Cuenta la historia reciente de esta noble y leal ciudad de Jerez de la Frontera, que un día llegaron hasta aquí los bárbaros. Bárbaro es el nombre aplicado por los antiguos griegos a todos los extranjeros que no hablaran su lengua. Cuando los romanos asimilaron la cultura griega se apropiaron del término y lo emplearon a todos los no incluidos en la civilización greco- romana, es decir en la civilización de entonces. Posteriormente el término bárbaro, por la forma en que actuaron en sus batallas, se relacionó al de vándalo, otra tribu que durante años asoló las costas mediterráneas y que cometieron tantos excesos en sus encarnizadas luchas que han hecho su nombre sinónimo de salvaje.
Pues bien, en esta ciudad de Jerez, antes de la llegada de los bárbaros, vándalos o salvajes, se construyó un merendero, cuya larga vida era apreciada por todos. Nació en 1903, en el primer cuarto del siglo XX, en un lugar idílico cercano al parque González Hontoria, a los pocos años pasa a formar parte de una noble familia de toneleros que lo adoptó y lo mimó como parte importante del núcleo familiar. Allí en "Villa Mercedes" nombre de la finca en la que pasó sus primeros años, disfrutó jugando con los niños de la casa, se vistió de gala para los días de feria, ayudó a ver partidos de fútbol, participó en comidas familiares, dio cobijo a invitados en grata tertulia, compartió riñas del abuelo José y se convirtió casi en un icono imprescindible de aquella finca que, para los niños era casi de cuento. El tiempo pasó, el merendero, se fue haciendo mayor y se mudó de casa, en su nueva vivienda, cercana a la Cartuja, se asomaba, día tras días, sobre las alta vagetación para saludar a los caminantes que salían o volvían a Jerez por el camino de Medina. Su cuerpo, aunque de arquitectura de hierro en todo su esplendor se fue debilitando y ante su presumible muerte, se le sometió a un largo tratamiento de donde salió completamente rejuvenecido, y, a partir de entonces, con la tutoría del Ayuntamiento, se colocó en la Alameda Vieja para atender a cuantos jerezanos y visitantes quisieran contemplar su singular silueta y asomarse a una de las mejores vistas de la ciudad. Pero como todo relato no tiene siempre un final feliz, resulta que una noche llegaron los bárbaros, vándalos y salvajes y lo apedrearon hasta quedar malherido, se denunció este maltrato, pero como siempre los maltratadores quedaron impunes y el merendero sin la debida protección, hasta que la otra noche de nuevo los bárbaros, vándalos o salvajes, terroristas de la violencia contra el patrimonio, le metieron fuego con el único objetivo de satisfacer instintos destructivos.
Ahora, antes de que se llegue a la destrucción total, las autoridades tienen la obligación de actuar con contundencia, para garantizar lo que a todos nos pertenece y para que hechos tan lamentables, en una sociedad civilizada como esta, no se vuelvan a repetir.
Las actitudes de bárbaros, vándalos y salvajes no caben en una cultura de respeto y civilizada. Quizás haya que empezar la "educación para la ciudadanía" enseñando lo que es civismo, lo que significa ser civilizado y dejar otras cuestiones para quienes corresponda, quizás haya que empezar por inculcar la importancia de respetar lo que es de todos, quizás se tenga que enseñar la cultura de lo que nos rodea y, como decía un comentario que leí estos días, que, en Jerez, la calle de "Zara-tara" se llama Honda y la plaza de las palomas se denomina Angustias.
El merendero que hace solo unos meses se instaló en la Alameda Vieja, con un presupuesto de 100.000 € y una restauración de tres meses a cargo de los dineros de todos, no es para recibir pedradas y meterle fuego sino para que Jerez lo disfrute porque es patrimonio de la ciudad. El Ayuntamiento tiene el reto de poner todas las medidas posibles para que estos actos tan lamentables no se vuelvan a repetir, el abuelo José conservó el merendero gracias a aquellas riñas, más o menos duras, a unos niños herederos de un tiempo, en ocasiones, mejor que el de hoy, ahora toca a las autoridades velar para que el precioso merendero no sea nunca más maltratado.
(Artículo publicado en Jerez Información el 12 de septiembre de 2009. Un año después el merendero de la Alameda Vieja sigue sin ser reparado mostrando aún los daños ocasionados por los vándalos)
Antiguo emplazamiento del merendero en el parque González Hontoria |
guau no sabia que donde voy a ir habia pasado todo eso y que se subia esa gente,gracias por decir de que se trata ese merendero xao
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