viernes, 4 de marzo de 2011

PRIMER VIERNES DE MARZO


DEDICADO A LOS COFRADES DE LA HERMANDAD LAS TRES CAÍDAS
De la mano de mi abuela Encarna, un primer viernes de marzo, inicié mi camino a la jerezana iglesia de San Lucas. Aquel día sentí por vez primera, la magia de la primavera. Fue como ir descubriendo una luz, unos olores, una alegría en el ambiente que inundó mis sentidos.
Los niños que vivíamos en el centro, en muy contadas ocasiones, nos llevaban al Jerez intramuros, aquello era una ciudad casi desconocida, un mundo por descubrir.
De aquel Jerez de angostas callejuelas y empedrado pavimento sólo había visto algo con motivo de la Semana Santa, del resto del viejo Jerez poco o nada conocía,
Aquel primer viernes de marzo, camino de San Lucas, fue todo un compendio de momentos para el recuerdo. La plaza Rivero aromada de azahares, la Tornería que me pareció eterna, la solemnidad del entorno del Carmen; la Carpintería Alta, donde Jerez se hace auténticamente histórico; el colegio del Salvador, que mi abuela conocía muy bien pues allí había pasado la mayor parte de su vida y por último la iglesia de San Lucas; la entrada en el templo y la llegada ante el Cristo de la mirada valiente y atenta, el Cristo de tantos misterios inexplicables desde la perspectiva humana.
Ayer todo fue igual, las mismas calles, las mismas colas, los mismos sentimientos y el mismo Cristo valiente recibiendo peticiones. Han cambiado algunos edificios, cambian las gentes y cambian las mentalidades pero el Cristo es el mismo, no ha cambiado nada, sigue mirando atentamente y atendiendo al que llega, sigue aguantando ese leño con una fortaleza de hierro. Sigue allí, en San Lucas, convocando cada primer viernes de marzo a miles de jerezanos, y cada uno con su porqué.
El primer viernes de marzo en Jerez, y en otras muchas ciudades españolas, es el triunfo de la España de siempre, de esa España ancestral que se niega a perder la cultura de sus propios sentimientos, la cultura cristiana que ha hecho grande a Occidente; de esa España que no se deja manipular ni por los intereses partidistas de un laicismo que no se corresponde con la realidad, ni por aquellos que se sienten impotentes para controlar tantas manifestaciones de religiosidad como siguen aflorando por todos los rincones de nuestra geografía.
El primer viernes de marzo es una llamada de atención para que ni se intente aniquilar ni se ignore una realidad que está ahí, le pese a quien le pese. Las creencias de un pueblo que no entiende de globalización. Y no entiende de globalización porque pertenecen al globo de cada uno, a ese globo que se llena en tantos momentos que se necesita de aire puro para poder respirar, ese mismo globo que cuanto más se pise, más engorda, si se aplasta por uno de sus lados se infla por otro, fortaleciendo su interior.
Hoy las cosas de la Iglesia no están de moda, y no están de moda porque a ciertos poderes no interesa que estén de moda, porque las conciencias también votan, y hay principios que convencen más que otros, valores a los que no se renuncian e independencias que no son negociables. Veinte siglos después sigue molestando el poder de convocatoria de un Hombre que vino a poner las cosas en su sitio y continua atrayendo a grandes masas a su alrededor. Molesta porque cuántos dirigentes querrán para sí ese acompañamiento de cada Miércoles Santo tras el Señor Caído o tener  a las puertas de la sede de su partido en Madrid las colas del Señor de Medina-Celi, o que al salir de su casa encontrarse con la muchedumbre que espera la salida de la Macarena, o llenar con miles de personas explanadas en el extranjero como lo hace el Papa.
La historia ha demostrado que el pueblo es sabio y sabe dar a cada cosa la importancia que tiene. Por eso ayer al igual que hace años, aunque no esté de moda, hubo abuelas con niños de la mano camino de San Lucas.
(Artículo publicado en Información Jerez el sábado 3 de marzo de 2007)


Fotografía antigua del interior del templo de San Lucas cuando aún conservaba el coro al fondo de la nave central

Foto tomada desde el desaparecido coro de la iglesia de San Lucas






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