EN EL INICIO DEL CAMINO DE LA HERMANDAD DEL ROCÍO DE JEREZ AL ENCUENTRO CON LA BLANCA PALOMA
Corría la segunda mitad de los años setenta del pasado siglo XX cuando los cofrades de Loreto convivíamos con la Hermandad de Rocío en esa casa de la Virgen, hoy, más que nunca, casa y cobijo de todas las cofradías de Jerez, que es el real Convento de Santo Domingo de nuestra ciudad. Allí, cuando llegaba mayo, aquella réplica de la Reina de las Marismas, que tallara Pinto. pasaba de su altar, junto a la capilla del Sagrario, al monumental Retablo Mayor que dorara Antonio Leiznola en 1728 y que se atribuye a los prestigiosos entalladores Cristóbal de Guadix o Juan de Valencia. La Virgen del Rocío ocupaba, en el centro del altar, la hornacina-manifestador donde, tiempos atrás, se exponía al Santísimo, y, en este privilegiado lugar, entre santos dominicos, presidía sus cultos y permanecía hasta que de nuevo los romeros jerezanos volvían después de postrarse ante la Señora de Almonte.
Era, por entonces, hermano mayor, el también cofrade lauretano, José Bohórquez Mora-Figueroa y camarera de camino Soledad Oriol. Eran, también, los años, en que se renovaron las reglas de la hermandad, de la aparición de las peñas El Pastorcito Divino con sus famosos niñas, y El Tamboril, del estreno de la secretaría en aquellas dependencias de la antigua Hermandad de San José, de donde hubo que sacar muebles, cuadros, archivos y hasta un viejo paso con templete dorado, tiempos de esa comisión Pro Carreta que hizo posible que la Hermandad del Rocío de Jerez tuviera un digno altar caminante para su devoto Simpecado y acorde con la categoría de la ciudad.
Eran tiempos de Quico y Juan Bernal, de los hermanos de El Quema, de El Ajolí, El Cañizo, de Nicolás Domecq y de Felipe Morenés, del padre Paco y de Andrés Cano, siempre unido a la historia del rocierismo local.
Por Pentecostés las hermandades que radicábamos en Santo Domingo recibíamos corporativamente a los rocieros jerezanos y a su Simpecado, en aquella modesta carreta de madera que, un día, trajera Felipe Morenés de la sierra gaditana y adaptara la carpintería de Antonio Comes; le acompañábamos en su discurrir por el interior del templo hasta postrarse ante la Señora, que esperaba, un año más en el retablo mayor, entre salves de Paco Pinto y gritos de 'Viva la Blanca Paloma".
Pasaron los años y, los cofrades de Loreto, nos fuimos de Santo Domingo, siempre con la nostalgia de ver nuestro estandarte mezclado con los aromas a romero y a las flores del Simpecado, lleno de sones de flauta y tamboril, de volantes y del polvo de Doñana.
Veinticinco años después, volvimos, con motivo de nuestro cincuentenario, a Santo Domingo y ante la Virgen del Rocío, rememoramos aquellos tiempos de devociones compartidas, de intercambios de varas, de tertulias en Sacristía y de noches en el jardín dominico donde, en época primaveral y veraniega, se disfrutaba de ese cielo andaluz que dejó para la posteridad Antonio Gallardo en su pregón de la Concha, con aquel "Ave María" que hoy reza todo el mundo en el Rocío.
Por eso ahora que la Hermandad del Rocío de Jerez, cumple setenta y cinco años de su fundación , cuando ya su Simpecado no será el mismo, al igual que nuestro estandarte tampoco lo es, cuando la historia nos lleva por otros caminos, con otras formas de catequesis itinerantes como hermandad penitencial que somos y con unas sedes que ya no compartimos; vaya la felicitación más sincera por estas bodas de diamante que con tanta participación y fundamento celebra la hermandad rociera, porque en el fondo nos une lo mismo, ese fuego del camino de la devoción a la Madre de Dios. La misma devoción que llena, cada lunes, la iglesia de Santo Domingo, cada Pentecostés la aldea almonteña, cada Viernes Santo la calle Bizcocheros y cada instante el fervor mariano de nuestros corazones por esa Virgen, sin más apelativos pero con distintos gestos, que no es obra humana porque sabemos que bajó del cielo una mañana.
(Artículo publicado en Información Jerez el 28 de octubre de 2006 con motivo de la efeméride de las Bodas de Diamante de la fundación de la Hermandad del Rocío de Jerez)
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