arte y especialmente cuando, dejando sus apuntes, se dedicaba a hablar de su experiencia personal, su gozo, su extremado placer, cuando, ante un trozo de madera, quitaba todo lo que para él sobraba y sacaba la maravilla que su genio había descubierto dentro.
Si interesantes eran sus explicaciones, aún más atrayente era dialogar con él antes o después de las clases, pues era en esos momentos cuando sus alumnos podíamos descubrir plenamente su grandeza como artista y como persona.
Confieso que mientras escribo estas letras sobre su memoria, tengo varios libros sobre la mesa, para poder escribir distintos artículos sobre su vida y su obra, pero creo que el mejor homenaje es su legado humano, esa humanidad que cautivaba a sus alumnos y que le hacía ganarse el interés por el arte y el respeto de todos.
Desde la segunda mitad del XVI, donde se puede decir que Jerez de la Frontera contara con una importante labor escultórica para abastecer en buena medida la demanda religiosa, no ha habido un escultor jerezano tan reclamado dentro y fuera de nuestras fronteras como Paco Pinto.
Un escultor de Jerez y establecido en Jerez con proyección internacional, del naturalismo a la abstracción, un reconocido imaginero de gran realismo y expresividad, un pintor que lo mismo dominaba el retrato que la potencia de la luz, un jerezano digno de ser artífice del paisaje urbano desde el gótico más puro de los pináculos de Santiago al movimiento más sugerente del monumento al arrumbador de la avenida de Europa.
Paco Pinto el escultor, el imaginero, el pintor, el académico, el licenciado por Bellas Artes de Madrid, el subdirector de la Escuela de Arte de Jerez, el discípulo de Marco Pérez, Capuz y Vasallo y el profesor que enseñó a amar el arte a tantos jerezanos, supo hacer realidad aquello que diría Horacio de que una pintura es un poema sin palabras, o aquello otro de Max Ernst de que el arte nada tiene que ver con el gusto, porque no existe para que se pruebe.
Paco Pinto, como Picasso, sabía distinguir perfectamente el pintor del artista, porque un pintor es un hombre que pinta lo que vende y un artista, en cambio, es un hombre que vende lo que pinta. Pinto, especialmente, al final de su rica trayectoria, vendía lo que hacía en su búsqueda de nuevas satisfacciones artísticas.
Una vida y obra que podemos contemplar en esa exposición que estos días se muestra en el Alcázar, que es el primer gran reconocimiento de Jerez a su genio, al gran genio de la escultura jerezana del siglo XX, Francisco Pinto Berraquero, un prestigio de artista y de persona.
(Artículo publicado en Información Jerez el 27 de enero de 2007. La familia de Francisco Pinto acaba de anunciar su intención de donar su extensa obra a la ciudad de Jerez por medio de una fundación que lleve su nombre.)
Año 1953. Paco Pinto junto al pintor Manolo Romero ante una copia del Cristo de la Defensión Año 1983. Pinto trabaja en el nuevo misterio de la Hermandad de la Exaltación de Jerez. |
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