El convento de Santo Domingo de Jerez se ha convertido por su historia, su arte, sus grandes predicadores, su marianismo y su enclave en todo un referente de la ciudad.
Los dominicos que; al igual que todas las órdenes religiosas, no pasan por los mejores momentos en cuanto a vocaciones, tuvieron en la antigüedad una importante presencia en estas tierras. Un cronista afirma que en 1752 eran 113 los religiosos, y el convento de Jerez estaba considerado como la tercera Casa de la Provincia Bética, y en su recinto se celebraron cinco Capítulos provinciales y dadas sus magníficas relaciones con el Ayuntamiento de la ciudad, en no pocas ocasiones tuvieron lugar en el convento las reuniones del Cabildo civil y de las Juntas de la Nobleza.
Santo Domingo fue sede de estudios superiores de Artes y Teología, y primer impulsor de una Universidad jerezana, fue uno de los templos demás culto de toda la ciudad, con diversas Hermandades y una solemnísima procesión del Corpus.
El convento de Santo Domingo fue con el correr de los siglos "madre fecunda de varones insignes, dignos de su virtud y por su ciencia" en palabras del Beato Diego José de Cádiz; entre otros fray Martin de Cañas, Juan de Lebrija y Diego de Villavicencio, conquistadores junto a Pedro de Vera de las Islas Canarias, los evangelizadores en tierras americanas fray Reginaldo Galíndez e Iñigo de Carrizosa; los insignes predicadores fray Agustín Salucio y Domingo Canubio; destacando especialmente la figura de fray Andrés Ruiz, religioso santo y sabio, aI que el Ayuntamiento de Jerez dedicó una lápida en 1797, año de su muerte, y cuyos restos están hoy en una urna de mármol de la capilla del Rosario.
El carisma de los hijos de Domingo de Guzmán ha sido una constante en la vida local, aún son recordados por su importante labor nombres como el padre Nicasio de Santo Tomás, impulsor de las milicias angélicas; fray Antonio García del Moral, prestigioso teólogo o el padre Ernesto Cañizares, profesor de filosofía, que cambió la vida monástica por la iglesia doméstica.
Más recientemente aún revolotean los recuerdos del lego Fray Domingo, un enamorado de María, que no se podía adivinar si era más fraile que cofrade o más cofrade que fraile, o el padre Plaza con su imponente figura, fray José Gabriel, de interesante oratoria, o el padre Ramón, místico, extremadamente culto y artista de bellas acuarela; el padre Agustín López, santo y seña del rocierismo jerezano o su tocayo el padre Agustín Turrado un gran impulsor de la orden y de la devoción al Rosario, en los años que estuvo destinado, como prior en el convento jerezano.
El padre Agustín Turrado ha sido el último de ellos en marcharse con su predicación itinerante, con su figura inquieta, con su flequillo travieso, con su peculiar estilo de predicar, a esa comunidad de dominicos eternos que siguen creando cátedras con las enseñanzas que dejaron aquí en la tierra.
El padre Agustín Turrado ha sido la última gloria dominica jerezana en marcharse de este mundo, atrás ha dejado a buen puñado de amigos jerezanos, una biografía ejemplar desde el púIpito o desde los medios de comunicación, en la conversación y en el servicio a la iglesia. El padre Agustín alternó prácticamente durante toda su vida la docencia con las tareas de gobierno, desde su condición de licenciado en sagrada teología por Salamanca y doctor en derecho canónico por la universidad pontificia de Santo Tomás de Aquino de Roma fue profesor en Granada, Alcobendas y en los seminarios de Tenerife, Jerez y Almería y prior de conventos de postín como Granada, Málaga, Jerez, Candelaria en Tenerife y finalmente en Almería
Santo Domingo imprime carácter y de eso podemos dar fe los cofrades de Loreto y muchos otros más, gran culpa de ello lo tienen dominicos como Agustín Turado, sabio por sus estudios, admirado por su cordialidad y eterno por su espiritualidad.
(Artículo publicado en Información Jerez el 18 de febrero de 2006 con motivo del reciente fallecimiento del padre Agustín Turrado. En la actualidad el convento de Santo Domingo sigue siendo noticia debido a las obras que se vienen realizando en las antiguas dependencias conventuales.)
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